miércoles, 26 de mayo de 2010

La magia de un impostor


Carlos Balmori, español millonario, que durante la segunda década del Siglo veinte engaño a los capitalinos del circulo de poder, fue uno de los grandes impostores de nuestra ciudad. Resultó no ser nada de lo que decía ser, pero se divirtió de lo lindo.
La primera vez que escuché hablar de Carlos Balmori y las Balmoreadas fue hace unos veinte años. Me llamó la atención desde entonces, el personaje y la cofradía que se formó a su alrededor. En 1926 México era un país envuelto en resaca de la revolución; los grupos que anhelaban poder y riqueza eran muchos. Eran épocas de gran intolerancia y a la menor provocación las armas salían a relucir, incluso en la Cámara de Diputados. Las diferencias políticas y amorosas se dirimían a balazos. En ese momento surge un personaje dispuesto a divertirse a costa de la ambición, de la mezquindad humana.

Lo curioso es que siendo uno de los más peculiares personajes que han habitado la Ciudad de México, su historia incluso llegó a las primeras planas de periódicos en el extranjero, hoy lo hemos olvidado.


Carlos Balmori, bajo de estatura de gris bigote y gruesas gafas como lo muestran las fotos de la época, era un empresario español, millonario, con negocios en todo el mundo. Era un excéntrico. Un Don Juan… Se cuenta que alguna vez, invitado a comer por un ambicioso político con aspiraciones presidenciales, atravesó los jardines de la casa en el automóvil Hudson del General Álvaro Obregón. Todo para evitar caminar desde la reja de casa hasta la entrada a la misma. Ya frente al anfitrión, después de correr el Hudson a través del jardín Balmori, tendió su mano al político y al saludarlo le dijo: ¡Qué fea casa!, ¿Acaso no conoce usted el mármol de carrara? Acto seguido Balmori tiró una moneda de oro al piso y le ordenó a su chofer traerle cigarros.


El político entonces invitó al millonario español a conocer su cuadra de caballos pura sangre. Camino a las caballerizas no pudo si no notar que la alberca del político parecía un vil chapoteadero. Ya frente a los caballos, Balmori mostró poco interés ante tales jamelgos y le ofreció al político, enviarle en la semana seis caballos de verdad. Sentados a la mesa don Carlos no dejo de coquetear con la mujer del político, aparte de señalar que la comida era digna de perros. El político en su afán lisonjero y servil, “aguantaba vara” como diríamos, pues este hombrecillo, excéntrico que había servido al ejército español en África, inversionista en la mitad de los países del mundo representaba medios para obtener el poder. Al final Don Carlos Balmori, acompañado por su secretario particular, Luis Cervantes Morales, ofreció al político comprar su colección de automóviles para venderla como fierro viejo. El político había llegado a su límite y con el puño crispado, manteniendo aun la sonrisa invito a sus huéspedes a tomar una copa en la sala. Ahí antes que nada y para sorpresa del anfitrión Don Carlos Balmori, se arrancó el gris bigote revelando su verdadera personalidad; la anciana mexicana Conchita Jurado, que muy lejos estaba de ser millonaria. La mayoría de los bromeados terminaban riendo de la broma. Tal vez por desahogo, tal vez por brutos, sin darse cuenta de haber sido exhibida su peor condición humana.


Curiosamente la mayoría de los bromeados se unía al grupo para planear la siguiente broma. Estas bromas se conocieron como “balmoreadas”. Pocos fueron los que cruzaron impolutos las aguas pantanosas de Don Carlos Balmori. Uno de los que resistió la chequera de la anciana dijo con alivio al final de la broma: “¡Quiso Dios que Balmori no me llegara al precio!”.


