martes, 10 de julio de 2018

Edith Södergran el manifiesto personal de una poeta única.




A principios del siglo XX, desde una alejada aldea de lo que es hoy Rusia, una mujer publicó un manifiesto personal. Y pasará, sin saberlo ella, por la primera poeta vanguardista Sueca-Finlandesa.

Armando Enríquez Vázquez

En los años que cientos de pretendidos artistas y socialités se codeaban con los verdaderos creadores de las vanguardias artísticas en Europa, una mujer lanzaba un manifiesto en sueco titulado Individuell Konst, desde el pequeño poblado de Raivola parte de Suecia en esos momentos, después de Finlandia, hoy de Rusia y llamado Rostjino. El año era 1918 y el nombre de la escritora Edith Södergran. Su texto, muestra de la llegada de las vanguardias a Finlandia, defiende la individualidad del arte y su fuerza nacida de esa misma singularidad.
Edith Södergran nació en San Petersburgo el 4 de abril de 1892. A los pocos meses de haber nacido, la familia se mudó a Raivola donde el abuelo de Edith compró una casa para la familia de su hija. El padre, Matts Södergran se convirtió en dueño de un aserradero. Ambos padres tenían una historia de tragedia anterior al matrimonio, Matt era viudo y había perdido a dos hijos pequeños. La madre, de nombre Helena, había perdido un bebé, también, de un amorío extramatrimonial. Helena era heredera de un rico terrateniente de Raivola.
El matrimonio nunca fue estable y el esposo abandonaba la casa por temporadas que cada vez se fueron haciendo más largas. Edith fue una niña introvertida con pocos amigos y en un punto de la vida su madre decidió adoptar, si no legalmente, al menos en los hechos a otra niña para que sirviera de hermana a Edith. Esta chica llamada Singa, en ocasiones regresaba a ver a su familia biológica, en una de estas ocasiones, Singa fue arrollada por el tren y Edith años después le dedicó un poema.
Edith fue una estudiante excepcional, en 1904 su padre fue diagnosticado con tuberculosis. Matts murió tres años después. Edith fue contagiada por su padre y en 1909 a los 17 años fue diagnosticada con la enfermedad. Tal vez, la tuberculosis que la enfrentó desde la adolescencia con la posibilidad de la muerte, fue una de las mayores condicionantes de la temática de su poesía. Las instrucciones médicas la llevaron primero a un hospital finlandés en el poblado de Nummela y más tarde en 1912 el tratamiento y gracias a las posibilidades económicas de su madre, la llevaron a mudarse a Davos en Suiza, a una afamada clínica para el tratamiento de la tuberculosis, fue ahí donde amplió su espectro cultural.
Por los orígenes suecos de sus padres Edith hablaba y escribía en ese idioma, conocía el ruso y el finlandés también, pero mejor que el sueco Södergran dominaba el alemán, conocía bien la obra de Nietzsche y de Heine y estaba profundamente influenciada por el primero. Estudió inglés e italiano para leer autores como Dickens en su lengua. Pero la lengua en la que ella decidió crear su obra fue el sueco. En otoño de 1916, en plena I Guerra Mundial y cuando Edith tenía 23 años se publicó su primer libro de poemas titulado Dikter que en sueco significa literalmente “Poemas”. Entre los poemas del libro se encuentra el siguiente.
IV
Buscabas una flor
Y encontraste un fruto.
Buscabas una fuente
Y encontraste un mar.
Buscabas una mujer
Y encontraste un alma –
Estás decepcionado. (1)
Su producción literaria se reduce a cinco libros de poemas, uno de aforismos y dos inéditos más de poemas.
Otra de las grandes aficiones de Södergran fue la fotografía, ella tenía una de las populares cámaras de Kodak conocida como Brownie, pero como muchas otras cosas en la vida de Edith su afición a la fotografía fue aniquilada con la Revolución Rusa, pues los fondos de la familia fueron congelados y ella y su madre se vieron de pronto sumidas en la pobreza. En 1917, el 6 de diciembre, Finlandia declara su independencia, Södergran y su madre rentan la villa en la que viven a las fuerzas conservadoras.
A pesar del aislamiento geográfico, Södergran mantuvo a lo largo de su vida correspondencia con diferentes intelectuales suecos, finlandeses y alemanes. A los que conoció durante su estancia en Davos y los recorridos que hizo en esa época por otras ciudades suizas y alemanas. A finales de 1922 y principios de 1923 la tuberculosis se agravó y finalmente Edith Södergran murió el 24 de junio de 1923 a los 31 años.
La importancia e influencia de Södergran en los poetas de su generación y más jóvenes tanto de Suecia como de Finlandia no es cosa menor, ella es una de las voces que decide romper con la poesía tradicional basada en los lugares y leyendas locales a través de una voz personal, íntima y única. Utilizando el verso libre y una temática que va desde lo místico hasta su propia sexualidad en el sentido más sencillo como puede ser su cuerpo.
Un Deseo
De todo nuestro mundo bañado de sol
No deseo más que un banco de jardín
Con un gato tomando el sol…
Ahí estaría sentada
Con una carta sobre el pecho,
Una única carta breve.
Así es mi sueño… (1)


(1)    Traducción de Neila García Salgado tomada del Libro Encontraste un alma. Edith Södergran. Poesía Completa. Editorial Nórdica. 2017



publicado en mamaejecutiva.net el 2 de julio de 2018 
imagen: commons.wikimedia.org

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