martes, 14 de enero de 2020

Julia Morgan la arquitecta que construyó un pueblo.




La historia de la primera arquitecta californiana, es también la de la mujer detrás del proyecto desproporcionado del magnate William Randolph Hearst.

Armando Enríquez Vázquez

En la clásica película de Orson Welles El ciudadano Kane, observamos la enorme mansión que el magnate del periodismo Charles Foster Kane crea para alimentar su vanidad. Como en la película, el personaje en el que se basó Welles para su cinta; William Randolph Hearst, fundador de un imperio en medios impresos que aún existe, mandó construir una exagerada mansión para presumir a todas las personas que, a lo largo de su vida fueron invitadas a la propiedad, su dinero, su poder y el tamaño de su ego. Detrás del diseño y la edificación de esta mansión conocida en sus años como San Simeón y hoy como el Castillo Hearst, estuvo la mente de una extraordinaria arquitecta llamada Julia Morgan, quien a lo largo de 28 años trabajó para el magnate y desarrolló la Mansión.
La vida de Julia Morgan es una historia de grandes éxitos, pero sobre todo una historia de perseverancia para acabar con el famoso techo de cristal.
Julia Morgan nació el 20 de enero de 1872 en San Francisco, California, en Estados Unidos. Sin importarle las costumbres de la época y apoyada por sus padres, Julia ingresó a la Universidad de California en Berkeley y en 1894 se graduó como ingeniera. Entre sus profesores se encontraba un joven arquitecto; Bernard Maybeck, quien en su momento se convirtió en mentor de Morgan. Maybeck decidió abrir un curso en su casa sobre diseño arquitectónico, al cual invitó a Julia, veía en ella un gran potencial y una vez que Julia se graduó como ingeniera Maybeck la impulsó a viajar a Francia para entrar en la Ecole de Beux-Arts y estudiar arquitectura.
En octubre de 1897 Morgan hizo el examen para la escuela en Paris, pero al no quedar entre los 30 primeros lugares, no tuvo acceso a la facultad. Con el apoyo económico de sus padres y apretándose el cinturón Morgan permaneció en Paris y se preparó de nueva cuenta para el examen, el cual presentó en abril de 1898, esta vez a pesar de alcanzar la meta de entrar dentro de los 30 mejores exámenes, los profesores, machistas, al fin y al cabo, le bajaron la calificación para no aceptarla y bajo la consigna de no aceptar mujeres para no alentar la entrada de “señoritas” en carreras y distraerlas de las labores propias de ellas. Ese lugar común que se escuchaba, y tristemente aún se escuchan, a lo largo y ancho del mundo. Julia Morgan no se dio por vencida y se preparó para el examen de admisión de nuevo, este se realizó en octubre de 1898, esta vez el resultado de su examen fue tan bueno, obtuvo el treceavo lugar entre los postulantes, que los examinadores no tuvieron pretexto para negarle la entrada a la escuela, con lo que se convirtió en la primera mujer en entrar a la Ecole de Baeux-Arts de Paris y la primera arquitecta en titularse en la misma, su proyecto final le ganó el primer premio de la Escuela lo que hizo que se graduara con honores.