Pero pasemos al personaje central de la historia: Conchita Jurado. Conchita nació el 2 de agosto de 1865 en la ciudad de México. Desde la adolescencia demostró sus dotes histriónicas, disfrazándose y haciendo a su familia las víctimas de sus primeras bromas. Se cuenta que en alguna ocasión caracterizada como una humilde indígena tocó a la puerta de su casa y pidió a su madre que bautizara al bebé que llevaba con ella, el cual por supuesto era un muñeco, tanto rogó la indígena que la mujer accedió y mandó llamar a un sacerdote, el cual indignado se negó a bautizar al pequeño ante las absurdas exigencias de la indígena; que el niño se llamara Espartaco, que se reconociera al niño como hijo de nadie, que no se le aplicará agua bendita.


Fue en esa época cuando hizo su aparición Don Carlos Balmori. Un día, Conchita disfrazada como el caballero español, llamó a la puerta de su casa y exigió ver a su padre, a quien le pidió la mano de Conchita Jurado, tras hacerse de palabras por la insolencia del joven la aventura terminaría con el padre de Conchita persiguiendo a su Carlos Balmori por las calles de la ciudad de México. El padre volvió a ser víctima de su hija, cuando Conchita un día se presentó a la puerta de su casa disfrazada de carbonero exigiéndole al dueño de la casa el pago por adelantado de su carbón. En esa ocasión el padre casi se lía a golpes con la hija, sin saberlo.


Pero salvo esas primeras bromas juveniles, el gran papel de Conchita surge a partir de 1926 y hasta su muerte en 1931. En esos cinco años Don Carlos Balmori hizo escarnio de la alta sociedad, ocasionó más de un divorcio. Se casó en varias ocasiones, deshizo fortunas. Pero sobretodo demostró ese servilismo tan característico hasta nuestros días de ciertos sectores políticos y sociales de México. Militares, un secretario de estado, un inspector de la policía, así como varios médicos fueron víctimas de las balmoreadas.


Los destinados a conocer a Carlos Balmori creían que los esperaba la invitación a formar una gran fortuna, a pertenecer a los círculos de poder y glamour. Y en la mayoría de los casos no importaba el precio de unas cuantas humillaciones y groserías; si al final la revolución les haría justicia. Recibía a sus víctimas, “puerquitos” como los llamaba el grupo, en lujosas mansiones de Coyoacán, en otras ocasiones los visitaba en su casa haciendo gala de grosería, como ya quedó claro. Balmori seducía a las jóvenes y al cabo de tan sólo media hora de conocerlas las besaba apasionadamente en la boca, con la promesa de una pronta boda.


Se dice que alguna vez su punto de bromas fue una reunión del partido comunista en la que fue presentado por su secretario Luis Cervantes Morales, como su “amo”, llegado el momento de hablar, Don Carlos, aclaró que su presencia tenía como objetivo alejar a la concurrencia de las ideas de izquierda y acto seguido paso a seducir a la más guapa de “las compañeras” ahí reunidas, y pedir a los congregados la mano de la joven en matrimonio. La chica se dijo dispuesta a sacrificarse por la causa y aceptó. En alguna ocasión Conchita Jurado y su séquito de seguidores fueron balmoreados. Un jefe de policía que fue víctima de Balmori, decidió vengarse del grupo y mandó a dos de sus agentes como “puerquitos” cuando las cosas terminaron y Conchita se arrancó el bigote, uno de los policías enfurecido disparó contra el otro que cayó al suelo sangrando, ante la vista de la sangre Conchita jurado se desmayó. Todo estaba planeado las balas eran de salva y la sangre pintura. Pero esto hizo que el grupo dejara las bromas por un tiempo.


En 1931 Conchita Jurado murió, su tumba se encuentra en el panteón de Dolores. Sus amigos le construyeron una tumba con mosaicos que celebran algunas de las famosas balmoreadas.

En su lecho de muerte Conchita Jurado dijo a su secretario y compinche de bromas, Luis Cervantes Morales: “Ya vino el cura y he confesado todos mis pecados. Si Carlos Balmori le teme a Dios, tendrá que confesarse por separado, porque ese demonio ya me ha abandonado”.


