sábado, 15 de agosto de 2015

Todo cambia, para que todo siga igual.



Las caras de los presidentes de los partidos cambiará, no así su manera de comportarse y de enfrentar a una ciudadanía harta de todo aquello que huela a cualquiera de estos tres partidos.

Armando Enríquez Vázquez

Tras el fracaso en los pasados comicios del 7 de junio, los tres principales partidos políticos de nuestro país se aprestan a renovar a sus dirigencias. La soberbia y la arrogancias de Gustavo Madero y Carlos Navarrete poco tienen hacer ya dentro de partidos que se encuentran en crisis ante los votantes y más importante frente a su propia militancia, lo mismo sucede con la sonrisa boba de César Camacho Quiroz que parece no alcanza a comprender que la victoria en las urnas en junio sabe más a derrota que a cualquier otra cosa.
Las caras de los presidentes de los partidos cambiará, no así su manera de comportarse y de enfrentar a una ciudadanía harta de todo aquello que huela a cualquiera de estos tres partidos y más allá de las palabras escritas a los hechos me remito.
En el PRI, el relevo más importante por ser el partido en el poder, la llegada de Manlio Fabio Beltrones y la prima del presidente a la dirigencia sólo significa dos cosas; el fin del peñismo y el regreso de los PRInosaurios. Sin lugar a duda Manlio Fabio Beltrones es uno de los políticos más importantes en las últimas décadas no sólo dentro del PRI, si no en el escenario político del país, esto no lo hace un hombre encomiable, pero si lo define como un hombre astuto, inteligente y para muchos el estratega de las políticas que hicieron regresar al PRI al poder, al ejercer una oposición conciliadora frente a los relectores y golpeadora tras bambalinas que impidió a los gobiernos panistas establecer desde el congreso algunas de las reformas con las que hoy Peña Nieto quiere pararse el cuello, apelando curiosamente al nacionalismo y la Constitución, que desde la llegada del Mexiquense al poder parecen no importar tanto, a fin de cuentas se la carta maga de nuestro país se puede reformar ad infinitum, ad libitum y ad nauseam. No importa que estas reformas lleguen demasiado tarde a nuestra nación y manchadas por la corrupción que este presidente ha llevado a extremos de cinismo y represión en tres años no vistos desde los tiempos de López Portillo o Echeverría, si no que el negovio se quede en manos de la oligarquía Priísta.
Cuando Beltrones habla de acabar con la sana distancia lo que quiere decir es que no permitirá que el presidente y su gabinete terminen por aniquilar la popularidad tan baja con la que cuenta el PRI, esa de una primera minoría que no debe ser orgullo para ninguno de los viejos priístas que aun hay en el partido. Beltrones que no es cercano al Presidente rompió las especulaciones de la llegada de otro miembro del peñismo a la cima del partido, lo que sin duda hubiera despeñado a la institución; Aurelio Nuño o Enrique Martinez y Martínez carecen del poder de operación y la capacidad de Beltrones y únicamente hubieran sumido al partido en la desgracia, como sucedió en Nuevo León ante la ineptitud de César Camacho Quiroz, a diferencia de que Beltrones pudo hacer ganar a un caballo flaco y torpe como lo es la gobernadora electa y ex senadora Claudia Pavlovich,  en su estado natal; Sonora. Beltrones desde la presidencia del PRI hará lo que sabe hacer mejor, operar y mover los hilos del poder desde las sombras, tal vez, incluso frente a la incapacidad del presidente por hacer brillar su mandato, Beltrones gire las tuercas necesarias para hacer los cambios tan necesarios en el gabinete. Peña Nieto y su gobierno están muertos a tres años de terminar su periodo presidencial, esencialmente por su arrogancia, sordera y ceguera de lo que sucede en el país. Beltrones, podrá ser tachado de muchas cosas, pero no de ingenuo o improvisado. El rescate del país es de poca importancia en el PRI, pero salvar al partido en 2018 es la prioridad para Beltrones, que sin duda terminará arrollando a los atlacomulcos a los que concedió la graciosa venia de incluir en su fórmula a una prima del presidente que es virtualmente desconocida en el país y que no podrá por más que quiera hacerle sombra al todavía coordinador de la bancada priísta en San Lázaro en la cámara de diputados.
En los otros dos partidos que carecen de operadores políticos a la altura de Beltrones, la problemática es como ganar la confianza de la ciudadanía de nuevo.
