Llegó el momento del cruento y arbitario recuento de los sucedido en el año.
Armando Enríquez Vázquez
Es una arbitraria práctica al llegar el final del año
repasar, revisar, sumar y restar en el más puro estilo de canción de Mecano.
Bajo esta óptica que intenta sintetizar un ciclo; 2014 ha sido un mal año en el
panorama nacional. Inició con las autodefensas en Michoacán, que rápidamente se
extendieron a Guerrero y al Estado de México y amenazaron con expandirse
dejando al descubierto la ingobernabilidad existente en el territorio nacional.
El remedio del gobierno federal, que a muchos pareció en su momento correcto,
fue nombrar a un gobernador plenipotenciario, sin otorgarle el título de
gobernador y sí otro muy pomposo de Comisionado para la paz o algo así, que
para colmo del asunto ni michoacano es, pero que ha llevado a cabo su misión de
acabar con los grupos ciudadanos imponiendo el autoritarismo, la represión y al
parecer se ha dedicado a pacto con ciertos grupos del crimen organizado, como
demuestra la balacera de la semana pasada.
Pero las fanfarrias de pobre baño dorado del gobierno
federal no dejaron de sonar en voz de legisladores tan poco talentosos y si muy
lambiscones como David Penchina o Javier Lozano quienes sirviendo a intereses
de inversionistas o dueños de medios de comunicación y a los oscuros manejos del gobierno federal antes
que a la ciudadanía. Cada día es más difícil ocultar los nexos de diferentes funcionarios con
empresarios a los que impunemente se ha dedicado a enriquecer.
En 2014, descubrimos que el presidente es más corrupto de lo
que pensábamos y el involucramiento de sus amigos mexiquenses en los negocios
federales pareciera tener como meta crear a los próximos billonarios mexicanos
para aparecer en Forbes.
Claro lo más grave, fue el asesinato de los normalistas de
Ayotzinapa, y el papel que los diferentes órganos de gobierno a nivel local,
estatal y federal jugaron y siguen jugando en él. Lo torpe de las acciones y de
las declaraciones de los funcionarios incluso del mismo presidente sólo
demuestra que en materia de gobierno y gobernabilidad, la administración de
Enrique Peña Nieto está más que reprobada.
2014 fue, sin embargo, el año de la ciudadanía y de las
redes sociales. A lo largo de estos últimos meses sólo los ciegos y sordos
políticos de todos los colores que administran la nación, han sido incapaces de
aceptar que la ciudadanía está harta y cansada de ellos, de los colores y
demagogias que representan. Las movilizaciones y manifestaciones en la
diferentes ciudades del país y del mundo y la gorilesca respuesta de un sistema
sordo han sido la tónica de un movimiento que demuestra únicamente que ha
llegado la hora de cambiar en México, bajo liderazgos más sensibles a las
demandas ciudadanas y acorde a los tiempos. Qué políticos y partidos políticos
están ya rebasados por la ciudadanía.
Fue el año de imponer la censura a varios comunicadores con
los dueños de los medios protegiendo sus intereses comerciales y de negocios
con el gobierno federal.
2014, fue el año en que la intolerancia regresó a hacerse
patente y no sólo en México, sino en lo largo y ancho del mundo desde la
reciente matanza de niños y adolescentes en Paquistán, hasta la estulticia
franquista de Mariano Rajoy en España, prohibiéndole a los españoles expresarse
libremente en la calle. Obama atacando desde el inicio de su presidencia a los
inmigrantes y concediéndoles un perdón de mentiritas que seguramente el
congreso republicano revocará en la primera oportunidad. La sordera de Benjmín
Netanyahu, primer ministro israelí, a las voces de la comunidad mundial a que
es hora de que el fascista estado israelí acabe con el genocidio que a lo largo
de décadas ha llevado en contra del pueblo Palestino al que ha llegado la hora
de reconocer como una patria independiente, paso que han dado algunas naciones
europeas.
El año en que la CIA se ufana de los métodos que utiliza para infiltrarse e interrogar a los que considera enemigos de
Estados Unidos, y de los cuales en América Latina sabemos desde las oprobiosas
intervenciones norteamericanas en los gobiernos de la región a lo largo del
siglo pasado, El cinismo de Obama y de la justicia norteamericana que a pesar
del “vergonzoso” informe que delata tácticas y procedimientos criminales, nadie
ha sido detenido y mucho menos presentado ante la justicia norteamericana o
internacional para responder antes que nada por su desfachatez.
Me parece que el saldo de 2014 es negativo antes que
positivo, el sinsabor que nos deja solo puede ser para que todos juntos y cada
quién desde su trinchera hagamos de nuestro país y de esta aldea globalizada en
la que vivimos un mejor lugar.
publicado en blureport.com.mx el 22 de diciembre de 2014.
imagen; makingdifferent.com