lunes, 23 de enero de 2017

El Tratado de Libre Comercio, ¿quién impone las condiciones?



¿Están todas las cartas del lado de Donald Trump y sus perros de la guerra comercial o México esconde un as bajo la manga que tal vez, el cobarde Peña Nieto no se atreva a jugar?
Armando Enríquez Vázquez

En los próximos días comenzaran las reuniones entre los funcionarios de la administración del presidente anaranjado con el aprendiz de canciller Luis Videgaray y sus muchachos para dejar clara la agenda para la reunión de Trump con Peña Nieto.
Y una vez más el presidente y sus asesores han decidido que la mejor manera de atacar a un presidente agresivo a México, es hacer una reunión llena de palabras vacuas y de políticos fatuos. Una vez más la estupidez e insensibilidad de personajes como Juan Pablo Castañón del Consejo Coordinador Empresarial o peor aún como el balbuceante Carlos Aceves dizque representante de los trabajadores de México. Una reunión sin miembros de la oposición y mucho menos de las organizaciones de la sociedad civil.
El tema principal a tratar será el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y su renegociación. Más allá de la negación patológica y patética de Peña Nieto a tener un plan B y entrar en pláticas con otros aliados comerciales de México, serán su el servilismo y su incapacidad de plantarle cara a la realidad y al presidente norteamericano, lo qué si debe quedarnos claro a los mexicanos. Pero nos debe quedar claro que una vez más existen acciones que como mexicanos debemos exigirle al entreguista Enrique Peña Nieto y a su aprendiz de canciller.
Por un lado, sí Donald Trump ha decido acabar con la manufactura de empresas norteamericanas en nuestro país, está bien. Porque eso nos permitirá más allá de lo que Videgaray, Ildefonso Guajardo, Secretario de Economía y Peña Nieto estén dispuestos a ceder o acatar, boicotear marcas y productos norteamericanos, sin afectar a paisanos que trabajan en esas empresas.
Por ejemplo, bicotear a McDonald’s es un poco tonto porque en realidad estamos atentando contra puestos de trabajo que sostienen a familias mexicanas. No así en el caso Carrier que ni siquiera estableció su fábrica en nuestro país y a la que podemos boicotear sin ningún problema.
La manufactura como sea que crea Donald Trump que se lleva a cabo, jamás dará los empleos necesarios a Estados Unidos y sólo encarecerá sus productos al interior de su mercado haciendo de Estados Unidos un país muy débil de nuevo. La mayoría de los trabajos en Estados Unidos, en México y en el mundo se pierden por la tecnología, no porque el trabajo se mueva de una ciudad o de un país a otro.
Pero lo más importante es la oportunidad que se presenta a México; llegó el momento de promover el trabajo de los agricultores mexicanos y dejar de importar frutas y verduras de Washington, La Florida, Idaho, lácteos de Wisconsin y otros estados del centro de Estados Unidos. Es el momento de incentivar a la industria mexicana, dar a los empresarios nacionales facilidades fiscales y burocráticas para que la industria mexicana se desarrolle, promueva el empleo y de esta forma la economía se mantenga sana. Pero a veces olvido que el principal enemigo de los mexicanos, se sienta en la silla presidencial, bajando siempre la vista frente a los extranjeros que lo obligan a hacer negocios a modo y le dan su pequeña recompensa.
Si el gobierno mexicano se atreva a asignar altos aranceles a la importación de productos del campo provenientes de Estados Unidos, como incluso sugiere Ildefonso Guajardo, podemos poner en jaque la economía de un amplio territorio de Estados Unidos y poner en evidencia que el tratado de libre comercio nadie se está aprovechando de nadie, sino que todos nos aprovechamos de todos.
En su evento Enrique Peña Nieto ha demostrado que no entiende o no quiere entender lo que sucede en el mundo, que sigue pensando que todo lo que dice, sin importar lo que diga y el valor de lo que diga, solo tiene valor si es aplaudido. Mucho más político el discurso del aprendiz de canciller. Pero Peña Nieto, no tiene conciencia de lo que sucede en el mundo, sus objetivos parecieran como si Trump fuera el principal promotor de una negociación abierta para todos, cuando lo que se ha dicho es que el cambio del TLC será favorable a Estados Unidos.
Trump es una amenaza contra Estados Unidos principalmente y lo ha dicho todo el mundo. También lo es para México por la pusilánime actitud de Peña Nieto y del aprendiz de canciller que seguramente están buscando únicamente cómo hacer negocios personales con el anaranjadito. Mientras los gobiernos europeos, le han advertido a Trump que no le permitirán entrometerse en sus políticas y decisiones nacionales. Mientras el primer ministro chino ha puesto en alerta al mundo acerca del peligro de acabar con la política de libre comercio y mientras en el foro de Davos se ha dicho que el principal afectado por el proteccionismo de Trump será Estados Unidos, Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray se han apresurado a lamer las botas y ponerse al servicio del hombre que sólo se ha expresado mal de los mexicanos. Se han apresurado a poner en riesgo la estabilidad de un país que no los eligió en su mayoría.
Pero tras las palabras de Peña Nieto no cabe duda que su sordera y arrogancia siguen siendo el mayor peligro para México.

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