miércoles, 15 de enero de 2020

Hasta los dientes lo que no se debe hacer con un documental.




Me molesta el desperdició de una historia que tiene tanto fondo, que debería impactar no sólo a la sociedad regiomontana, si no a los mexicanos en general.



Armando Enríquez Vázquez

Acabo de ver en Netflix el mal llamado documental Hasta los dientes. Dirigido por Alberto Arnaut y que se estrenó en cines en 2018. ¿Por qué me refiero a él como mal llamado? Porque sin importar la relevancia temática del video, lo cierto es que el rigor como documental es nulo y ni que decir en lo que se refiere a una investigación periodística.
Hablar de cómo el gobierno federal se ha encargado de cubrir sus errores en los casos de la llamada Guerra contra el narcotráfico cuando ha asesinado a civiles inocentes generalizando y haciendo una serie de afirmaciones sin sustento es irresponsable, sobre todo cuando se tienen todos los elementos para narrar una de esas historias de una manera extraordinaria. Un trabajo bien hecho puede ayudar a mostrar errores y crímenes de estado que se han cometido durante una guerra que si bien parece injusta también es necesaria e inevitable, de una forma alejada al mocudrama que crea Arnaut.
A lo largo de los últimos tres sexenios, incluyendo lo que va de este, el gobierno no ha sido claro en sus acciones y sus resultados. En las víctimas del “Fuego Amigo” ni presidentes y mucho menos los mandos militares han querido explicar, sólo se han limitado a maquillar de manera grotesca sus errores. Lo más indignante es que tampoco han podido crear estrategias que terminen en excelentes resultados, al menos medianamente aceptables.
Me molesta el desperdició de una historia que tiene tanto fondo, que debería impactar no sólo a la sociedad regiomontana, si no a los mexicanos en general, los grandes temas están sólodibujados en esta pieza de video, pero de una manera superficial y sin las agallas que tendría un buen documentalista de investigación. El resultado final es sólo un collage de imágenes de la fachada del Tecnológico de Monterrey y un melodrama muy mexicano, donde lo que yace en esa historia es una tragedia. Lo importante de un documental es el poder ver a los que hablan para que esas palabras sean verosímiles, algo que el joven Arnaut no permite ver. Se agradece que los testimoniales de la familia, no estén llenos de lágrimas y sin embargo creo que a pesar de lo tremendo de la historia, Arnaut sesgó algo que no era posible sesgar al poner estas voces casi todo el video y faltaron voces. Creo que la única secuencia que está muy bien armada es la de la reconstrucción de los hechos. Hacen falta testimoniales de los militares, los transcritos del juicio a los militares, la explicación de un crimen cometido por miembros de su institución, sobrando los testimoniales largos y sin fuerza del twittero o de la chica del Oxxo, porque no fueron dos los testigos o lleno de voces o busco otro tipo de besos. Lo que es más indignante del documental es que la narración es mala y esta mal contada. Existen muchas historias y cosas que no están explicadas y que Arnaut supone que todos sabemos porque el las sabe, que lo jóvenes erano vivían en un principio el Saltillo, es algo que uno sólo entiende cuando los padres se trasladan a Monterrey. ¿Por qué y cuándo los padres de uno de ellos viven en Todos los Santos? ¿Cuál es la importancia y el impacto de la asociación formada al interior del Tec para preservar la memoria de los jóvenes?
Faltan más voces de autoridades, tanto locales como de la institución educativa, de esta última sólo aparecen dos funcionarios, uno al que los padres pintan como prepotente y el realizador en lugar de enfrentarlo con estos testimoniales prefiere pintarlo de una manera muy benévola, lo mismo sucede con la funcionaria de la empresa educativa. La única imagen del entonces presidente del sistema del Tecnológico de Monterrey Rafael Rangel Sostman como un verdadero cobarde y un servil del estado y tibio hombre, a diferencia de otros históricos rectores y directores de universidades que han enfrentado al poder y sus abusos en contra de sus estudiantes, el primer y más claro ejemplo es claro Javier Barros Sierra rector de la UNAM en 1968.
Da la impresión que Arnaut entrevistó sólo al grupo de personas que encontró la primera vez y lo hizo sin ningún rigor. La aparición del ex procurador neolonés es realmente un ejemplo de cómo desperdiciar la fuente y los encuadres que se hacen del personaje son muy malos.
Arnaut está más preocupado con crear encuadres y secuencias que parezcan poéticas y que gracias a la pésima fotografía y la poca preocupación por unificar la calidad de las imágenes resultan totalmente triviales y aburridas, hasta repetidas, aunque no lo sean. No basta con tener una buena idea, hay que trabajarla de la mejor manera y a fondo.
Es triste que una plataforma como Netflix ponga a sus audiencias un documental tan mediocre como Hasta los dientes, habiendo documentales estremecedores sobre la guerra del Gobierno Mexicano en contra del crimen organizado, uno de los ejemplos más claros y exitosos es La libertad del diablo de Everardo González, sin duda nuestro mejor documentalista, o Tempestad de Tatiana Huezo. No existe comparación entre un trabajo de la fuerza de Presunto Culpable de Roberto Negrete y Layda Negrete y el blandengue trabajo de Arnaut. Sería muy interesante que Netflix o Amazon Prime rescataran estos trabajos y otros que realmente son parte de la gran tradfición documental mexicana que nació desde hace décadas con cintas tan brillantes como Torero de Carlos Velo de 1957.

publicado en roastbrief.com,mx el 10 de septiembre de 2019
imagen: cecut.gob.mx

No hay comentarios:

Publicar un comentario