lunes, 31 de agosto de 2015

Valentina Kulagina, el arte en la propaganda.




Porque la propaganda es una forma de publicidad, algunos de sus creadores tienen más alma de publicistas que de miembros de un partido o de jefe de información.
Armando Enríquez Vázquez.
A lo largo del siglo veinte una de las formas más directas y sesgada de comunicación entre los gobiernos y sus gobernados se dio a través de lo que llamamos propaganda. La propaganda tiene como una de sus características el abuso que se hace de ella para dejar claro el mensaje y en el siglo XX se abusó de la propaganda. A lo largo de las dos guerras mundiales, la guerra fría y de manera interna para promover acciones demagógicas de los gobiernos, la propaganda se convirtió y aun subsiste como una de las formas de difundir políticas de gobierno en la actualidad.
A principios y mediados de siglo XX, el medio favorito para difundir la propagada fueron los grandes carteles al estilo publicitario y como en el caso de la publicidad se necesito de grandes diseñadores para lograr fijar el mensaje y llamar la atención del espectador, a diferencia de lo que sucede con la propaganda política en radio y televisión en nuestro país en la actualidad, donde cualquier villamelón crea mensajes sin pies, ni cabeza, pero sobre todo poco atractivos. Muchos de esos posters de propaganda siguen siendo íconos de gobiernos e instituciones para los que fueron creados.



Tras la Revolución Rusa, uno de los medios en los que los diferentes gobernantes de la nueva Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas creyeron como uno de los más importantes para hacer llegar su mensaje a la población estaba el cartel. Tapizar las paredes de los edificios con la visión liberadora de la revolución y para ello Lenin, y más tarde Stalin contaron con un grupo de artistas que creían de buena fe y con entusiasmo en la Revolución de Octubre para llevarlos al paraíso social de todos tan anhelado. 
Entre esos diseñadores y artistas que crearon los más importantes carteles para la propaganda a lo largo del siglo XX, existe el raro caso de una mujer soviética llamada Valentina Kulagina. Valentina Kulagina nació en 1902 y en 1920 comenzó sus estudios en la VKhTEMAS, que era la recién academia de arte creada por el estado soviético, Kulagina conoció al maestro Gustav Klutsis con el poco meses después se casó. El matrimonio vivió durante un tiempo en el edificio de la escuela.
Años antes al encuentro de Kulagina y Klutsis, el arte soviético sometido a la revolución mundial que proponía nuevas formas de mirar y representar la realidad, en plena época de los Ismos, dio origen al movimiento conocido como constructivismo. La propuesta artística de Klutsis simpatizaba con este movimiento y lo mismo sucedió en el tiempo con el arte de Kulagina. En 1928 un grupo de fotógrafos, cineastas, diseñadores y críticos se unieron y formaron Octubre, un grupo dedicado a la promoción y creación de fotomontajes, el fotomontaje era mal visto en Europa y se le acusaba de carecer de unidad y valores estéticos. Los artistas de Octubre por su parte comenzaron a poner sobre la mesa los valores revolucionarios del fotomontaje. En 1930 Valentina Kulagina diseñó un poster para  la celebración del Día Internacional de la Mujer trabajadora, en la parte inferior del cartel, la artista utilizó un fotomontaje de diferentes caras de mujeres que simulan marchar en celebración. El arte o la visión del artista tenía un gran peso y sobretodo una documentada y justificada razón por la cual la ejecución se hacía de una forma y no de otra.
Uno de los pocos posters de Kulagina que carecen de su amado fotomontaje es el que diseñó en 1931 y que se conoce como ¡A defender la URSS! En el que enormes soldados rojos que parecen robots marchan a la defensa, pequeños aviones y un segundo planos de soldados acompañan la marcha. Atrás, por estar dibujadas es la parte inferior izquierda del poster, quedan las fábricas que representan la planta productiva de la Unión Soviética que había que defender.



En 1938, Gustav Klutsis fue detenido y ejecutado de inmediato por órdenes de Stalin, Manifestación de ese odio que el dictador sentía por todo tipo de artistas. A Valentina se le mintió acerca de la muerte del su esposo. Ella creyó hasta el día de su muerte que Klutsis había sufrido un infarto en la prisión.
Kulagina se mantuvo activa durante la II Guerra Mundial y tras la guerra continuó dedicándose al diseño, incursionó en el diseño de portadas para libros, infantiles sobre todo. Poco se tiene acerca de ella y se sabe que murió en 1987.

publicado en thepoint.com.mx el 24 de agosto de 2015
Imagen: artnet.com
               okc.net
                nb.no

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