El espíritu Balmori, habiendo abandonado el cuerpo de Conchita, todavía haría una última broma; en 1960 Luis Cervantes, citó al escritor Armando Jiménez, autor de Picardía Mexicana, para invitarlo a escribir las memorias de Carlos Balmori. Jiménez quien tenía muchos compromisos entonces se disculpó, Cervantes insistió y prometió pagarle con un rancho de su propiedad. Tentado el escritor, actuó con precaución pues, aunque Conchita llevaba 29 años muerta, no quería convertirse en un puerquito más, Checó la propiedad, habló con los vecinos y trabajadores del rancho y todo estaba en regla, confirmo la personalidad de Luis Cervantes. La broma se descubrió al final cuando Armando Jiménez se disponía a firmar las escrituras, pues los involucrados se despojaron de sus disfraces y rieron de lo lindo del escritor.


Finalmente, en 1965 Luis Cervantes publicó las memorias de Carlos Balmori, escritas por el secretario del español, dejando así constancia de la vida de una mujer extraordinaria y sus amigos que en medio de los alocados años veinte se divirtieron a costas de la sociedad mexicana.

Publicado en ThePoint.com.mx el 26 de mayo de 2010

Medir los medios

Casi para terminar la primera década del siglo XXI, los medios de comunicación son totalmente diferentes al inicio del siglo. La discusión ya no es hacía dónde van, si no, si los medios convencionales están preparados para evolucionar.

En 2010 por primera vez el 42% de los norteamericanos reconoce a Internet como el medio más importante en sus vidas, sobre el 37% que escogió la televisión, 14% el radio y solo 5% los periódicos. Internet es más importante para los menores de 44 años. Esto de acuerdo con una encuesta realizada por Arbitron Inc. Y Edison Research, dos empresas dedicadas a proveer a las industrias radiofónicas y televisivas con información acerca del comportamiento de sus audiencias.
Se dice que los periódicos en Estados Unidos están perdiendo lectores a un ritmo de 10% anual. Lo cual está relacionado con la edad de sus lectores. Las generaciones menores de 40 años no compran ya periódicos.
En 2009, la publicidad inglesa invirtió más en internet que en televisión. Ese mismo año en México la inversión de publicidad para Internet creció un 26% y se espera que éste año aumente un 40%. Los grupos con mayor poder adquisitivo están en Internet.

De acuerdo a la AMIPCI el número de usuarios de Internet en México supera los treinta millones y aunque es un número bajo en comparación con el tamaño de la población, son los niveles socioeconómicos altos quienes más lo utilizan.
El 11 de Mayo se estrenó en México la primera serie mexicana para Internet; El Talismán. Esa misma semana se pone a la venta un thriller en Inglaterra de John Connolly titulado The Whisperers, lo interesante es que el libro va acompañado de una campaña multimedia con videos de los personajes en youtube y datos de los mismos dentro de las redes sociales más populares, estos complementos son paralelos al la novela y cuentan otras partes de la historia.
Google acaba de anunciar Google TV un aparato con el que según la compañía se propone fundir internet y la televisión. Un buscador de contenidos televisivos igual de efectivo que el buscador original que el usuario podrá instalar no sólo en su computadora si no en sus aparatos de televisión. El hecho de interconectividad entre una televisión e Internet no es nuevo pero está restringido por los fabricantes y sus alianzas con los proveedores de contenidos. Lo que promete Google TV es volver la experiencia total sin restricciones.

Hoy en día, un usuario de Internet prefiere enterarse de las noticias por la Web, antes que por cualquier otro medio, la inmediatez, así como la posibilidad de consultar y confirmar los hechoa a través de diferentes fuentes dan a internet una versatilidad que sólo el radio puede ofrecer, sin embargo cuando la noticia es de índole internacional sólo el internet ofrece dicha versatilidad.

Todo lo anterior es sólo el preámbulo de lo que nos espera en la evolución de los medios. Algunos portales informativos a nivel mundial ya ofrecen opciones a sus usuarios; video, blogs, podcasts, además de la interacción, que pareciera básica en los medios del siglo XXI, a través de las redes sociales.

