lunes, 27 de mayo de 2019

Oposición.




La oposición sonora y combativa ha desaparecido y el silencio de los principales partidos de oposición se convierte en sospechosa complicidad con el gobierno federal.

Armando Enríquez Vázquez

Tras la victoria de Andrés Manuel López Obrador hace casi un año ya y seis meses de ejercer la presidencia del país, con una mayoría en ambas cámaras del poder legislativo, lo más sorprendente es el silencio casi total de la oposición política de México. Ni el PRI, ni el PAN son críticos, no muestran interés por oponerse al presidente en buena lid, cuestionarlo y mucho menos por recomponer sus partidos en ruinas tras la debacle de julio del año pasado. Lo que augura un largo reinado del partido del presidente y sus pequeños corruptos aliados.
El PRI encabezado por Claudia Ruiz Massieu ha doblado por completo las manos, la oposición feroz que mostró durante los doce años de gobiernos panistas, una oposición descarnada encabezada sobre todo por Manlio Fabio Beltrones, ha sido inexistente en seis meses. El PRI con su silencio sólo hace que muchos pensemos que ese pacto con López Obrador para salvar la cabeza de Peña Nieto y otros altos funcionarios del gobierno pasado es real. Hoy el PRI parece el mejor aliado de Morena y del presidente.
El PAN por su parte, también se ha mantenido en modo dormido y para ser la segunda fuerza política del país su actuar no solo ha sido tibio, sino ineficiente como contrapeso de lo que Morena intenta hacer para controlar el país a como de lugar y bajo la visión totalitaria del presidente. A tal grado es invisible el PAN que nadie en la calle puede nombrar quien es el presidente de dicho partido.
En el caso de la autonombrada comentocracia, no son claros los intereses de muchos hombres y mujeres que durante décadas han querido parecer, y en ocasiones lo han sido, oposición intelectual y hoy no pueden articular de manera racional sus argumentos en contra de Morena y lo mismo sucede con los nuevos comentocratas que representan al nuevo gobierno y que son tan poco críticos y analíticos como aquellos que forjaron ese nombre y ese puesto desde una visión política contraria a la del gobierno actual.
La oposición viene hoy de la despreciada, por el hombre en el poder, sociedad civil que, desde diferentes trincheras, especialmente las benditas redes sociales, pero llegando al valiente cuestionamiento frontal, como las representantes de Mexicanos contra la Corrupción que llegaron a cuestionar al presidente en plena conferencia mañanera, incomodando al hombre que se cree dueño de la verdad, lo hacen ver que no lo es y en México hay más de 20 millones de mexicanos que no votamos por él y queremos que nos hable de manera correcta y respetuosa de nuestra inteligencia y no con demagogia que es palabrería de campaña a seis meses de ser presidente y que en nada lo diferencia del PRI o del PAN cuando han llegado al poder.
La oposición en redes sociales tiene un punto en contra; la visceralidad con la que se manifiestan los miembros de ambos lados y la descalificación que los bots del gobierno hacen de manera inmediata y masiva a aquellos que hablan en contra del presidente y de sus decisiones.
Pero es esa oposición ciudadana, la única que cuestiona, muchas veces no de la mejor manera, el ejercicio desbocado y total del poder con sus discursos demagógicos, divisorios y mentirosos. Son la voz que responde o cuestiona, un papel que la oposición política no puede o no quiere tomar a pesar de ser esa su razón de ser, a un presidente que se quiere erigir como mesías de un pueblo.
Desgraciadamente estas voces no pueden articular una fuerza política capaz de competir contra el partido en el poder en las instancias legales, políticas y de poder.
La fuerza del dinero que desde el gobierno nace para crear clientelas y que ataca la lacerante pobreza de millones de mexicanos de la misma burda manera que lo hizo el PRI y el gobierno de Vicente Fox en su momento, dando dinero y no enseñando a pescar pretende ser la base para consolidar un gobierno no de lealtades si no de dependencia y dádivas de un gobierno igual de inhumano que los peores gobiernos neoliberales o del nuevo PRI o del asesino de Luis Echeverría y nadie está protestando, ni siquiera porque desde el pódium mañanero del poder los acusan de lo mismo.
Durante los gobiernos de México desde los años ochenta la oposición política, fue ganando espacios a partir voces poderosas y criticas como Manuel Clouthier, Carlos Castillo Peraza, Cuauhtémoc Cárdenas, Heberto Castillo, Amalia García, el mismo López Obrador, hoy hacen falta esas voces críticas desde la oposición.
Tristemente de la misma manera que la dominación priísta de los sesenta, setenta y parte de los ochenta, hoy únicamente el inquilino de Palacio Nacional dicta la agenda y los temas tratar, dice que esta bien y quienes son los enemigos de México, con el mismo discurso de Carlos Salinas de: “México existe desde siempre.” porque él lo dice y nadie lo increpa desde la oposición.
La oposición que desapareció en seis meses, no puede seguir actuando como una pálida sombra si no quiere desaparecer para siempre.

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