La alpinista japonesa
fue la primera mujer en conquistar la montaña más alta de nuestro planeta.
Armando Enríquez
Vázquez
El 29 de mayo de 1953 es una de las fechas trascendentales
en la historia de la humanidad. Ese día el neozelandés Sir Edmund Hillary y su
acompañante el sherpa nepalés Tenzing Norgay se convirtieron en los primeros
seres humanos en alcanzar la cima del Monte Everest, la cumbre más alta de La
Tierra con una altura de 8,848 m.
Con el correr de los años hubo otras expediciones exitosas,
pero habrían de pasar 22 años para que la primera mujer llegara a la codiciada
cima de todo escalador.
Junko Tabei logró su hazaña el 16 de mayo de 1975. Tenía 35
años.
“El Everest para mí, y
creo que, para todo el mundo, es la manifestación física y simbólica de vencer
todas las vicisitudes para lograr un sueño”.
Junko Tebei nació el 22 de septiembre de 1939 en un pequeño
poblado rural de la prefectura de Fukushima de nombre Minaru, en Japón. Tabei
fue la quinta hija de siete hermanos, su padre era impresor. La infancia de
Junko transcurrió en un Japón empobrecido tras la derrota de la II Guerra
Mundial, como muchos de los japoneses de su generación Junko Tabei era una niña
delgada y pequeña, incluso algunos de sus maestros la definían como escuálida.
Pero a los diez años y gracias a un maestro que llevó a Junko y sus compañeros
a escalar las montañas cercanas de Nasu, Tabei descubrió el amor por el
montañismo, por los paisajes gélidos y desolados que acompañan a los grandes picos
del mundo.
En un país de con una de las culturas machistas más férreas,
Junko estaba destinada a ser en el mejor de los casos maestra, pero en el más
tradicional una simple ama de casa, algo que no iba con la forma de pensar de
la joven. Junko Tabei estudió en la Universidad Femenina Showa fundada en 1920,
de donde se graduó en 1962 en inglés y literatura estadounidense. Junko Tabei
comenzó a trabajar y a pesar de que era muy mal vista por muchos montañistas
japoneses, se unió a diferentes clubs de alpinistas. Sólo algunos veteranos la
tomaban en serio y el resto pensaba que su presencia en este tipo de clubs obedecía
únicamente a una razón; encontrar al marido ideal, y aunque terminó casándose
con un alpinista, nada más alejado de las motivaciones de Junko, para
pertenecer a estos clubs.
En 1969 sumó a su mala imagen el ser la fundadora del primer
grupo de montañistas mujeres en Japón que tenía por lema: “¡Vayamos de expedición al extranjero nosotras solas”!
Así fue como en 1970 conquistó junto con un grupo de 15
mujeres el Annapurna II de 7937 metros de altura, en la cordillera del Himalaya
y se convirtió en la primera mujer en lograrlo. A partir de ese momento supo
que podía intentar el subir el Everest, y algo que le había pesado hasta ese
día, la opinión de los demás, se convirtió en lo de menos, de acuerdo con lo
Junko Tabei declaró años después en una entrevista para la revista Sports Illustrated: “Si la gente quiere
llamarme la loca mujer montañista, está bien”, pues en Japón crecían las voces
que la criticaban por pensar en escalar una montaña y no quedarse en casa
cuidando a su hija de tres años,
Cuando regresó a Japón tras la hazaña renunció a su trabajo
que impedía planear y dedicarse a escalar. En 1971, llenó los formularios de
Nepal para intentar el ascenso del Everest y dado el gran número de
expediciones en lista de espera, se le otorgó el permiso para 1975. La historia
de cómo logró recursos para llevar a cabo su nueva expedición va desde el apoyo
que le brindaron la televisión japonesa y un diario de circulación nacional,
así como diferentes actos que llevaron a cabo las participantes, se dice que
ella dio clases de inglés entre otras cosas.
