viernes, 28 de abril de 2017

Nuestro maravilloso planeta.



La maravillosa revisión, por parte de la BBC, del planeta en el que vivimos diez años después de la primera serie de documentales sobre La Tierra.

Armando Enríquez Vázquez

A finales del año pasado, varios medios viralizaron una secuencia en la que una iguana de las islas Galápagos intenta alcanzar un lugar seguro después de nacer, evitando ser atrapada y devorada por serpientes. Muchos incluso la titularon la mejor escena de naturaleza jamás grabada. El gran descubrimiento que se hizo al filmar esta secuencia fue que esa determinada especie de serpientes caza en grupo, pero de manera individual, no comparte una estrategia y mucho menos a la presa en caso de cazarla.
El gran mérito dramático de la espectacular secuencia es obra de un extraordinario sentido de edición y no de la grabación misma, sin de ninguna manera tratar de demeritar la calidad y grandeza del trabajo de cámara. Pero la secuencia es sólo una de muchas asombrosas secuencias de la serie Planet Earth II, producida por la BBC y que constó de seis brillantes y magnificas entregas sobre la fauna y sus hábitats en nuestro dañado Planeta en esta segunda década del siglo XXI.
En 2006, la BBC, estrenó Planet Earth un poderoso programa documental que constó de once capítulos que revisaban diferentes ecosistemas del planeta. La serie fue un éxito y ganó diferentes premios en Inglaterra y otros países, se hizo una película y se estrenaron tres capítulos, titulados Planet Earth: The Future, a manera de colofón de la serie. De una forma espectacular la empresa pública británica regresó el prestigio a los documentales de la naturaleza y demostró que se podían producir materiales interesantes, innovadores y capaces de tener audiencias a pesar de lo que los canales especializados en documentales, como Discovery Channel estuvieran produciendo, en aras más del raiting que de lo que lo hizo famoso.
Diez años después la BBC recorrió de nueva cuenta las áreas silvestres del planeta buscando que había sucedido, Planet Earth II, retrata en sus seis episodios diferentes ecosistemas de nuestro planeta; las islas, las montañas, los pastizales, las selvas, los desiertos y ese nuevo hábitat de miles de especies que son las ciudades.
Además de la celebrada secuencia de la iguana, la serie tiene otras muchas imágenes y secuencias impactantes: Águilas en los Alpes, cabrestos en los despeñaderos de las montañas de Afganistán, lémures en las zonas desérticas de Madagascar, la vida de roedores en los pastizales, las penurias de los depredadores en el invierno ártico, entre otros. Las tomas de los cada día más escasos Leopardos de la Nieve que viven en el Himalaya.
Planet Earth II es una serie que no tiene desperdicio, cuando uno es aficionado a este tipo de programas y cuando no lo es también. La fuerza y la belleza de la imagen atrapa al espectador desde el primer cuadro.
Pero sin lugar a dudas es en el último capítulo donde los productores de BBC invitan a los espectadores a reflexionar en un sentido en que no siempre lo hacemos. A lo largo de los años muchos documentalistas y miembros de agencias protectoras de animales han intentado apelar a un sentido de culpabilidad e ignorancia de la raza humana acerca de la extinción de numerosas especies animales y vegetales, gracias a nuestro interactuar con la naturaleza, basado en más de una ocasión, en el egoísmo, la codicia y la comodidad. Y finalmente es cierto, los grandes modificadores del medioambiente por lo menos en los últimos 10,000 años hemos sido los seres humanos. Crear la agricultura y domesticar especies animales fue solo el inicio de nuestra influencia en los cambios de ecosistemas y hábitat. Matar animales como trofeo o destruir especies vegetales por considerarlas joyas con las cuales construir son solo actos cotidianos que aún existen. Sin duda nuestras ciudades y su crecimiento en los últimos siglos han planteado el mayor reto a miles de especies y en ese último capítulo de Planet Earth II más allá de contar la historia de una tragedia ecológica, nos invita a reflexionar sobre los beneficios y retos que este crecimiento urbano plantean a ciertas especies animales. La forma en que BBC decidió contar la historia de las ciudades es la de un nuevo elemento dentro del marco de la evolución y adaptación de diferentes especies. Los halcones peregrinos en Nueva York, donde la población de estas aves ha crecido de manera espectacular. Monos y leopardos en diferentes ciudades de la India, estorninos en Roma y aunque también habla de la parte trágica poniendo el ejemplo de las tortugas en Malasia que confundidas por las luces de las calles, al salir del huevo en lugar de dirigirse al mar, se encaminan a las calles donde mueren en coladeras o atropelladas por los autos, la historia que decidió contar la productora inglesa tiene que ver más con la convivencia entre especies animales de diferente tipo en un hábitat totalmente artificial.
Planet Earth II en su capítulo final de temporada no exculpa al hombre del exterminio del que ha sido protagonista, pero pone sobre la mesa con imágenes y hechos como hay animales salvajes que se han acostumbrado al hombre y a sus ciudades, logrando que sus poblaciones crezcan y se adapten a nuevas circunstancias y no solo animales pequeños; el caso de las hienas en África o de los leopardos en una ciudad tan grande como Bombay nos hacen también pensar de una nueva manera en esa forma en que la naturaleza contesta a la arrogancia humana por la transformación. Y aunque son menos las especies que sobreviven a los cambios humanos, la serie termina con imágenes de bosques verticales en Milán, y de Singapur construida para ser una ciudad que aloje a la vida silvestre. En la narración final de David Attenborough, quien a ha conducido ambas entregas de la serie, reflexiona sobre esa capacidad de los seres humanos de crear ambientes a las que las diferentes especies habrán de llegar y poder convivir con la modernidad en la que vivimos.
La serie es sin duda una mirada muy optimista, que disfruta la naturaleza en el estado en que se encuentra, pero ¿acaso no necesitamos ser optimistas de vez en cuando? ¿No necesitamos todos admirar de pronto la belleza que nos rodea y maravillarnos?

publicado en roastbrief.com.mx el 16 de enero de 2017

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