La Cuarta transformación anunció en su inicio el modelo de medios del estado que quiere, la realidad es que hay mucho que construir en ese tema.
Armando Enríquez Vázquez
La llegada de Andrés López Obrador a la presidencia impuso
ya una nueva vuelta de timón a los medios de comunicación del estado. Durante
décadas este modelo de comunicación ha sido verdaderamente patético y sólo ha
servido para enriquecer a los funcionarios que han dirigido estas diferentes
entidades. La excepción ha sido siempre el Canal 11. La labor, en general de
los medios públicos ha dejado mucho que desear, con una producción muy limitada
en creatividad y valores de producción. El canal 22 se ha dedicado más a
comprar series y películas extranjeros de gran calidad, que hacer un esfuerzo por
tener una propuesta honrosa nacional. Los medios públicos han estado amarrados a
magros presupuestos y políticos mediocres con poca visión de lo que es la
televisión y mucho menos de los retos que enfrentan los medios públicos del
mundo con audiencias globales por crear. Existen muchos mensajes llenos de
lugares comunes en los medios nacionales que a finales del 2006 habían
prácticamente desaparecido pero que entre el ego de Felipe Calderón y la idea
primitiva de Peña Nieto sobre los medios se revivió un sistema que el primero
denominó OPMA (Organismo de Producción de Medios Audiovisuales) y el segundo
SPR Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano).
Los políticos soberbios desconocen que la televisión es ante
todo un medio de entretenimiento y más en un país como el nuestro donde a la
mayoría de los mexicanos los asuntos de la alta cultura son inasequibles y en
muchos casos inentendibles y muy poco atractivos sí además se presentan de a
manera de mesa de opinión o de dizque sesudas entrevistas, y no porque que crea
como el difunto empresario Emilio Azcárraga Milmo que la televisión es para
jodidos, sino porque tristemente la visión mezquina y servil del dueño del un
tiempo monopolio de los medios de México se dedicó a con este pretexto a analfabetizar a México con sus programas
y políticas de producción.
La leyes mexicanas han sido lo suficientemente retrogradas o
proteccionistas para conseguir un estancamiento de la producción pública a lo
largo de décadas. Incapaces de aceptar coproducciones o patrocinios la
televisión y la radio públicas mexicanas se han visto hundidas un circulo
viciosos que empieza con malos trabajadores, profesionales de los medios conformistas,
improvisados designados por familiares y amigos, voraces productores que gastan
el 10% de lo que se les asigna y se embolsan el resto del recurso, todo esto ha
hecho de los medios del estado verdaderos elefantes blancos, sobre todo en el
caso de los sistemas de radiodifusión estatales que son una desgracia y un despilfarro
sin beneficio alguno para los gobiernos locales.
El modelo que el nuevo gobierno quiere para los medios de
comunicación pública de acuerdo a lo dicho por el presidente es el de la BBC o
el de RTVE. Por lo tanto, los legisladores habrán de revisar el marco legislativo
actual para incluir patrocinios y apoyos económicos externos al gobierno para lograr
ese desarrollo en la producción de los medios del Estado.
Además, el sistema debe ser revisado a fondo en su
estructura, pues la BBC y RTVE son organismos públicos independientes al poder,
son entes que no responden a la voluntad de primeros ministros, presidentes o
de los intereses políticos de sus directores. En México desde siempre estos
medios han sido solo una extensión de la voluntad de los gobernantes y en el
peor de los casos un pésimo modelo de negocio encargado de promover la visión
del gobernante sin importar el tener audiencia o manteniendo números ridículos
de rating. La producción pública a pesar de no ser una gran inversión sin duda
es la más cara en el país en tanto minuto producido por audiencia impactada
Existen otras señales públicas cuyo objetivo general es poco
claro y producen o compran programas por simple hecho de gastar presupuesto.
Esos son los casos de los Canales del Congreso y Judicial, terribles pozos sin
fondo que no sirven para nada y carecen de audiencia.
Sí López Obrador pretende crear una nueva cara para los
medios de comunicación públicos puede comenzar por observar modelos exitosos no
sólo extranjeros, dentro del mismo sistema del estado el IMER, es un buen
ejemplo, a partir de crear verdaderas estaciones radiofónicas dirigidas a
audiencias específicas, el instituto ha logrado hacerse un público fiel, además
su sistema de informativos es interesante y crítico, aplicar ese esquema a la
televisión es un reto porque los canales de SPR y SEP son una verdadero
desperdicio que nadie ve y a nadie interesan, la mayor parte de los mexicanos
desconocen su existencia, lo que se debe en gran parte a la imposición que la
ley hace en materia de patrocinios y apoyos económicos para la producción, que
siempre es cara y presupuesto asignado a estos medios poco. Las pocas
iniciativas inteligentes se pierden por la falta adecuada de promoción, el caso
del futbol americano nacional.
El sistema de producción independiente en los medios
públicos exitosos es muy importante y en México se ha intentado imitar, pero ante
las limitaciones legales y la corrupción imperante del sexenio que terminó el
modelo no funcionó, familiares de los funcionarios y recomendados se encargaron
de encarecer presupuestos y entregar puras porquerías que no interesaron a las
audiencias, la falta de autocrítica al interior de los medios públicos no
existe. El exceso del control gubernamental que es el mejor disfraz de la
censura y la necesidad de llenar la parrillas de programación con lo que haya
son realidades que juegan en contra del funcionamiento correcto del sistema.
Pero también, el presidente y sus asesores deben estar
listos para apostar en nuevas plataformas y tecnologías pues la televisión sola
esta por convertirse en un enorme elefante blanco. Los modelos de negocio de
los medios públicos también debe ser puestos sobre la mesa y escuchar a los
especialistas para lograr un mejor impacto de estos medios del Estado.
En su discurso de toma de posesión el presidente López
Obrador anunció grandes apoyos a los artistas y creadores nacionales, y por
extensión debemos entender a los productores de radio y televisión de los
medios públicos. Sí en realidad la propuesta del presidente es crear medios
competitivos a nivel mundial, atractivos y con contenidos de calidad para los
mexicanos, le debe quedar claro que la
producción no es barata y si se pretende que se hagan programas como Planet Earth, Blue Planet, El Ministerio del
Tiempo, Isabel, Carlos Rey Emperador se necesita dinero, talento,
creatividad y sobre todo un marco legal que haga de los medios públicos un
proyecto independiente del político y el partido en el poder, un proyecto transexenal,
un proyecto que incluya dinero diferente al presupuesto y productores que no
sean amigos de políticos, un proyecto con gran autonomía para que los mexicanos
podamos sentirnos orgullosos de nuestros medios públicos y que estos sean un
referente en el continente y en el mundo.
En un error rápidamente corregido se había propuesto que los
medios del estado pasaran a ser parte de la Secretaria de Gobernación,
finalmente y ante los comentarios de muchos de los involucrados y voces
inteligentes se decidió que el sistema de comunicación pública permanezca en la
Secretaria de Educación Pública, lo que al final de cuentas también debería de
modificarse y darle la personalidad jurídica de un organismo independiente.
La llegada de un hombre como Jenaro Villamil al SPR, debe
dada la experiencia de Villamil como analista y conocedor critico de los medios
servir para dar ese paso importante en la transformación de los mediocres
medios del estado.
una primera versión de este texto se publicó en roastbrief.com.mx el 3 de diciembre de 2018