Antes de regresar a Estados Unidos, Julia Morgan realizó su primer trabajo a restaurar el salón de una mansión del siglo XVII que pertenecía a un millonario norteamericano que había emigrado a Estados Unidos. Durante su estancia en Paris y gracias a su amistad con Maybeck, Julia conoció a Phoebe Hearst, viuda del magnate minero George Hearst y madre de William Randolph Hearst. La viuda ofreció un apoyo económico para la que la joven se mantuviera en Paris, Morgan agradeció el gesto, pero rechazó la ayuda de manera muy política. Phoebe se quedó con una mejor impresión de la joven arquitecta de la que ya tenía. La relación, como sabemos, entre Morgan y los Hearst no acabó ahí.
A su regreso a Oakland, estableció una oficina para trabajar en la casa de sus padres y  entonces fue llamada por John Galen para ayudarle en la construcción y diseño de nuevos edificios para la Universidad de California en Berkeley, Morgan fue la responsable del diseño del edificio de la facultad de minería, hoy facultad de ingeniería y ciencias de los materiales, así como del Teatro Griego ambos llevan el apellido Hearst, ambos edificios fueron registrados como monumentos nacionales en California en 1981. Para 1904 y gracias a ciertos comentarios que hizo Galen y que llegaron a oídos de Morgan donde el arquitecto reconocía el gran talento de la arquitecta y además aceptaba que su talento era muy barato por el simple hecho de que se trataba de una mujer, Morgan decidió independizarse y crear su propia empresa.
Para lograrlo Morgan se certificó como arquitecta profesional de acuerdo con las leyes del estado de California, lo que la convirtió en la primera arquitecta certificada con su propia empresa en Estados Unidos, rompiendo de nuevo el techo de cristal en su profesión.
El primer gran trabajo para Julia Morgan vino después del terremoto de 1906 cuando el Hotel Fairmont la contrató para reconstruir el edificio que fue destruido por el incendio que siguió al movimiento telúrico. El Hotel Fairmont, como muchos otros edificios de la arquitecta, aun esta en pie en San Francisco.
Este trabajo catapultó la carrera de la arquitecta. Trabajó en diferentes proyectos que le comisionó Phoebe Hearst y a partir de 1919 trabajó con su hijo. La construcción del llamado Castillo Hearst que implicó el desarrollo de una gran mansión que tiene como edificación principal una enorme casa que evoca a las iglesias españolas de la edad media, de hecho, todas las construcciones de la propiedad de William Randolph Hearst que en total suman más de 160 habitaciones son una réplica de un pueblo español. Esta obra colosal no fue la única obra de la prolífica Julia Morgan, a lo largo de su vida construyó más de 750 edificios y casas, la mayoría de ellos en su estado natal. Su producción como arquitecta supera a otros arquitectos norteamericanos del siglo XX, incluyendo al icónico Frank Lloyd Wright. La colaboración entre el millonario y la arquitecta duró veintiocho años, a lo largo de los cuales innumerables adiciones, cambios y mejoras se hicieron en la propiedad. Morgan era la encargada de todo; incluso las adquisiciones de antigüedades procedentes de España, los animales del zoológico de la casa. Hoy la mayor parte de la propiedad pertenece al Estado de California al que fue donada por los herederos de Randolph William Hearst y es un museo y uno de los edificios históricos de California.
Morgan está considerada como una de las principales exponentes del movimiento llamado First Bay Tradition, un movimiento arquitectónico de la zona de la Bahía de San Francisco que era una respuesta a los movimientos arquitectónicos de la costa Este de Estados Unidos y de las tendencias inglesas de construcción. Entre las características del First Bay Tradition, el uso de materiales nativos de la zona como el roble, cedro, la piedra, entre otros. La asimetría en sus construcciones y sobre todo el tener claro que cada construcción era independiente y única. Se debía tratar a cada una de ellas como una obra de arte.



Hearst no fue el único cliente de la arquitecta, otro de sus grandes clientes fue la Asociación de Jóvenes Mujeres Cristianas o YWCA, para esta asociación Morgan diseñó edificios en San Francisco, Oakland, Salt Lake City y Honolulu, entre otras ciudades.
Morgan también es conocida como una arquitecta que se dedicaba a satisfacer los caprichos y peticiones de sus clientes. Sin que esto la convirtiera en una persona que sólo tomaba ordenes. Morgan balanceaba las ideas de los clientes con sus ideas arquitectónicas, para lograr un balance entre los pedidos del cliente y su trabajo como arquitecta.
Para Julia Morgan, su trabajo era su único legado. Sólo las construcciones eran reales, todo lo demás no valía la pena, tal vez por eso en 1951 cuando decidió cerrar su empresa destruyó todos los papeles que tenía. A partir de ese momento se recluyó en su casa.
Jullia Morgan murió el 2 de febrero de 1957.


imagenes: wikipedia.org

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