lunes, 18 de mayo de 2015

Catalina de Bustamante, la primera educadora en América.



Tras los evangelizadores que llegaron a la Nueva España, llegaron algunas mujeres a las que encargó la educación y catequización de las niñas indígenas.
Armando Enríquez Vázquez.
Una vez terminada la conquista de Tenochtitlán, una de las misiones de los españoles fue convertir a los nativos de sus nuevos dominios a la religión católica. En 1524, llegaron los primeros frailes franciscanos a la Nueva España decididos a catequizar indios, pues ellos llamaban también a los nuevos territorios las Indias Occidentales.
Entre esos primeros franciscanos que llegaron al continente se encontraba Fray Toribio de Benavente, mejor conocido como Motolinía, este fraile se dedicó a enseñar oficios a los indígenas y aprender náhuatl. Entre los conflictos que le surgieron al fraile se encontraba el dar a las mujeres y en especial a las niñas y adolescentes indígenas una educación católica, para lo cual recurrió a una mujer que gozaba de fama de devota  y cuyo nombre era Catalina de Bustamante.
Catalina nació en Llerena provincia de Badajoz en España el año de 1490. No se sabe cuándo llegó a la Nueva España donde al parecer enviudó, pero si se sabe que embarcó rumbo a Santo Domingo en compañía de su esposo, hijas y cuñadas el 5 de mayo de 1514. Cómo miembro de la orden terciara seglar de los franciscanos Catalina llevaba una ejemplar. En 1528, Motolinía, con el visto bueno del Obispo de la Ciudad de México Juan de Zumárraga cedió parte de un palacio indígena en Texcoco para que Catalina llevara a cabo su labor de enseñanza entre las niñas indígenas.
Catalina de Bustamante enseñó a las niñas indígenas no sólo el español a través de las letras y de canciones, las instruyó en oficios dignos que pudieran llevar a cabo y les inculcó la fe católica, pero lo más importante fue que las hizo conscientes de no permitir que las utilizaran como moneda de trueque sus padres, así como el valor de su persona.
Una noche de 1529, la escuela fue asaltada por un grupo de mercenarios enviados por el alcalde para secuestrar a una muchacha indígena de nombre Inesica y a su sirvienta, pues el hombre se había enamorado de ella. Catalina presentó una denuncia al día siguiente contra el alcalde y sus hombres que a pesar de ser apoyada por las autoridades eclesiásticas de Texcoco se topó con que el encargado de impartir justicia en la zona era el hermano del alcalde por lo que la denuncia no procedió.
Catalina entonces procedió a hacer llegar una carta al rey Carlos I, sin embargo el rey estaba ocupado por otros asuntos, la carta cayó entonces en manos de la reina Isabel de Portugal, esposa de Carlos I, quien indignada pretendió tomar cartas en el asunto, pero fue ya demasiado tarde para actuar en favor de Inesica y su criada. La reina no olvidó a Catalina, si no que por el contrario se interesó en su causa y decidió enviar a más beatas a la Nueva España para ayudar a Catalina en la catequización y educación de las niñas indígenas. A estas mujeres la reina asignó un sueldo.
En 1535, Catalina regresó a España para entrevistarse con la reina Isabel y solicitarle más recursos y ayuda para poder ampliar la red de beateríos donde educar a las niñas y sobre todo sacarlas de la condición en que se encontraban donde eran vistas como meros objetos sexuales para intercambiar por otros productos o alianzas entre diferentes caciques y autoridades civiles de los pueblos en la Nueva España. Isabel accedió y dio más fondos y tres nuevas educadoras a Catalina que regresó a México y continuó con su labor de educación y catequización. Gracias a los fondos otorgados por la reina Catalina pudo incluir en sus escuelas a pequeñas indígenas de la más baja clase social.
En 1545, una epidemia de peste azotó el territorio de la Nueva España, entre las ochocientas mil víctimas de la enfermedad estuvieron Catalina de Bustamante, las demás mujeres evangelizadoras y las alumnas del beaterio en Texcoco. La labor iniciada por esta mujer quedó inconclusa y su nombre e historia reducida a menciones aquí y allá.

En Texcoco una estatua celebra a esta mujer que es conocida como la primera educadora de América.

publicado en mamaejecutiva.net el 11 de mayo de 2015
imagen: alianzademaestros.org.mx

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