Como el mismo director de Google TV aclara: es difícil en este momento saber cómo va a funcionar la publicidad en este nuevo concepto de medios, pero es obvio que tanto los desarrolladores como los creadores de contenidos propondrán estas nuevas formas, algunas de las cuales ya están atrayendo a los anunciantes hacia Internet.

Por un lado, está claro que si la televisión de paga es un éxito en la fragmentación de audiencias y por lo mismo logra espacios más atractivos y efectivos para los anunciantes, la atomización del Internet puede resultar aún más favorable para el
posicionamiento de un gran número de productos y marcas extremadamente especializadas.
Por otro lado debemos pensar tanto en el papel de los nuevos conductores de Internet así como de los contenidos y formatos.

Hoy en día podemos decir que los líderes de opinión quedan neutralizados por la fuerza de la voz pública en Internet, para ejemplo basten dos botones la reacción a las declaraciones del Procurador de Justicia del Estado de México en torno al caso Paulette y el fiero ataque contra televisa por su clara maniobra de interés al retirarse informativamente del caso Diego Fernández de Cevallos. Un líder de opinión inteligente sabrá oír a sus seguidores y hacer la voz de la mayoría sobre su propia voz. De hecho la existencia de los líderes de opinión como los formó la televisión o el radio actual desaparecerá porqué la gente irá directamente a la fuente de la noticia para enterarse.

Los análisis y editoriales de alguna manera regresaran a las columnas de los sitios web, aun sean en video o audio, en la forma que aparecen en las páginas centrales de los actuales diarios, pero a su lado y tal vez con mayor peso se encontraran todos los comentarios y análisis de los internautas.

En cuanto a los formatos todo está por hacerse, hace unas semanas se lanzo al aire una serie de websodios, nombre que se les da a los episodios dramatizados creados para el Internet, donde el internauta tiene la posibilidad de decidir los resultados de las vueltas de tuerca de la historia creando nuevas situaciones para los personajes, a la usanza de los libros de escoge tu propia aventura.

También la duración de los formatos de televisión habrá de modificarse al llegar a Internet. El internauta está acostumbrado a formatos más dinámicos, por lo tanto no está dispuesto a permanecer media hora o una hora frente al monitor de la computadora como hasta lo proponen los formatos televisivos.

Los formatos deben ser más cercanos a lo que el cibernauta esta acostumbrado gracias a Youtube, menores de 7 minutos en promedio. Que le permiten al usuario ver varios “programas” en media hora a seleccionar diferentes géneros. Lo más importante el usuario puede ver un programa cuando quiere, y las veces que así lo desee. Internet al ser un medio On demand no obliga al usuario a un horario determinado. Lo cual es otra de las grandes fortalezas competitivas de Internet sobre los medios tradicionales.

Lo que empezó como la gran posibilidad de expresión personal, donde el universo de Blogs creció prometiendo a cada ser humano el lugar donde expresarse y ser leído pronto se volvió la babel virtual, existen tal número de blogs que se han pulverizado para el internauta común y corriente dificultando su localización, así como la comercialización tan deseada por el blogero. Sin embargo es en estas etapas del desarrollo de Internet cuando todas esas voces aisladas tendrán que buscar la coordinación para desarrollar sitios de interés que agrupen voces similares e incluso disonantes pero que ofrezcan sin mucha pérdida de tiempo en la navegación los puntos, temas, videos y música de interés para una comunidad global y mundial.

A partir de estos sitios, la idea del rating televisivo como la conocemos será destrozada. Ya hoy es más fácil medir el número de visitantes a un sitio, que la certeza de cifras que ofrecen los manipulables y ambiguos “rating” y “share”. El anunciante sabrá con exactitud a que se enfrenta y que crecimiento se espera del sitio en el que se anuncia. Al hablar de comunidades globales los grandes consorcios multinacionales se sentirán una mayor atracción por sitios exitosos a nivel regional y mundial que por lo locales. Los sitios locales o regionales, en los que al parecer la difusión de noticias juega un papel principal, harán lo propio con las marcas regionales y con las pequeñas y medianas empresas locales.