Para el PAN, la tarea es muy dura pues Ricardo Anaya es sólo un discípulo y émulo de Gustavo Madero, lo demostró en el debate entre los candidatos a la presidencia panista. Su carencia de propuestas, su falta de autocrítica. Incapaz de reconocer esa corrupción que ejercen muchos miembros del blanquiazul incluso entre su propios compañeros militantes; diputados pidiendo moches a los alcaldes para promover presupuesto en el congreso. Anaya no se ha deslindado ni reprobado a personajes panistas como Francisco Rojas Toledo, el candidato del PAN a la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez en las pasadas elecciones estatales de julio y conocido como Paco Moches por el video donde se le ve aceptando dinero de un empresario. La corrupción del PAN, no se limita al dinero, sino a una corrupción moral que el hasta hoy dirigente del PAN ha preferido obviar y junto con él Anaya, con tal de mantener a los supuestos cuadros fuertes del partido, pero la realidad es que los verdaderos panistas fueron segregados del partido desde hace mucho tiempo. Es el caso del oponente de Ricardo Anaya; Javier Corrales. El actual senador panista por Chihuahua ha demostrado la corrupción que Madero y ahora Anaya han soslayado al interior del partido de derechas. Corral, panista de cepa, ha sido una voz crítica e incómoda para presidentes del PAN y para Felipe Calderón en su momento por lo que es mal visto por muchos panistas, incluso Ricardo Anaya en su novata y rupestres argumentación política lo comparó durante el debate de estar más cercano a López Obrador y no al PAN, lo que sin coloca a Anaya ideológicamente más cerca de Stalin que de Gómez Morín. Corral, es sin duda una voz disidente necesaria al interior del PAN  y tal vez una oportunidad de retomar su verdadero papel de partido opositor. Desgraciadamente las trampas y chanchullos de Anaya y Madero quienes han reconocido el reclamo del Corral acerca de un padrón electoral inflado, que se han comprometido a limpiar una vez terminada la elección interna da mucho que pensar de la transparencia al interior del que desde su nacimiento fue el único partido de oposición en México y hoy gracias a Gustavo Madero es un perrito faldero más del PRI.
En el PRD, la situación insostenible de Carlos Navarrete lo llevó finalmente a renunciar y proponer la elección de un nuevo dirigente del partido, lo que fue aceptado de inmediato por el consejo político del instituto que ya no sabe cómo salir de hoyo que día con día se vuelve más profundo. El daño causado por la estulticia y arrogancia de Navarrete puede ser irreversible a estas alturas. Silvano Aureoles Conejo gobernador electo del PRD será el encargado desde su cargo de tratar de dar seriedad a un partido que hace ya muchos años dejo de contar con políticos confiables, o personalidades destacadas, el hecho que su bastión político sea gobernado por un hombre al que el PRD apoyo pero que no pertenece al partido dice ya mucho del tamaño de crisis que presenta el instituto político, a eso debemos sumar la incapacidad de Navarrete de atacar los problemas y acusaciones a las autoridades perredistas en el caso de Ayotzinapa y el estado en el que el PRD dejó a Guerrero, de manera rápida e inteligente. La fama de corrupción del gobierno de Graco Ramírez en Morelos y estupidez de los perredistas que han declarado buscar una izquierda unida intentando de sumar a sus filas a Morena, Cuauhtémoc Cárdenas y a intelectuales para su proyecto, olvidando que la mayoría de estas personas abandonaron al partido por sus actos de corrupción e intolerancia.
En el caso de Morena la intransigencia habitual de López Obrador y de Martí Bartrés, ahora que han ganado un espacio en la política institucional de nuestro país hará muy difícil una alianza con el PRD, al contrario creo que en los meses por venir y conforme más se acerquen las contiendas de 2016 y 2018 más perredistas se unirán a Morena.
Todo se mueve pero nada absolutamente nada cambiará si nosotros los ciudadanos no mandamos un mensaje claro, como sucede en las calles hondureñas hoy. ¡Basta! ¡No queremos la continuación de este sistema corrupto, clientelar, creador de desigualdades y perversas alianzas entre empresarios, gobierno y grupos criminales que están acabando con la nación!

publicado en blureport.com.mx el 12 de agosto de 2015

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