A pesar de que ella pensaba que subir cualquier montañana
mayor a los ocho mil metros ofrecía los mismos retos, Junko Tabei, nunca
anticipó dos pruebas que le puso el Everest; la primera fue una avalancha que
la sepultó en la nieve junto con algunas de sus compañeras de equipo. La
alpinista, a pesar de perder el conocimiento, fue rescatada gracias a dos
acciones, la navaja que alcanzó a pasar a una de sus compañeras de expedición y
con la que esta última cortó la tienda de campaña para evitar que se
asfixiaran, y segunda que sus pies sobresalían un poco de la nieve, lo que dio
la oportunidad no sólo de localizarla, sino de que uno de los sherpas la sacara
jalándola por los talones.
La segunda fue que al final tuvo que cruzar por un
puntiagudo acantilado para el que no estaba preparada y hacía que la mitad de
su cuerpo estuviera del lado chino del monte y la otra mitad del lado nepalés.
De acuerdo con las entrevistas que concedió años después de su hazaña, Junko
Tabei declaró que descubrir este paso la hizo enojar porque en todos los
materiales que ella había estudiado de expediciones anteriores ninguno hablaba
de este paso. Finalmente, el 16 de mayo de 1975, Junko Tabei. Llegó a la cima
más alta de nuestro planeta y de acuerdo, con lo que declaró en su entrevista a
Sports Illustrated, en aquel pequeño
sitio de menor tamaño que un tatami, Junko Tabei se sintió “aliviada y angustiada porque aun, había que
realizar el descenso.
Tras la conquista del Everest, Junko Tabei, jamás volvió a
pedir patrocinio a ninguna empresa porque para ella, el patrocinio implicaba
trabajar para una empresa algo que había decidido no hacer desde su ascenso al
Annapurna II.
Junko Tabei no sólo conquistó el Everest, a lo largo de su
vida la japonesa se convirtió en la primera mujer en escalar las siete cimas
más altas del mundo. En 1981 escaló el Kilimanjaro, la montaña más alta de África,
El Aconcagua en 1987 en Sudamérica, en 1988 ascendió a la cumbre del Monte
McKinley o Denali, en Norteamérica, En 1991 Junko Tabei logró escalar el Macizo
Vinson en la Antártida, finalmente en 1992 completó las siete cimas al escalar
la Pirámide Carstens o monte Jaya, la de mayor atura de Oceanía y el monte
El’brus que es el pico más alto de Europa.
Su siguiente reto era conquistar las cimas más altas de
todos los países, logró hacer casi la tercera parte del mundo. En México estuvo
en 1987 y escaló tanto el Popocatépetl como el Iztaccíhuatl. Pero nunca escaló
el Citlaltépetl o Pico de Orizaba que es la montaña más alta del país.
Preocupada por el medio ambiente Junko Tabei formó parte de
una organización dedicada a la limpieza de la basura que hay en la cordillera
del Himalaya y que se ha generado desde las primeras expediciones. En una
entrevista que concedió al Japan Times,
Tabei manifestó su despreció por la conducta de los expedicionarios modernos
que solo buscan romper récords estúpidos en la montaña más alta del mundo.
En 2012 se le diagnosticó cáncer de estómago. Lo que no la
detuvo en sus ascensos y en julio de 2016 Junko Tabei realizó su última
escalada, acompañando a un grupo de niños de Fukushima, su región de origen y
que fue afectada por el terremoto y maremoto de 2011, desde entonces anualmente
Junko Tabei subía el monte sagrado de Japón con un grupo de niños de Fukushima.
Tres meses después el 20 de octubre de 2016 Junko Tabei
murió.
Junko Tabei se dedicó a dar conferencias y escribió 8 libros
de los cuales ninguno ha sido traducido.
Tal vez con esa misma humildad con la que prefería
reconocerse como la trigésima sexta persona en alcanzar la cima más alta del
mundo y no como la primera mujer en hacerlo, o tal vez un poco de manera irónica
alguna vez comentó: “No entiendo porque
los hombres hacen tal alboroto acerca del Everest, es simplemente una montaña”.
Once días después de convertirse en la primera mujer en alcanzar la cima del Everest,
llegó la segunda mujer al techo del mundo, siendo la primera mujer en lograr la
cima escalando por el lado norte de la montaña, la China Phantog que perdió
algunos dedos del pies, debido a la gangrena por congelamiento.
publicado en mamaejecutiva.net el 17 de julio de 2017
imagen;nyt.com