La próxima década será decisiva para la evolución de los medios y su medición en términos de rentabilidad; el desarrollo de nuevos sitios Web, tanto globales como regionales. La llegada de los anunciantes y su deserción de los medios tradicionales. La desaparición de todos los diarios y periódicos impresos. La invasión de las grandes compañías creando ya no complementos a sus productos en los medios tradicionales, si no dándole la vuelta al negocio y diseñando contenidos originales y diversos únicamente para Internet. Por eso el que no esté a la altura del reto está condenado a desaparecer.

Publicado en Blureport.com.mx 25 de mayo 2010

martes, 18 de mayo de 2010

Un hombre, un automóvil, una intriga


UN TORPEDO QUE SE QUEDÓ EN EL CAMINO

Por Armando Enriquez

Siempre detrás de la historia de una gran empresa, de un creador y su ambición, existe la mezquindad de otros seres humanos. Este es el sueño americano hecho añicos por los pilares de la industria automotriz de los Estados Unidos.

Al terminar la II Guerra Mundial ninguna de las tres grandes compañías automotrices norteamericanas, Ford, General Motors y Chrysler, habían sacado a la venta un nuevo modelo. Sus esfuerzos y plantas habían estado dedicados a la guerra. Se dice que el público estadounidense estaba ansioso de nuevos modelos. Surgen entonces modelos de compañías pequeñas y nuevas, como el Studebaker.

Esta es la historia de un hombre que desarrolló un modelo llamado Tucker Torpedo, del que se dice puso a las tres grandes compañías en problemas. El carro ofrecía grande innovaciones en la industria automotriz. Algunas de ellas están incorporadas en los automóviles de hoy: frenos de disco, suspensiones independientes para cada rueda, un motor trasero de seis cilindros con inyección mecánica de gasolina y refrigeración de aire, así como caja de dirección automática. Sus características en cuanto a la seguridad incluían; cinturones de seguridad, un parabrisas hecho con vidrio inastillable, y el tablero estaba acolchonado para evitar que en una colisión el conductor sufriera daños al estrellarse. Un tercer faro en medio del frente del auto ayudaba a iluminar durante las curvas sobre todo para aquellos que manejaban en carreteras, pues un estudio de la época demostraba que más del 60% de los accidentes en carretera se debían a una pobre iluminación. Su rendimiento en gasolina era mayor a los 20 Kilómetros por galón. El Tucker Torpedo era llamado “El auto del mañana”.

En 1949 el sueño desapareció por una serie de juicios de fraude y malversación contra su creador y otros siete miembros de la compañía.

Preston Thomas Tucker nació en Capac, Michigan en 1903. Tucker creció cerca de Detroit y trabajó en plantas de Ford, Chrysler y sobre todo en la armadora de Cadillac. Amante de los autos se dice que Tucker aprendió a manejar a los 11 años; en su juventud trabajó como policía de Lincoln Park, Michigan, donde fue suspendido por correr con las patrullas.

Más tarde en 1930 Tucker diseño, sin mucho éxito, automóviles de carreras para Ford Motor Company, junto con Harry Miller, quien se volvería su socio. Al mismo tiempo y aprovechando los vientos de guerra que soplaban en Europa, Tucker comenzó a diseñar vehículos armados. El gobierno holandés encomendó a Tucker y a su socio diseñar un vehículo que pudiera con el terreno irregular y fangoso de Holanda. Sin embargo, la invasión alemana de Holanda acabó con la negociaciones del ingeniero norteamericano, quién ya había construido varios prototipos. Tucker decidió entonces presentarlos a la milicia de su país, pero éste los rechazó pues el modelo de Tucker excedía los límites de velocidad especificados por el ejército de los Estados Unidos, Pero la torreta diseñada por Tucker para su vehículo llamó la atención, y la armada norteamericana la utilizó en algunas lanchas, y más tarde en los modelos B-17 y B-29. Los planos de su vehículo fueron utilizados años después para construir el primer Jeep.

