La historia de
una de las marcas más lujosas de relojes, así como de las más antiguas es
también la de un hombre obsesionado con la belleza y la precisión de
mecanismos.
Armando Enríquez
Una de las marcas
más exclusivas y bellas en el mundo de los relojes es sin duda Jaquet Droz.
La marca suiza es supuestamente la más antigua marca de relojes aun en
producción, y sin embargo, su historia está llena de huecos históricos, lo que
me hace dudar de su continuidad. La historia de la marca podría ser tan sólo el
aprovechamiento del nombre de una marca alguna vez muy exitosa, que reapareció
a mediados de siglo pasado y haciendo honor al fundador de la marca se ha
convertido en una excelsa marca de relojes.
Pierre Jaquet-Droz nació en La Chaux de Fonds, hoy parte del
cantón suizo de Neuchatel, el 28 de julio de 1721. Jaquet Droz conocía a varios
de los relojeros artesanales de la zona, además de ser descendiente por parte
de su madre de otros afamados relojeros. Pierre se mostró fascinado por lo
especializado de los mecanismos y su precisión. Su padre, que era un
agricultor, no compartía la idea de su hijo y se empeñó en que Pierre estudiara
para clérigo, así que lo envió a la Universidad de Basilea que en esos días tenía
su sede en Neuchatel. Ahí Pierre estudió teología y filosofía, pero su amor la
ciencia lo llevó a conocer y tener una buena amistad con los Bernoulli, Padre e
hijo que eran matemáticos.
En 1738 cuando tenía 17 años estableció su propio taller,
los siguientes 9 años se dedicó únicamente a la construcción y diseño de
relojes, que debido a su belleza y a sus particularidades comenzaron a llamar
la atención de las clases pudientes. Esta relación con la clase alta de
Neuchatel lo llevó a conocer al gobernador del principado George Keith,
conocido como Milord Maréchal, quien le recomendó llevar sus creaciones a
España.
Jaquet Droz se casó en 1750, tuvo dos hijos, pero su
matrimonio duro poco. Su mujer y su hija murieron pronto y Pierre viajó a
Madrid con algunos de sus relojes que causaron sensación en la corte de Felipe
VI, Jaquet Droz regresó a Suiza con el suficiente dinero para dedicarse de
lleno a sus creaciones.
Además de los relojes Pierre Jaquet Droz, comenzó a crear
pájaros cantores, unas verdaderas piezas de arte que también comenzaron a tener
una gran demanda entre los aristócratas europeos, sin duda el mayor logro entre
las creaciones de Pierre Jaquet Droz fueron sus autómatas, maquinas que
representan a seres humanos y de los que se conservan aun tres que se exhiben
en el Museo de Arte e Historia de la Ciudad de Neuchatel. Estas tres máquinas
son conocidas como El dibujante, El escritor y La pianista. Cada una de ellas
realiza las acciones que las describen.
Como evolución de estos autómatas, Jaquet Droz ofrece
a sus clientes actualmente una máquina que reproduce la firma del dueño de la
máquina en un formato manuscrito.
Jaquet Droz incorporó al negocio a su hijo Henri Louis
Jaquet Droz y a su hijo adoptivo Jean Frederic Leschot. En 1774 Pierre decidió
abrir un taller en Londres y pronto estableció una agencia en Pekín. Los
pájaros cantores de Pierre fueron un éxito en las cortes china y japonesa. En 10 años de presencia en China Pierre Jaquet
Droz exportó más de 600 piezas. Los relojes y pájaros de Jaquet-Droz tenían
presencia también en La India.
Mientras Henri Louis viajaba de La Chaux de Fonds a Londres,
la mayor parte de las actividades del negocio con el lejano oriente eran
atendidas por Leschot. Los talleres de la empresa se mudaron a Ginebra en 1784,
convirtiéndose en la primera empresa relojera en la ciudad. Ese taller se
dedicaba a la fabricación de relojes muy lujosos que incluían en su diseño
pequeños pájaros cantores, así como otras figuras animadas.
La llega de la década de la 1790 marcó la caída de Jaquet
Droz y su desaparición al menos en los registros. La quiebra de un
importante cliente inglés obligó al cierre de la oficina en Londres, pagos no
realizados por el representante en China llevaron a la empresa a una crisis, en
1790 murió Pierre Jaquet Droz y un año después murió su hijo. Jean Frederic
Leschot quedó al frente de la empresa y desde Ginebra continuó con la
producción de relojes, pero tras la revolución francesa, el ascenso de Napoleón
y el bloqueo comercial impuesto por el emperador francés, la empresa al parecer
desapareció. Leschot murió en 1824 y lo que se sabe de su hijo, otro importante
relojero suizo, es que ya en 1839 trabajaba para Vacheron Constantin,
una marca suiza que se fundó en 1755 y que también subsiste hasta nuestros
días. A pesar de inventar y diseñar diferentes innovaciones para los relojes,
no se sabe porque no continuó con la tradición de su padre y de los Jaquet Droz
de crear joyas de la relojería en cuanto a maquinaria y arte.
Existen algunos Jaquet Droz creados a la mitad del siglo XX,
que poco o ningún honor hacen a las creaciones artísticas de Pierre, Henri
Louis y Jean Frederic Leschot. En 2000 La marca fue adquirida por el grupo Swatch
que en 20m años ha recuperado, la elegancia, lo artístico, lo innovador, el
lujo y lo exótico de la marca.
El logo de la relojera como sus relojes, aves canoras y
autómatas es elegante y sencilla las letras J y D separadas por un par de
estrellas a la manera en que separamos las horas y los minutos abajo en mayúsculas
Jaquet Droz. Este logo es al parecer la aportación de Swatch a la
marca porque en los relojes sobrevivientes de los años sesenta y setenta del
siglo pasado el logo era tres líneas que convertían en una flecha de manera muy
burda y que también tenía el nombre Jaquet Droz en mayúsculas en la
parte inferior.
El trabajo de escultura, de esmalte y la fina relojería que
da vida a estos relojes que son verdaderas obras de arte se puede observar en
los videos de la página de Jaquet Droz.
publicado originalmente en the point.com.mx el 14 de marzo de 2022
imágenes jaquet-droz.com