miércoles, 15 de mayo de 2019

El genocidio olvidado.



Un relato de poder, de la influencia colonialista y económica que los gobiernos más poderosos de occidente ejercen sobre los países africanos.


Armando Enríquez Vázquez

Uno de los libros que más me ha impactado en la vida lo leí hace un poco más de veinte años, su título es: “Deseamos informarle que mañana habremos de ser asesinados con nuestras familias” escrito por el periodista Philip Gourevitch acerca del genocidio en Rwanda, el titulo fue tomado de una carta que un tutsie entregó a un sacerdote que refugiaba a un grupo de ellos en su iglesia y que permitió la entrada de los hutus al día siguiente.
Ya desde entonces una de las cosas más impactante de esta tragedia de la humanidad era la cantidad de personas exterminadas por un asunto de raza en menos de un mes. Los Hutus eliminaron en cuestión de días a un millón de tutsies a machetazos principalmente. Rwanda fue el genocidio llevado a cabo en menor periodo de tiempo en la historia del siglo XX. Pero lo más sorprendente es que los occidentales y el mundo enteró prefirió en su momento, como continúa haciéndolo hoy, ignorar esta masacre. Durante más de setenta años los judíos nos han pedido no olvidar El Holocausto, una de las grandes vergüenzas de la humanidad, pero a poco más de 20 años casi nadie recuerda el terrible genocidio ocurrido en África Central en 1994.
Black Earth Rising” una miniserie de ocho capítulos producida por Netflix nos plantea en el más inglés de los sentidos una historia ficticia acerca de un complot por revelar una verdad terrible que sucedió a continuación del genocidio y cuando los Tutsies huyeron a Zaire en busca de una vida libre de persecuciones. Escrita, dirigida y producida por Hugo Blick, un afamado productor inglés, “Black Earth Rising” tiene todo el gran estilo de la novela inglesa de intriga de Graham Greene y sobre todo de John Le Carré.
Kate Ashby (Michaela Coel) una joven abogada, que fue rescatada por el miembro de una ONG de entre los cadáveres masacrados de su gente y adoptada por una prominente abogada inglesa, quien en su juventud también fue parte de los grupos que fueron a defender a los tutsies tras la masacre hutu, se ve envuelta en una trama legal y de violencia cuando su madre al tratar de juzgar a un viejo miliciano tutsie en la Corte Internacional de la Haya es asesinada junto con el militar africano y otro joven abogado que fue amante de Kate.  
Kate Ashby trabajará con el socio de su madre el abogado Michael Ennis (John Goodman) quien mueve las cartas de acuerdo con un antiguo plan elaborado por él, Eve Ashby (Harriet Walter), la madre de Kate. Eunice Clayton (Tamara Tunie) jefa de la oficina de asuntos africanos del Departamento de Estado de Estados Unidos. Una antigua miliciana tutsie, Alice Munezero (Noma Dumezweni,) intentando llevar a juicio a uno de los hutus acusado del genocidio en Rwanda y quien hasta ese momento a pesar de tener órdenes internacionales de captura ha evadido a la justicia, pero al mismo tiempo revelar una historia desconocida entre esta guerra fraticida.
La actuación de Michaela Coel es extraordinaria y la de John Goodman es sin duda una de las mejores de su carrera y eso es mucho decir, pues es un extraordinario actor con papeles ejemplares como el del gordo psicópata, vecino de cuarto del escritor en “Barton Fink” de los hermanos Coen.
Un relato de poder, de la influencia colonialista y económica que los gobiernos más poderosos de occidente ejercen sobre los países africanos, que explotan todas las riquezas del continente, la inutilidad de los cascos azules, las conspiraciones de cuello blanco para acceder a los recursos africanos sin importar el costo en vidas humanas o la sumisión aunada a la corrupción y el poder de muchos líderes africanos. La historia está escrita de una manera estupenda y hay escenas que son perfectas en su sutileza y brutal elegancia. La secuencia del viejo magistrado en su contenedor de archivos, la declaración mutua de amor entre Michael y Kate son ejemplo de la calidad de la pluma de Blick.
Aunque una obra de ficción, “Black Earth Rising”, nos recuerda lo que nunca deberíamos olvidar; el odio de un pueblo por otro, capaz de llevar tragedias bestiales y delirantes. Tal vez como pecado yo diría que la miniserie olvida por completo el rol que juegan hoy los chinos en África quienes han ganado en un par de décadas más terreno entre los líderes y habitantes del continente con una política de sonrisa y billetes que los los siglos de brutalidad e intolerancia impuestas por los europeos.
Tanto si conoces la historia terrible de Rwanda y las disputas entre hutus y tutsies como si nunca has escuchado de ella “Blak Earth Rising” es una serie que te recomiendo ver, porque de la misma manera que tantas películas, libros y series nos obligan a no olvidar la aniquilación de los judíos en la Europa Nazi, nadie debe olvidar e ignorar el genocidio que Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia permitieron y hasta cierto punto promovieron en última década del siglo pasado en el centro de África y que como en el caso de los primeros en su momento, aún hay líderes hutus que impunemente caminan por África.

publicado en roastbrief.com.mx el 11 de febrero de 2019
imagen Netflix

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