jueves, 31 de agosto de 2017

Salarios y jornadas laborales.



El empleo y la remuneración digna son un tema que ha sido apartado de la agenda nacional tanto por los partidos políticos, como por los voraces empresarios de nuestro país.


Armando Enríquez Vázquez

Este es un sexenio de verdades a medias. Es el sexenio donde más empleos se han creado, es cierto, pero la calidad de estos empleos es ínfima y México es el país con los peores salarios de toda Latinoamérica democrática. Las excepciones son los regímenes totalitarios de Cuba y Venezuela. Valiente consuelo.
México entró a renegociar el Tratado de Libre Comercio con la clara declaración, por parte del secretario de economía, Ildefonso Guajardo, de que los salarios en México no formaban parte de la negociación. Por más de cincuenta años los salarios no han sido parte de la agenda de los gobiernos del PRI, ni del PAN. Curiosamente el único que ha enarbolado el tema en los últimos seis años ha sido el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, y escribo curiosamente porque en la CDMX (Marca Registrada) al igual que en el resto de la República el mayor número de empleos creados a lo largo del gobierno de Miguel Ángel Mancera han sido de la peor calidad. El presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Carlos Castañón, en una reciente entrevista radiofónica argumentó en contra del aumento al salario mínimo utilizando las mismas falacias que desde su fundación ha empleado este grupo para atacar a los trabajadores mexicanos y defender sus enormes ganancias.
El empleo y la remuneración digna son un tema que ha sido apartado de la agenda nacional tanto por los partidos políticos, como por los voraces empresarios de nuestro país. El poder adquisitivo del peso se ha pulverizado a lo largo de décadas de anuales y ridículas alzas al salario mínimo. En base a ese jornal de hambre se tasan el resto de los salarios en el país. El resultado es que su poder adquisitivo va a la baja, lo que impide a la población mantener en niveles adecuados de bienestar, algo que sin duda beneficia a los partidos políticos y en especial al PRI, que gracias a esta explotación de los mexicanos encuentra tierra fértil para sus tarjetas de Soriana, Rosa, y todos los chanchuyos que lleva a cabo en tiempos de campañas electorales.
Los sueldos en México son tan bajos, que un gran número de mexicanos ejercen dos o hasta tres actividades, no porque les guste trabajar, sino porque necesitan sacar a sus familias y a si mismos adelante en un país donde el presidente, el secretario de comunicaciones y transportes y el gobernador del Estado de México dan carta ancha a trasnacionales como OHL para subir los precios de las vías rápidas de comunicación, cuando ellos quieran y en el porcentaje que les dé la gana, sin que ninguno de los funcionarios mencionados tenga la vergüenza de explicar a la ciudadanía estas arbitrariedades. Es más aun nadie nos ha explicado sí se juzgó o detuvo a los familiares de los políticos priístas que se dedicaban a esclavizar a los pizcadores de fresas en Baja California.
Hace poco, el posible aspirante a la jefatura de gobierno de la CDMX y secretario de desarrollo económicos de la ciudad, Salomón Chertorivski, solicitó la desaparición Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CONASAMI), creada el 21 de noviembre de 1962, esta comisión tiene casi 55 de no servir absolutamente de nada a los mexicanos y si a las “concertacesiones” entre PRI y empresarios para aniquilar el poder adquisitivo justo de la población.  Tan es intrascendente esta comisión que su titular Basilio González Núñez, es presidente de la misma desde 1991, o sea que es un legado de la administración de Carlos Salinas de Gortari que se ha traspapelado a Priístas y Panistas a lo largo de más de 25 años. Nadie le ve valor político alguno al puesto y nadie parece haberlo reclamado como premio a su apoyo a algunos de los candidatos que resultaron presidentes.
Junto con la CONASAMI, los legisladores deberían revisar la existencia de la Secretaría del Trabajo que en los últimos años se ha hecho de la vista gorda ante el aumento en horas de las jornadas laborales en nuestro país a diferencia de las tendencias mundiales, donde las jornadas laborales se están reduciendo y cada vez se ponen sobre la mesa ideas más radicales al respecto. La existencia de la Secretaría del Trabajo sólo es una excusa para crear una mayor burocracia y menor productividad al interior del Estado en nuestro país.
 Hace ya algunos años el empresario Carlos Slim puso sobre la mesa la idea de crear una jornada laboral de 3 días, pensando en que los trabajadores podían tener dos trabajos a la semana y así ganar mejores sueldos en una economía en la que el gobierno se encarga hacer menos productivos los negocios y menos interesantes los salarios. En la que los empresarios continúan con la idea de explotar al trabajador con largas jornadas laborales, pésimos salarios y ganancias estratosféricas por productos en su mayor parte mediocres o peligrosos para los mexicanos como refrescos y alimentos chatarra que tienen una inferencia directa en la crisis de salud que sufre México hoy. La discusión por la reducción de jornadas laborales se está dando hoy en países del primer mundo y tiene en mente también el que los empresarios frente a la tecnología no tengan que reducir sus plantillas de trabajadores y crear un problema social de proporciones catastróficas en las sociedades modernas. Finlandia mantiene un programa piloto para mantener una pensión que permita mantener un estándar de vida a trabajadores que han sido desplazados por la tecnología. Lo que es claro es que en México gobernantes y empresarios mantienen una actitud cobarde y mezquina tratando de tapar el sol con un dedo.
Las jornadas laborales junto con los salarios mínimos deben ser revisadas y en caso de ser necesario modificadas, en un país de verdades a medias, nadie está contando historias que importan contar como es la de la explotación laboral que, amparada por las autoridades locales y federales, sobretodo, afectan a los mexicanos el día de hoy. El mismo gobierno de la CDMX (Marca Registrada) explota a trabajadores como podemos ver hoy en el paso a desnivel de Río Mixcoac e Insurgentes, para construir y destruir una y otra vez una obra que en esencia debería estar ya concluida pero no es así.
Lo que es peor nadie a nivel nacional, local o las mismas autoridades escolares están previniendo a los jóvenes de lo que se espera en la evolución del mercado laboral, la robotización y mecanización de miles de puestos de trabajo. México es un país de verdades a medias porque la reforma educativa no prevé atacar estos problemas y retos que no están tan lejanos. Si hay o no Tratado de Libre Comercio, este es un buen momento antes de las elecciones, de obligar a los gobernantes a poner sobre la mesa los temas de los salarios y las jornadas laborales porque a pesar de ya conocemos la falta de propuestas del PRI y PAN, me gustaría conocer la postura López Obrador al respecto y la de partidos como Movimiento Ciudadano que ha sido el más propositivo en otras cuestiones a lo largo de este sexenio.


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