jueves, 26 de febrero de 2015

Desaparecer a México.


Las cifras oficiales y extraoficiales no mienten a diferencia de las autoridades.

Armando Enríquez Vázquez

¿De que se extrañan los funcionarios de nuestro gobierno cuando la ONU dice que en México las desapariciones forzadas están generalizadas en gran parte del territorio nacional? ¿Cómo se atreven a mostrarse molestos por la respuesta del organismo internacional a los datos amañados que la cancillería presentó en Ginebra?
Yo quiero invitar a los secretarios de Gobernación y Relaciones Exteriores a caminar por cualquier estación del metro de la Ciudad de México para que se den cuenta de la cantidad de comunicados  del Centro de Atención a Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA) que están pegados en los pizarrones de comunicación con mexicanos de todas las edades que no están en sus casas. Qué vean cuantas veces aparecen diferentes llamados de la Alerta Amber en los canales de televisión pública. Qué revisen a las fuentes serias que constantemente mandan mensajes en las redes sociales sobre personas desaparecidas.
¿Qué no leen los periódicos de nota, para darse cuenta que más allá de los cuerpos que a diario aparecen en Estado de México, el país está lleno de fosas con cadáveres que carecen de una identidad?
Creo que es  muy significativo y a la vez muy aterrador que exista una generación de futuros mexicanos considerando posibilidad de desaparecer como algo normal.
En noviembre de 2014 el Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) dio a conocer que el año pasado fue el peor en cuanto a número de desaparecidos en la historia de México. Hasta octubre de 2014 el RNPED recibió 5,098 denuncias por desaparición. Esto es que lejos de vivir seguros los mexicanos, vivimos en un estado fallido que cada día pierde más terreno frente al crimen organizado. Lo más triste e indignante es que este registro forma parte de la Secretaria de Gobernación, entonces ¿Por qué se molesta el Secretario del ramo con las recomendaciones de la ONU? ¿Qué no sabe a lo que se dedican las diferentes aéreas de la dependencia a su cargo?
Cinco mil desapariciones fueron denunciadas en diez meses. ¿Cuántas no lo fueron?
En México todos los días hay ciudadanos que desaparecen, víctimas de la incapacidad del gobierno de proteger a la población. Víctimas de una política de seguridad que lejos de proporcionar a los mexicanos la tranquilidad, se ha dedicado a señalar con un dedo temeroso a todos los posibles culpables sin actuar en su contra ni por equivocación.
Un gobierno que incapaz de reconocer a las fuerzas del orden, ha sido sobrepasado por la iniciativa privada que salió al paso y la defensa del ejército antes que el gobierno federal. El presidente tuvo que rectificar y hablar bien de las fuerzas armadas esta semana.
Un gobierno federal que en casos como el de Michoacán ha decidido actuar en contra de los ciudadanos y a favor de los grupos del crimen organizado. Un gobierno empeñado en minimizar lo que pasó en Iguala y que va más allá de la desaparición de los estudiantes, en Guerrero el problema del crimen organizado y de la represión no radica en un presidente municipal que después de meses de haber sido detenido al parecer no ha dicho nada y la autoridad competente, en este caso la rápidamente fatigable PGR, parece no estar preocupada por obtener una declaración del corrupto exfuncionario o no nos ha dicho nada de lo que este personaje haya confesado, a diferencia de todos los sicarios de medio pelo que de manera casi inmediata confesaron todos los horrores cometidos para conveniencia de las autoridades. No el problema va más allá de la esfera municipal y a pesar de ser obvio ninguna autoridad parece querer darse cuenta y no termina con el corrupto ex gobernador y su familia.
En México desaparecen personas en Chihuahua, en Tamaulipas, en el Estado de México, todos los días. ¿Dónde están César Duarte, Egidio Torres y Eruviel Ávila, los tres gobernadores miembros del partido oficial y cuyas entidades están en la misma situación o a veces peor que Guerrero y Michoacán?, la política del presidente Enrique Peña Nieto, sus funcionarios y mercadólogos se han centrado en atacar las plazas perredistas ignorando las priístas o los estados de Jalisco y Coahuila que también siendo gobernados por priístas se encuentran a la cabeza en la lista de desapariciones desde 2007.
Una gran parte de estas desapariciones forzadas tiene que ver con la trata de personas. Ese lado B del crimen organizado que el gobierno no quiere reconocer, ni atacar. Porque desde hace más de una década personajes del PRI se han visto envueltos en este tipo de delitos sin que el instituto político, ni sus miembros se atreva a señalar a personajes tan deleznables como Mario Marín o Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, quienes han sido descubiertos como pederastas y tratantes de blancas, sin que ninguno de los dos este en la cárcel o haya enfrentado un proceso legal o ni siquiera haya sido expulsado del partido político.
En ese sentido habrá que reconocer al gobierno de la Ciudad de México que inició cerrando antros en los que se sospechaba de trata, pero estas acciones se detuvieron y no han atacado lugares como las calles del centro donde es claro que se ejerce la prostitución.
Otro número importante de desapariciones están relacionadas con secuestros y el asesinato de los secuestrados.
En el México de la simulación, el cinismo y la corrupción me temo que los funcionarios pretendan hacernos creer en un futuro no muy lejano que los mexicanos desaparecen por arte de magia, combustión espontánea o por mala leche. Hasta la fecha el número de desapariciones las investigaciones en el caso de las desapariciones por las instancias locales y federales tan solo alcanzan el 1%.
La crisis económica que se vislumbra tras las elecciones y la desaparición diaria de decenas de mexicanos parece que pondrá próximamente a los mexicanos en la lista de las especies en peligro de extinción.

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