miércoles, 28 de marzo de 2018

Una casa imposible de derrumbar.



La serie es una verdadera serie de acción que nada pide a la mejor de las norteamericanas del género. El capítulo final es trepidante y Alba Flores se lleva la serie de calle. 


Armando Enríquez Vázquez

Hace unos meses escribí acerca de la primera entrega de la serie española La Casa de Papel, y acoté que no solo me parecía una de las mejores series en lo que iba del año, sino que Antena 3, medio productor y distribuidor de la serie transmitiría en la segunda mitad del año la segunda parte de la serie, lo que considero un acierto pues no hay esperar un año para continuar con la trama, ya bastante tenemos con las decisiones de HBO de estrenar la temporada final de Game of Thrones hasta 2019. Para las televisoras y plataformas el poder medir de manera rápida a las audiencias y saber si darán continuidad a la serie también debe repercutir en poder comenzar la producción de nuevas temporadas de manera más expedita.
A los nueve capítulos de la primera parte, se sumaron seis nuevas entregas de una hora. Tras el final de la primera temporada donde todo parecía a un capitulo de resolverse, Alex Pina el creador de la serie ha logrado crear las vueltas de tuercas suficientes, en ocasiones muy al estilo americano, otras muy exageradas, pero al final de cuentas casi todas funcionan a las mil maravillas, para llevar a buen puerto la serie. Gracias a una excelente escritura, a una dirección extraordinaria y sobre todo a las actuaciones del espectacular reparto que se consiguió para la serie, la serie termina como todo mundo desea y sabe que sucederá desde el primer episodio. Con momentos emotivos, un gran sentido de humor negro, y las muertes necesarias, pero sin abandonar los lineamientos que el El Profesor dicta a los participantes del robo desde el inicio; nunca perder de vista que el público simpatice con los asaltantes. Los verdaderos malos y ruines de la serie habrán de pagar en vida su mezquindad y con la opinión adversa de las audiencias.
La serie es una verdadera serie de acción que nada pide a la mejor de las norteamericanas del género. El capítulo final es trepidante y junto con los giros en las actitudes de los personajes, las escenas de violencia perfectamente realizadas, se logra mantener al espectador al borde de la silla o inquieto en el sillón y va en progresión para llevar la serie al desenlace y epilogo de manera perfecta.  
A las líneas argumentales ya planteadas ahora habrá que sumar los antagonismos que se van desarrollando al interior de la Casa de Moneda conforme van pasando las horas; Nairobi (Alba Flores) llega a un enfrentamiento directo con Berlín (Pedro Alonso), y se convierte en uno de los más entrañables personajes de la serie junto con Helsinki (Darko Peric), borrando a Tokio (Úrsula Córbero) quien a pesar de ser la narradora de la serie se convierte en un personaje secundario de la historia. Berlín se va convirtiendo en el villano de los villanos, además de las confrontaciones con Nairobi, se enfrentará al temperamento irracional de Tokio y al odio nacido de la venganza de Rio (Miguel Herrán) y desarrolla una relación enfermiza y psicótica con una rehén a partir de la violación y el maltrato que ejerce sobre ella. Mientras que la relación planeada por El Profesor (Álvaro Monte) con la Inspectora Raquel Murillo (Itziar Ituño) se sale sentimentalmente de control para convertirse como él mismo dice en algún momento de los capítulos finales, la única fisura de un plan perfecto.
La Inspectora Murillo se convierte en la víctima de toda la situación y por más que intenta luchar en contra de sus sentimientos y demostrar sus cualidades como policía capaz y profesional se verá desprestigiada y despojada de su familia.
La Casa de Papel es también una serie donde la camaradería, el compañerismo, el amor carnal, el amor fraternal triunfan. Una serie donde los personajes se ven la necesidad de tomar decisiones nada fáciles; asfixiar a su pareja sentimental, cambiar de bando o llevar de la manera más vil sus pasiones frente a los rehenes y donde los rehenes no siempre son las víctimas, si no que existen los oportunistas, los cínicos y aquellos que se solidarizan con los asaltantes hasta el final. El crecimiento de ciertos personajes y la caída de otros es algo a resaltar en la serie mientras Mónica Gatzambide (Esther Acebo) se convierte en Estocolmo, y su amante en su cotidiano mundo godín, Arturo Román (Enrique Arce) en uno de los más despreciables personajes de la serie y junto con Berlín dos de los verdaderos villanos de la serie. Tokio se desvanece como la simple voz que narra y el Profesor asciende como ser omnipotente que cuida de su creación y de los elegidos para llevarla a cabo.



 La Casa de Papel terminó. Es una serie de una sola temporada divida en dos entregas, pero sin duda es una de las series más interesantes producidas en habla hispana en el 2017. Espero que no se les ocurra dar continuidad a la misma con otro golpe, tal vez una simple reunión nostálgica en un par de años. La verdad es que así como está es perfecta.
Sólo basta decir que quienes nos deleitemos con la actuación de Alba Flores en 2018 volveremos a verla en el papel de Saray cuando Fox estrene en España la tercera temporada de Vis a Vis, una serie que puede desplomarse porque ya varios de los actores protagonistas han anunciado que no participarán al tener otros compromisos laborales, lo cual puede hacer que esta gran actriz tome un rol protagónico en la serie.

Publicado el 27 de noviembre de 2017 en roastbrief.com.mx
Imagen Antena 3

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