Armando Enríquez
Vázquez
A lo largo de la historia de la NFL han existido quarterbacks
que en su primera temporada parecen estar destinados a la gloria, al Salón de
la Fama, a ganar superbowls y destacar como los más grandes dentro de la
historia del deporte de las tacleadas, pero la realidad en muchos casos los
supera y al cabo de un par de temporadas estos jugadores se pierden en la noche
de los tiempos.
Alguien recuerda hoy a Tim Tebow o esos momentos de gloria y
arrogancia de Mark Sanchez comiéndose un hot dog a la hora del juego en la
banca, en un partido en contra de los Raiders de Oakland.
¿Dónde quedó a Robert Griffin III, quién tras su gran debut
en los Pieles Rojas de Washington era visto como una de las grandes
revelaciones de la NFL? Hoy está en la lista de los lesionados y como
quarterback suplente de los Browns de Cleveland, el peor equipo de la Liga.
En su momento también deslumbraron en su primera temporada
quarterbacks como el Boomer Esiason con los Bengalíes de Cincinnati, quien
terminó siendo un mejor comentarista de televisión que jugador a pesar de sus
trece años en la liga. Al igual que Robert Griffin III, está la historia de un
novato que se creía llevaría a los Bengalíes a la gloria en la década de los
setenta. En 1969 los Bengalíes seleccionaron a Greg Cook egresado de la
Universidad de Cincinnati, donde una tarde lanzó para más de quinientas yardas.
En esa primera temporada Cook lanzó para más de 1,800 yardas y 15 touchdowns, los
tres primeros partidos de la temporada los ganaron los de Cincinnati con su
nueva estrella, quien entonces se lesiono del hombro y regresó a la temporada,
pero demasiado tarde y demasiado lesionado aún. A pesar de la temporada
perdedora de los Bengalíes Cook era una promesa, pero la lesión en el hombro
provocó que no jugara las siguientes tres temporadas y con eso se aceleró su
salida de la NFL.
De igual manera en 1993 los Halcones Marinos de Seattle
eligieron a un quarterback ganador egresado de Notre Dame; Rick Mirer. Mirer
ayudó a mejorar los números de la franquicia de Seattle en la primera
temporada, Mirer es uno de los pocos quarterbacks novatos en participar en
todos los juegos de su equipo en su primera temporada. En 1995 logró su única
temporada ganadora con un record de 7 ganados y 6 perdidos. En 1997 fue
transferido a los Osos de Chicago y después poco a poco Mirer, a quien se veía
como una promesa se fue hundiendo en temporadas en diferentes franquicias como
los Jets y los Raiders.
En la lista de grandes quarterbacks en activo con una
primera temporada extraordinaria que aún no han logrado hacer de su equipo un
ganador de Superbowl se encuentran Cam Newton, Andrew Luck, Andy Dalton y Matt
Ryan.
Los quarterbacks maravillosos de una sola temporada
desaparecen por causas que están implícitas en su poco imaginativa forma de
jugar y evolucionar en el juego, por lesiones o porque deslumbrados por jugosos
contratos cambian de equipos sin valorar la labor de su línea ofensiva o de los
receptores. Despreciando el talento del equipo y la importancia de los demás en
los triunfos.
Parece que siempre habrá nuevos y deslumbrantes estrellas el
asunto es que hagan de su paso por la liga algo memorable.
Sin ir más lejos basta pensar con lo que en esta temporada
está sucediendo con Dak Prescott de los Vaqueros de Dallas, que tiene al equipo
con cinco ganados y un perdido o con Carson Wentz que a lo largo de cinco
juegos ha logrado tres victorias para las Águilas de Filadelfia, rival de
conferencia de los Vaqueros, Wentz le quitó lo invicto a los Vikingos de
Minnesota el pasado domingo y se encamina a enfrentar a los Vaqueros el domingo
por la noche.
Ambos novatos sobrepasan ya las mil yardas lanzadas,
Prescott tiene 7 touchdowns y Wentz 8. A Prescott lo han interceptado en una
ocasión y a Wentz en 3. Hoy son las grandes esperanzas de la Liga y de los
aficionados a estos equipos. Lo mismo sucedió en temporadas pasadas cuando los
Broncos de Denver debutaron a Tim Tebow en 2011, que hoy ya no está siquiera en
la NFL.
Las carreras de los grandes se construyen un juego a la vez,
y aunque hoy Dak Prescott ya haya roto el primer record impuesto por Tom Brady,
al lanzar 135 pases sin ser interceptado, hay todavía un largo camino para que
el Joven quarterback de los Vaqueros pueda siquiera pensar en opacar a las dos
glorias del equipo de la estrella solitaria, Troy Aikman y Roger Staubach.
Los chicos maravilla que llegan a la NFL y en su primera
temporada marcan la diferencia para su equipo son muchos, los que hacen de su
equipo una leyenda y crecen con él son los menos.
publicado en DeLaPizarraALaCancha.com.mx en Noviembre de 2017
imagen: livestrong.com