viernes, 22 de marzo de 2013

Yoshiko Kawashima, la princesa espía



Durante la segunda guerra entre China y Japón del siglo pasado, existió una mujer que sirvió a los intereses del Imperio Japonés a pesar de haber nacido una princesa china.

Armando Enríquez Vázquez
En 1906, según algunos, y en 1907 de acuerdo con otros, nació en Pekín Aisin Gioro Xianyu, su nombre significa la Perla de Oriente. Hija del Príncipe Su y una de sus concubinas. La niña creció y se educó en la corte, cuando cayó el Imperio Chino, un mercenario japonés llamado Naniwa Kawashima, que había prestado sus servicios y se había convertido en amigo del Príncipe Su, le pidió el Príncipe chino, a la niña en adopción, ya que a pesar de estar casado, Naniwa no tenía hijos, para educarla y criarla en Japón. El Príncipe accedió, y la niña fue enviada a la Ciudad de Matsumoto en la prefectura de Nagano en 1914. Kawashima cambió el nombre de la niña que desde ese momento se llamó Yoshiko Kawashima y fue educada por el padre de su padrastro en el más puro estilo japonés. No existe ninguna información que indique porque al final ni Naniwa, ni su esposa se hicieron cargo de la pequeña Aisin Gioro Xianyu.
Yoshiko fue violada por el viejo Kawashima y también se convirtió en amante del mercenario que la adoptó. Con el tiempo y dentro de su educación aprendió judo, kendo, a montar a caballo y esgrima, lo que a los ojos de las demás estudiantes mujeres educadas en la tradición japonesa hizo de Yoshiko una chica diferente y de espíritu muy libre, como la describieron sus compañeras muchos años después. Yoshiko rara vez vestía el tradicional kimono y casi siempre vestía ropas occidentales, sobre todo pantalones para montar. A los 17 años, después de una decepción amorosa que involucró a un militar, Yoshiko, intentó suicidarse sin conseguirlo. Al terminar la escuela abandonó la casa de Kawashima y se dedicó a la vida bohemia. Teniendo relaciones sexuales con hombres y mujeres por igual. Se corta el cabello y comienza a vestir como hombre, con corbatas y uniformes militares, costumbre que le quedará de por vida.
En 1921 su padre biológico murió y junto con él su madre, ya que las tradiciones de la familia imperial obligaban a las concubinas de un príncipe a inmolarse junto con él. Yoshiko, se casó por instrucciones de su padre adoptivo, en 1927 con un hijo de líder del movimiento revolucionario de Manchuria y Mongolia el General Jengjuurjab, Naniwa creía que este matrimonio ayudaría al Imperio Japonés a afianzar su posición en China y Mongolia. Pero el matrimonio no duró ni un año, Yoshiko abandonó su hogar y a su esposo y se dirigió primero a Hong Kong y después a Pekín para continuar con su vida de bohemia. Finalmente regresó a Japón y se instaló dentro del barrio chino en Tokio, cambiando su nombre por el de Yang Kue Fei, una famosa concubina de la corte del Emperador Hsüan-tsung, de la dinastía Tang, y a la que la leyenda atribuye la caída del Imperio. Durante esos años Yoshiko se dedicó a seducir a hombres ricos a los que sacaba dinero y después abandonaba.
Su linaje real, le valió una invitación a la corte del depuesto Emperador Pu Yi, quien la estimaba como la prima que era. Yoshiko aun en la corte continuó con su vida y en ese entonces conoció al agregado militar de la embajada japonesa en China y jefe de la inteligencia japonesa, Ryukichi Tanaka, de quien se enamoró y él aprovechó para ponerla en la nómina del espionaje japonés. Yoshiko sintió siempre un gran amor por su país adoptivo, pero se puede decir que también tenía afecto por la China Imperial, donde ella era miembro de la realeza. Por lo que se prestó rápidamente a los planes del japonés para atacar a hombres de negocios japoneses en Shangai, donde para entonces la pareja vivía junta, y provocar un clima de tensión entre la República China y Japón que provocara la invasión nipona y la reinstalación del Imperio. Esto suscitó, como Tanaka lo esperaba, el llamado incidente del 28 de enero de 1932, que en realidad fue el preludio a la guerra entre ambas naciones y fue una pequeña guerra que duró hasta Mayo de ese año. Se dice que Yoshiko celebró los bombardeos y masacre de chinos por parte del ejército japonés. También se cuenta, que durante los meses que duró el conflicto Kawashima tuvo como amantes a un hijo del líder republicano chino Sun-Yatzé y al agregado militar inglés lo que le permitió informar a Tanaka de los puntos de vista occidentales acerca del conflicto y de las luchas internas entre los líderes de la República China.



