Tanto en materia de competitividad, como en materia de transparencia lo que propuso Peña Nietoen la reforma de telecomunicaciones se queda a medias.
Armando Enríquez Vázquez.
A principios de diciembre de 2016, leí acerca de una multa
que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia un organismo del
gobierno español similar al IFETEL (Instituto Federal de Telecomunicaciones) y a
la COFECE (Comisión Federal de Competencia Económica), impuso a rtve (Radio y
Televisión Española) por exceder el tiempo utilizado por la televisora para
promocionarse.
De acuerdo con la ley española, las cadenas de televisión
abierta sólo pueden promocionar su programación cinco minutos de cada hora reloj. Esto es 120 minutos al
día.
Existen otros países donde como parte de sus leyes de medios
ningún propietario de un medio de comunicación puede poseer otro tipo de
empresas, evitando así una competencia desleal con otros jugadores del mercado.
Ver o controlar a los medios, también tiene su lado oscuro al por medio de la
censura intentar manipular o censurar contenidos. Incluso, como sucede en
nuestro país una sutil forma de esa censura se da desde la inversión de los
gobiernos en la promoción de su propaganda dentro de los medios.
El futbol americano profesional de la NFL, es uno de los
deportes más populares en nuestro país y sin embargo en los juegos del domingo
pasado, transmitidos por televisa la auto promoción es lo más recurrente y
utilizado para rellenar sus espacios comerciales. Lo que, según yo, vuelve a
Televisa un competidor desleal en un mercado libre.
Y por extensión me lleva a pensar ¿sí la reforma en materia
de telecomunicaciones impulsada por Enrique Peña Nieto está completa? ¿y sí es
la mejor? Tanto en materia de competitividad, como en materia de transparencia
lo que propuso Peña Nieto se queda a medias, favorece a todos los canales de
televisión que poseen negocios de televisión de paga, equipos de futbol,
empresas de ventas de bienes y de servicios, propiciando el fortalecimiento de
una oligarquía, lo monopolios o de enormes corporativos, con los claros
resultados de fracasos y opacidad que estamos viendo el día de hoy.
La lucha de alguna manera se vuelve desigual cuando empresas
como Televisa cuyas ventas en publicidad se notan cada vez menos en la
pantalla, retaca sus espacios comerciales con la promoción de sus plataformas
de televisión de paga o de distribución de entretenimiento por Internet. Sin
darle al consumidor la oportunidad de enterarse de otras ofertas mejores y más
baratas.
Debe existir una legislación sobre toda esta promoción
basura de las televisoras, algo que por otro lado podría realmente llevar a un
crecimiento en materia de inversión publicitaria, así como de todo lo que rodea
a la industria de los comerciales, y que obliga a las televisoras a poner los
pies sobre la tierra y crear nuevas estrategias de ventas para llenar esos
espacios de comercialización.
Lo preocupante más allá de una regulación en el marco de lo que
se puede decir acerca de la auto promoción es lo que la falta de ella de
significa en un supuesto mercado de la oferta y la demanda.
Y dentro de esta reflexión acerca de la televisión, los
medios y contenidos, vale la pena traer a colación el asunto de la entrevista
de López Dóriga al gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle y la intromisión
del estado en asuntos de liberad de expresión. Resulta que la entrevista ha
sido censurada por Instituto Nacional Electoral, por considerarla promoción
electoral para Moreno Valle, lo que no es más que una absurda y autoritaria
posición del organismo federal, de su Consejero Presidente y todos aquellos que
tienen que ver con este tipo de decisiones que atentan contra la libertad de
expresión, porque más allá del nombre del político en cuestión, la intención
del INE es controlar el dialogo político que se desarrolla en nuestro país. El
mismo instituto se pasa promoviendo la idea de que en una democracia todas las
voces tienen cabida, y somos los ciudadanos los que tenemos el poder de elegir
y decidir si creemos y apoyamos o no al político que se postula o pretende
hacerlo, claro está que en ese sentido hace seis años vimos cómo se creó un
presidente utilizando todo el aparato de una empresa de comunicación a la que,
sin embargo, no parece haberle redituado como esperaba la ejecución de su plan
siniestro.
Hace poco leí y escribí acerca de Alyssa Carson, una
adolescente norteamericana de 15 años, que desde los cinco años de edad y
gracias a un programa de televisión se prepara para convertirse en miembro de
la primera generación de seres humanos que lleguen a Marte. Si pienso en la
televisión mexicana y a lo que están expuestos los niños; El chavo del 8, La rosa de Guadalupe, puedo entender claramente
porque los mexicanos aspiran a ganarse el Melate, comer tortas de jamón y vivir
en los barriles de 60 m2 que ofrecen los desarrolladores de vivienda en
contubernio con el gobierno. Aquí es donde es necesarios órganos que revisen la
calidad de los contenidos y el role model de los personajes y no en un debate
político que al INE pareciera que le urge controlar.
Pero más allá de eso la idea del INE es controlar lo que se
dice y como se dice acerca de los actores políticos que tienen aspiraciones a
puestos de elección popular. El INE debería estar más preocupado en su
credibilidad, en la transparencia al interior del instituto, en la
honorabilidad de su Presidente Consejero que en atentar contra la libertad de
expresión.
Tenemos enfrente una clara contradicción acerca de cómo se
deben manejar los contenidos informativos y comerciales dentro de la televisión
abierta y los medios virtuales, porque mientras por un lado se permite la
autopromoción, convirtiendo el libre mercado en una utopía, por otro se quiere
censurar todo aquello que políticamente no convenga a los aspirantes de una
partidocracia.
Falta mucho por hacer y poner sobre la mesa en materia de
contenidos informativos, deportivos y de entretenimiento que hoy conforman el
perfil de los medios y de su promoción, como mucho hace falta también, en
materia de censura y autoritarismo por parte de institutos y organismos del
gobierno que carecen de esas atribuciones y sin embargo gozan del protagonismo
de los funcionarios que los encabezan.
Televisa, TV Azteca e Imagen TV tienen que estar conscientes
de la evolución mundial de la que son parte y de cómo hacer de su negocio uno
en el que el público se sienta atraído y junto con ellos las marcas, en lugar
de pretender vivir de nombres que se están desmoronando con el paso del tiempo
y la llegada de la verdad. Cómo también tienen que fajarse bien los pantalones,
por primera vez, y enfrentar a gobiernos y organismos gubernamentales, porque
actos dictatoriales como los del INE, están muy lejos de lo que se presume
acerca de la libertad gubernamental de los medios y muy cerca del control
tácito del estado en los medios.
publicado en roastbrief.com.mx el 12 de diciembre de 2016