Tucker no hizo mucho dinero con la torreta, pues como muchos hombres y empresas en tiempos de la guerra donó la mayor parte de su trabajo a la causa. Tras un fallido intento en la industria de la aviación. Tucker regresó a Michigan en 1943 y fundó Tucker Car Corporation. Compró de los sobrantes de la guerra una enorme fábrica en las afueras de Chicago.

Y entonces diseñó el auto. El diseño y las expectativas que surgieron del automóvil hicieron creer a Preston Tucker que tenía el éxito asegurado, y entonces vino el revés.

El gobierno de Estados Unidos, a través de la Comisión de Seguridad e Intercambio (SEC, por sus siglas en inglés), decidió investigar a Tucker y su empresa, pues existía el antecedente de una empresa automotriz que había defraudado al gobierno americano al malversar fondos federales. Tucker, sin embargo, no utilizó ningún fondo federal y se ha especulado que las acciones en su contra fueron planeadas por las tres grandes automotrices americanas, en confabulación con el senador por Michigan Homero Ferguson. Más tarde, periodistas del sector automotriz, al parecer pagados, también por los principales fabricantes de autos, se dedicaron a descalificar el Tucker Torpedo, llamándolo un fraude de hojalata. La mala publicidad hizo dudar a los inversionistas y Tucker no pudo cumplir con las expectativas de producción. Después de las “investigaciones”, se le fincaron cargos de fraude tanto a él como a siete de sus colaboradores.

El fiscal presento únicamente como testigos a ex empleados de Tucker Corporation, que hablaron sobre los diferentes procesos de la línea de producción. En uno de los actos inolvidables del juicio, el abogado defensor Daniel Glasser no presentó ningún testigo de la defensa y se limitó a declarar ante el tribunal: “Es imposible presentar una defensa cuando no ha existido ofensa alguna”.

Tucker y sus colaboradores fueron declarados inocentes en 1950, pero el daño ya estaba hecho: la fábrica había cerrado por sus crecientes deudas. Sólo cincuenta y un Tucker Torpedos fueron construidos, y el modelo deportivo Tucker Talismán solo se quedó en el diseño. El optimismo de Tucker era enorme y se dice que al salir del juicio dijo: “Hasta Henry Ford, falló la primera vez”. Ese mismo año, Preston Tucker se asoció con el diseñador de autos Alexis de Sakhnoffsky para construir un automóvil deportivo en Brasil, que se llamaría Carioca Sin embargo, Preston Tucker murió antes de concluir un prototipo del carro en 1956 de cáncer pulmonar.

De los 51 Tucker Torpedo producidos, todavía existen la mayoría, muchos en buenas condiciones. El precio original de un Tucker Torpedo era de 2,450 dólares, hoy en día su precio promedio se estima en 200 mil dólares, y existe el antecedente de que uno de estos autos fue vendido en 700 mil dólares. ¿Un empresario desafortunado, o un pastel dividido en tres que no quiso ser compartido?

publicado en thepoint.com.mx mayo 2010

miércoles, 12 de mayo de 2010

Cómo llegó el café a América



La historia de la taza de café que nos deleita por la mañana, parece una novela de aventuras. Un intrépido y ambicioso militar francés se encargó de qué el café llegara a América, contra viento, marea, piratas y otras cosas. 

Armando Enríquez Vázquez

El café está rodeado de leyendas y hechos fascinantes, desde su descubrimiento mismo por los pastores etíopes, en especial según la leyenda, a uno llamado Kaldi, quien fue el que llevó la baya a los monjes cristianos, los cuales al creer que sus efectos eran obra del diablo arrojaron las bayas al fuego, sólo para descubrir el aromático olor del grano y más tarde la bebida. Los musulmanes, también tienen sus leyendas e historias acerca del origen del café. Hoy en día los mitos modernos le achacan producir insomnio.


