miércoles, 25 de enero de 2017

Llegó la hora.



La política proteccionista y cerrada de Trump, debería forzar a México a mirar a otros lados en busca de nuevos socios, más fuertes y más importantes.

Armando Enríquez Vázquez

No hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no se llegue. Donald J. Trump, finalmente arriba a la presidencia de Estados Unidos, como una broma muy pesada que el destino nos jugó y una demostración de que la democracia no siempre es lo mejor y esta sobrevaluada.
Los próximos meses y años el equilibrio del mundo dependerá de la caprichosa mente de un hombre bipolar. Donald Trump pasó del payaso anaranjado a la amenaza iracunda encarnada en un intransigente, un intolerante, delirante hombre que aún cree que Estados Unidos es la mayor potencia del mundo. Un hombre que en su arrogante delirio está dispuesto a acabar con aquello que el mismo proclama creer, su país, la democracia y la libertad y que sospechosamente es un súbdito de Vladimir Putin.
Pero lo más importante, así como chinos y europeos se preparan a dar cara al próximo tirano, ¿cómo nos estamos blindando en México? Porque no estoy muy seguro de que Luis Videgaray y su buena relación con el yerno de Trump sean suficientes. No creo que las declaraciones de Trump de lo bien que le caen los gobernantes de México sean tranquilizantes viniendo de un hombre cuya estabilidad emocional, por no hablar de la mental es muy dudosa. De un hombre que actúa como terrorista bombardeando al mundo desde su cuenta de Twitter.
BMW, demostró que no se doblega ante las amenazas del bravucón. Las declaraciones de los jefes de estado de la Unión Europea demuestran que en Europa la soberanía si es importante y no necesitan cacarearla como lo hace Enrique Peña Nieto, quien desde hace unos meses sólo sabe declarar tonterías al respecto, pero que obviamente no tiene claro quién es Trump, o en el peor de los casos ya tiene una agenda negra que los beneficia a él y al canciller Videgaray, tal y como lo ha hecho desde que es gobernador y ha pactado con empresarios y empresas en contra de los intereses de sus gobernados. El mismo presidente de China abrió el Foro Económico de Davos defendiendo la libre empresa, algo en los que Trump como Putin claramente no creen.
c. También debería obligar a México a pensar las relaciones comerciales con Estados Unidos, gracias a su nueva política en contra de México. El gobierno de Peña Nieto debería estar pensando en impulsar lo que desde hace décadas han olvidado los gobiernos federales de México; el campo. Sin el Tratado de Libre Comercio, es tiempo de que las tiendas de autoservicio de vuelvan a llenar de productos del campo mexicano. Hoy en los supers del país, gracias al tratado, nos encontramos con frutas y verduras americanas de pésima calidad y malas características, y por si fuera poco cara. Sí, Trump insiste en nuevos aranceles a los productos producidos en México, nosotros como mexicanos debemos exigirle a Peña Nieto, a Videgaray y al Secretario de Economía Ildefonso Guajardo que pongan sobre la mesa la no importación de productos agrícolas provenientes de Estados Unidos o un gran aumentó en los aranceles de estos productos.
Pero además al gobierno le ha faltado, también desde hace décadas, la verdadera promoción del desarrollo de un empresariado mexicano fuerte y nuevo. Hoy se necesita que se reduzcan los trámites para abrir negocios, para crear centros de investigación, como es urgente que más allá de la palabrería hueca de Peña Nieto se reduzca de manera importante ese aparato burocrático que impacta en el erario nacional, pero que además es un lastre para la modernidad del Estado pues solo representa personas dispuestas a extorsionar y corromper al ciudadano.
Trump es una desgracia, pero principalmente para los norteamericanos, en México además de una amenaza, hace meses que el gobierno también lo debió haber visto como una oportunidad para detonar nuevos acuerdos comerciales con otras naciones, con mercados más atractivos como los del Pacífico. Una oportunidad de por fin mover a México, como en teoría promovió en sus primeros años el gobierno de Peña Nieto. Pero no el gobierno prefiere navegar con bandera de ingenuos, cuando en realidad lo único que buscan es que las negociaciones con la gente de Trump los beneficie a ellos.
Lo peor es que la llamada oposición incluido nuestro Mesías Tropical, poco o nada han dicho al respecto, porque son incapaces de reflexionar sobre la importancia del crecimiento y desarrollo de México, Mas allá de la partidocracia voraz a la que pertenecen y la que mantenemos los mexicanos y que únicamente ha dañado a la nación, son incapaces de ver nada más.
La era Trump, plantea claros y muy específicos retos a nuestro país, y muchos analistas los minimizan porque esa es la orden de Peña Nieto. Esa es la visión autocomplaciente de un gobierno totalmente alejado de sus gobernados. Al discurso pendenciero y bravucón de Trump, Peña Nieto responde con palabras mediocres y discursos trasnochados acerca de la unidad y clima de paz que según él y sus asesores se vive en México, lo que sea que esto quiera decir en una nación que gracias a sus decisiones tiene más muertos víctimas de la violencia que ninguno de sus antecesores.
Llegó la hora de la verdad y mientras empresas privadas enfrentan las amenazas del presidente Trump, con valor, en México, el gobierno, todavía quiere hacernos pensar que el lobo no viene, ni vendrá, a pesar de que las ovejas hace rato que pasaron corriendo.

publicado en blureport.com.mx el 17 de enero de 2017
imagen: hollywoodlife.com

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