martes, 5 de julio de 2016

El aroma del descontento.



Son cientos de miles de mexicanos hartos de un sistema político corrupto e impune que desde hace cuatro años ha atentado en contra de su forma de vida.

Armando Enríquez Vázquez

¿Por qué el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, ha abandonado su tono autoritario y su gesto de arrogancia? ¿Por qué el Presidente claudica a su revanchista artículo 32 de la ley de transparencia, cuando puso a todos sus serviles legisladores del PRI, PVEM y Nueva Alianza a votar por él? ¿Por qué el Secretario de Gobernación vuelve a tomar las riendas de la negociación política con la CNTE? ¿Por qué hoy, más que nunca, es muy claro el fracaso de las reformas llamadas estructurales de Enrique Peña Nieto? ¿De qué presume un gobierno responsable de un Estado fallido en materia de seguridad, combate al crimen organizado?
A pesar de la normalidad que el gobierno y medios de comunicación nos presentan, si uno observa de manera más detenida esos mismos medios, sus artículos en las últimas semanas tanto en ediciones impresas como digitales, si uno observa los materiales alternos que circulan en Internet, claro con la misma cautela que uno tiene con los materiales de medios establecidos, puede concluir que en México el problema es mucho más grave que la CNTE y Oaxaca.
En México el descontento social va de Quintana Roo, donde la población tomó por la fuerza el congreso local para impedir que los legisladores locales blindaran a los funcionarios y al mismo gobernador Roberto Borge de las acciones que la administración panista pudiera emprender en su contra, los legisladores priístas quintanarroenses de manera tramposa trasladaron las sesiones del congreso local a los hoteles de Chetumal, a Chihuahua donde la gente se manifestó en contra de uno de los gobernadores más corruptos en la actualidad y tanto el gobierno local como el federal encontraron la excusa perfecta; Son oaxaqueños que vinieron desde su estado para desestabilizar Chihuahua. Cuando en más de una ocasión se ha comprobado que los infiltrados en marchas y protestas sociales proceden del gobierno federal: son policías y autoridades disfrazadas de civiles y encapuchadoa que intenten desvirtuar el enojo social de una la sociedad civil.
En México, no hay los suficientes miembros en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación para cubrir todas las manifestaciones que ocurren en el territorio nacional, de la manera que nos quieren hacer creer los funcionarios y los medios de comunicación., ni siquiera en los estados con mayor presencia de maestros disidentes existen tantos como para llevar a cabo los actos de protesta, los vandálicos que se dan a lo largo y ancho de sus territorios.
Se nos quiere hacer creer que el principal problema en el paraíso idílico con la que fantasean el presidente y sus funcionarios son los intransigentes miembros de la CNTE, que, enarbolando la bandera de los maestros y la lucha social, únicamente están protegiendo sus cotos de poder, de corrupción e impunidad. Pero en Nochixtlán no murieron, ni fueron detenidos maestros, sino ciudadanos comunes y corrientes.
Es cierto que además de los maestros se encuentran los oportunistas grupos de Morena, los anarquistas que manejan políticos ligados a López Obrador, pero también soldados y policías federales disfrazados de civiles, encapuchados que pueden ser de cualquier bando y sobretodo porque hemos visto como una práctica del gobierno de Peña Nieto infiltrar personas en las marchas para desacreditar a la ciudadanía.
Pero no sólo son maestros, son los trabajadores de salud que a lo largo y ancho del territorio nacional se manifiestan para demostrar la nula política en materia de salud pública de Peña Nieto y su secretario de salud.
Son cientos de miles de mexicanos hartos de un sistema político corrupto e impune que desde hace cuatro años ha atentado en contra de su forma de vida. Un sistema que beneficia a los mismos de siempre a través de empresas fantasmas en Veracruz, bancos en Chihuahua o negocios familiares que se benefician a través de tráfico de influencias como mostró la investigación de Animal Político en el caso del ex procurador Jesús Murillo Karam y las empresas de sus familiares.
El descontento no es únicamente de maestros, esos son los más visibles, pero es un país que ya no tolera la impunidad y en el que diferentes grupos ciudadanos han tomado estaciones de radio en Oaxaca y Chiapas, estados que hoy carecen de gobierno. Porque ni Gabino Cué, ni Manuel Velasco pueden, ni saben gobernar y sólo han demostrado ser un par de personajes sin escrúpulos, capaces de venderse al mejor postor para lograr sus ambiciones políticas.
Son los médicos y enfermeras del sistema público de salud que se manifestaron a lo largo y ancho del país a pesar de la labor al interior de los sindicatos para amedrentar a los protestantes. Que piden abasto de medicinas, contratación de planta médica y no de burócratas que compran los partidos políticos con dadivas.
Lo que es peor bajo el pretexto del Brexit, la Secretaria de Hacienda anunció ya nuevos recortes al presupuesto de este año que se aplicarán obviamente en los rubros de educación y salud. Y es entonces cuando uno puede cuestionar si el Estado a mando de un presidente como Enrique Peña Nieto no está preparando una privatización de la educación y de la salud. La falta de sensibilidad social del Presidente y de sus funcionarios, sus legisladores quienes no pueden ser más cínicos al reconocer una vez que el presidente les vetó el artículo 32 de la ley complementaria anticorrupción que hicieron as cosas mal y eso en voz de César Camacho, líder de la bancada del PRI en la cámara de diputados. Claro Ni el presidente, ni su séquito se equivocaron al opacar sus declaraciones y no hacerlas públicas. No se afectan los presupuestos exagerados de Presidencia, ni se recortan los gastos en producción de propaganda, no se reduce el gasto de los institutos electoral, de telecomunicaciones, de competencia, que pocos logros tienen y han servido únicamente para inflar la nómina burocrática.
Los mexicanos están molestos con un gobierno que ha fracasado en conectar, básicamente porque no le interesa, con ellos. Un gobierno preocupado por vaciar las arcas de la nación como no lo veíamos desde tiempos de Carlos Salinas de Gortari. Los mexicanos están molestos con un presidente que sin miramientos ha decidido voltear las armas de la fuerza pública en contra de la ciudadanía mientras negocia con oscuros líderes sindicales y así es como a pesar de lo que quieran decir e informar, en nuestro país se nota ya un aroma a descontento que nadie puede ignorar.


publicado en blureport.com.mx el 28 de junio de2016 

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