Hasta el siglo XVII, los árabes mantuvieron un estricto control del comercio del café. Fueron ellos los que desarrollaron todo el proceso de secado y tostado de las semillas, y trataron de mantener el secreto, así como el monopolio de las semillas, las cuales sólo se podían vender tostadas. Sin embargo, ante el gran éxito del café no sólo en el mundo árabe, sino en Europa en donde a partir de los inicios del 1600 existían cafeterías. Se cuenta que un hombre llamado Babá Budán contrabandeó las primeras semillas y las plantó cerca de su casa. Esto le permitió comerciar con los holandeses que llevaron la semilla a Ceylán, donde la planta floreció sin problema. Los franceses no tuvieron el mismo éxito en Dijon. A través de negociaciones con el Burgermeister del invernadero de Ámsterdam, se consiguieron algunos arbustos como regalo al rey Luis XIV, y ya en el jardín quedaron a cargo del Botánico Real, como una de las joyas raras de la colección real.



Un capitán de la marina francesa asignado a la isla de la Martinica; Gabriel-Mathieu d'Erchigny de Clieu, habiendo visto el éxito comercial de la planta en manos de los holandeses y pensando en el bien que haría la semilla no sólo a la economía francesa, sino a la de La Martinica, decidió importar la planta a la isla. Sin embargo, de Clieu no tenía ninguna influencia en la corte. En 1723, en un viaje personal a París decidió robar una de las plantas del invernadero real. Haciendo gala de su habilidad con la mujeres sedujo a cierta cortesana que encantada con la idea del capitán, se granjeó al médico real M. Chirac y sustrajo la planta tan deseada por de Clieu. La historia no terminó con esta intriga palaciega, de Clieu escondió la planta hasta que zarpó del puerto de Nantes, de tal modo que el capitán mandó construir una caja de vidrio, especie de invernadero portátil, para poder transportar la planta durante la travesía, de modo que recibiera los rayos del sol.


Sin saber bien a bien cómo entre la tripulación iba un hombre al que de Clieu, describe como celoso del gusto que al capitán francés le daba el servicio que estaba haciendo a su patria. Otros dicen que era un espía holandés cuya misión consistía en destruir la planta. Lo único que este hombre logró fue arrancarle una rama al cafeto. Nada más se sabe de este espía a bordo. Si recibió algún tipo de castigo, lo que sí se sabe es que no fue el único peligro que sufrió el arbolito. El viaje fue muy accidentado y tuvo que enfrentar tormentas de gran oleaje que casi hacen naufragar al barco, un ataque de un pirata de tunecino del cual pudieron escapar, como remate llegó la calma chicha del mar. Fue entonces cuando durante más de un mes se racionó el agua a los tripulantes, de Clieu compartió parte de su pequeña ración con su querida planta.


Tras todas estas aventuras de Clieu finalmente llegó a la isla con la planta, pero no por eso terminaron sus mortificaciones; temeroso de cualquier cosa, y sobre todo de que alguien pudiera robarle la planta, mandó rodearla de arbustos espinosos y puso una guardia especial para el cafeto. Finalmente y como él mismo lo describe en L'Année Littéraire. (Paris, 1774): la primera cosecha sobrepasó cualquier expectativa y de Clieu recolectó alrededor de un kilo del grano. El capitán repartió la semilla entre aquellos que creyó capaces de cuidar y propagar el cultivo del café en la isla. Con el tiempo, el café se volvió el principal producto de La Martinica. Para 1770 existían ya 18 millones de árboles de café en la isla.


El capitán de Clieu fue reconocido por sus servicios al comercio de Francia por el cultivo del café, por el rey de Francia Luis XV, a pesar de ello de Clieu murió en la pobreza a los 88 años. Su planta de café sirvió para propagar el café por toda América.


A él sólo se le recuerda con un monumento en el jardín botánico de Fort France, inaugurado en 1918, en el que se lee: “A quien durante tanto tiempo hemos relegado al olvido”.

Publicado en blureport.com.mx 10 de Mayo 2010
Imagen: wikipedia.org