jueves, 23 de enero de 2020

Plástico



Frente a una ley ecológica implementada por el gobierno de la CDMX, resalta la importancia y necesidad de la ciencia, esa que tanto menosprecian el gobierno federal y sus allegados.

Armando Enríquez Vázquez

Una de las más acertadas decisiones de la Asamblea Legislativa de la CDMX ha sido la de eliminar los plásticos de un solo uso. En un principio, en 2020 las bolsas de plástico, doce meses después serán envases, vasos y cubiertos de un solo uso, en su mayoría de unicel, también. De esta manera la CDMX se une a las 18 entidades que ya cuentan con algún tipo de legislación tomando acciones en contra de ciertos tipos de plásticos de un solo uso.
Me pregunto si para un gobierno peleado con la ciencia esto implica regresar al uso de papel como principal desperdicio de los habitantes de la capital del país. Pues esto también es algo poco ecológico. Hay muchos establecimientos donde el uso de bolsas de papel comienza a hacerse realidad, sustituyendo las bolsas de plástico.
Lo triste es que las autoridades lejos de promocionar a los mexicanos y su talento tanto el gobierno de la CDMX, como el Federal se pasan promoviendo de manera tácita a empresas y gobiernos extranjeros. De acuerdo con las redes sociales, con lo que esto puede implicar, son los fabricantes chinos los que se benefician con esta ley, vendiendo bolsas de plástico maliciosamente etiquetadas como ecológicas por ser más delgadas y con los mismos argumentos tramposos que desde hace más de un lustro la empresa refresquera Coca – Cola engaña al consumidor con sus envases de plástico ecológico. Pero en realidad son igual de contaminantes que aquellas que están siendo prohibidas.
Lo cierto es que el gobierno de la CDMX no checó, porque la única razón para volver la vista atrás es para culpar a todos los políticos enemigos de los problemas que después de un año se han mostrado incapaces de empezar a atacar, son las opciones nacionales que las diferentes universidades públicas y de paga han creado desde años para el problema de los plásticos creados a partir de hidrocarburos.
También es responsabilidad, muy cierto, de los empresarios del plástico que han demostrado su ineptitud para innovar, porque son lo suficientemente mezquinos para de invertir en investigación y generación de patentes nacionales y lo único que saben hacer es plañir y amenzar con perdida de empleos. Estos patéticos hombres de negocios no saben reaccionar de manera positiva ante una medida por demás necesaria, si queremos contribuir con nuestro grano de arena por la salud del planeta.
Hace cinco años en 2015 en los diarios nacionales se consignó que investigadores del Instituto de Biotecnología de la UNAM anunciaron el desarrollo de bioplásticos biodegradables con éxito a partir de celulosa y hemicelulosa. De la misma manera un egresado del Tecnológico de Monterrey de nombre Scott Munguía ha creado bioplásticos a partir de la semilla de aguacate, por extensión fundó una empresa llamada Biofase, que sería interesante saber si el gobierno de Claudia Scheinbaum y todos aquellos negocios y establecimientos que ofrecen popotes, cubiertos, platos y exporta sus productos a diferentes países de Europa, Centroamérica, Australia, Estados Unidos y Canadá. Alemania, España, Costa Rica, Colombia, países a los que exporta esta empresa tienen prohibiciones parciales a los productos de plástico. Estos productos deberán ser tratados de manera diferente, es lo que imagino, bajo la ley que estrenamos en la CDMX. Y empresarios como el dueño de Biofase promover sus productos entre los habitantes de la ciudad. Existe otra empresa llamada Biosolutions que utiliza la fibra del agave para hacer bioplásticos de todo tipo, incluso recipientes para crear contenedores de comida, popotes, bolsas, platos, macetas.
Se hacen investigaciones con diferentes productos que finalmente son productos de desecho de frutas y plantas, pero tristemente no dejan de ser una curiosidad periodística que se repite mientras gobierno y empresarios siguen peleando en terrenos de reglamentación y no de promoción de la investigación.
Una ley que debe ser implementada en todas las entidades del país y promover que los mezquinos empresarios inviertan en tecnología y los gobiernos, en especial es hora que el presidente y su inútil directora de CONACYT, comiencen a darse cuenta de la importancia de la ciencia, las patentes y la promoción de los científicos nacionales.
 Los científicos y sus trabajos están ahí a la vista de todos, mientras el dinero del gobierno y de los empresarios sigue guardado en sus bolsillos, y la actitud de ambos es por lo general la más mezquina y la peor. 

imagen: en.wikicommonc.org

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