Tanaka fue llamado a Japón en agosto de ese año, en su lugar quedó el General Kenji Doihara, a quien se le apodaría Lawrence de Manchuria, tras su llegada a Shanghái, el General, estaba ansioso por conocer a Yoshiko, que ya para entonces era una de las armas importantes del Imperio Japonés en China. A los pocos días de su llegada viajó a Manchuria. Ya en la provincia china, un hombre se presentó en la oficina del General insistiendo en hablar con el militar, negándose a dar su nombre a los asistentes del General. Doihara salió y molesto interpeló al hombre que se limitó a decirle que sería de gran ayuda para la conquista de China, al pedirle su nombre, el personaje una vez más se negó y sonrió, por lo que el General japonés desenvainó su espada y rasgó chaqueta de aquel hombre dejando al descubierto el cuerpo de Yoshiko. Entonces la espía se presentó entre carcajadas, se dice que el General viendo a la mujer le dijo que había actuado de esa manera tan cortés, porque ya sabía que se trataba de una mujer. Y la leyenda dice que ya en privado Doihara le contaba a sus compañeros que había tenido que cerciorarse que la joven no hubiera resultado lastimada, examinando cuidadosamente su blanca piel centímetro a centímetro. El general y la espía idearon la forma de lograr que Pu Yi, regresara a Manchuria y con la ayuda de los japoneses encabezara al Imperio desde la recién formada provincia de Manchukuo, un estado independiente y protegido por el Imperio Japonés en el noreste de China. Tras planear un ataque y contratar a los mercenarios que lo llevaron a cabo, contra la casa de Pu Yi, Yoshiko acudió a su primo para advertirlo de que los peligros para él y su familia continuaban y sería mejor irse a Manchukuo, donde los japoneses lo protegerían. Escondido en la cajuela del carro de Yoshiko, Pu Yi, escapó hacia el nuevo estado. Una Vez que Pu Yi fue reconocido como emperador de Manchukuo, Yoshiko se dio a la tarea de contratar a un gran número de mercenarios y crear un ejército propio que atacaba las posiciones de las fuerzas anti japonesas. En esos días fue reconocida por la prensa japonesa como una de las heroínas de la guerra contra China y se le denominó la Juana de Arco de Manchuria.
Yoshiko gozaba de fama entre los habitantes Manchukuo y participaba en la vida social de Hsingking, capital del Imperio Manchú, así como en la de Tokio. Fue su momento de gloria, invitada a programas de radio y a presentaciones públicas, se convirtió en uno de estandartes de la propaganda japonesa, incluso Yoshiko llegó a grabar un disco en el que ella cantaba. Abrió un restaurante y por un tiempo regresó al ritmo de vida que a ella le gustaba. Fue entonces cuando conoció a la actriz japonesa del mismo nombre Yoshiko Yamaguchi, en una velada donde la actriz se había disfrazado de china y Yoshiko como era su costumbre vestía como hombre, al parecer fue amor a primera vista y las dos mujeres comenzaron a pasar mucho tiempo juntas hasta que el padre de la actriz prohibió la relación debido a la fama de Yoshiko como espía, mujer peligrosa y bisexual. En 1937, Yoshiko es llamada a Japón ante las peticiones de ex amantes militares entre ellos Ryukichi Tanaka que se niegan a asesinarla como era el plan original. Mientras Yoshiko escribe sus memorias y hace nuevas grabaciones la policía secreta japonesa mantiene vigilancia sobre ella. En los años que permaneció recluida en Japón Yoshiko se volvió a encontrar con su tocaya la actriz y después de pasar una velada juntas, la actriz se despertó para encontrar una carta que la espía le había dejado sobre la almohada.
Yoshiko regresó a China y se estableció en Pekín, donde tenía la misión de recopilar información sobre actividades anti japonesas en la capital china, ocupada por los nipones en esos días. Yoshiko se instaló en uno de los más elegantes hoteles chinos y desde ahí conducía su operación que incluía el extorsionar a empresarios y gente de dinero chinos, amenazándolos con denunciarlos ante las autoridades japonesas como activistas en contra del Imperio.
Con el final de la II Guerra Mundial, la derrota japonesa y la caída de Manchuria, Yoshiko fue abandonada a su suerte por los japoneses, aunque existe al menos un informe de que fue ella la que se negó a abandonar Pekín, tal vez, sí esto es cierto, amargada y dolida después de aquellos años recluida y vigilada en Japón que la habían aislado de todo. Yoshiko fue detenida por los servicios de inteligencia china en noviembre de 1945, y juzgada por traición y por su linaje imperial. Condenada a muerte, Yoshiko pidió que por ser miembro del ejército japonés se le ejecutara como a un enemigo frente a un pelotón de fusilamiento, petición que le fue denegada. La mañana del 25 de marzo de 1948, fue ejecutada como una traidora, con tiro en la nuca.
Para muchos es la Mata Hari de Oriente. La Joya del Oriente escribió en aquella carta de despedida a Yoshiko Yamaguchi:
Si quieres ver a un ser humano desperdiciado, una persona utilizada para un sinnúmero de propósitos para finalmente convertirse en una descastada, mírame. Esa soy yo.
Ahora todos mis sentimientos son parecidos a ver un ocaso en el campo. Estoy sola. No sé qué hacer o a dónde ir.
Yoshiko Kawashima tenía alrededor de 41 años al momento de morir.

Publicado en thepinkpoint.com.mx el 20 de Marzo de 2013
Imagen: commons.wikimedia.org
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