El futbol americano está emparentado con el
rugby inglés y de manera lejana con el futbol soccer.
El origen del juego se encuentra lejos de lugares
populares y de fácil acceso.
Armando Enríquez Vázquez
Comúnmente pensamos que la palabra futbol está relacionada
con el hecho de que la pelota se patea, lo cual no necesariamente aplica en los
casos del rugby o el futbol americano. Sin embargo, al parecer en la edad media
se llamaba “football” a aquellos juegos con pelitas que se llevaban a cabo a
pie y eran jugados por los plebeyos y campesinos a diferencia de aquellos que
se jugaban a caballo como el polo que eran propios de la aristocracia. Un poco
lo que sucedía en España con el toreo, mientras el rejoneo estaba reservado a
las clases pudientes con sus caballos, las suertes a pie que derivaron en el
toreo que hoy conocemos, eran practicadas por el pueblo.
Hay quienes trazan el origen del futbol y todos los deportes
a los que hoy anteponemos el nombre, en un primer juego practicado en la
antigua Roma. Este supuesto antecesor del futbol en todas y cada una de sus
ramas, era un deporte muy similar a lo que conocemos hoy como soccer, con la
violencia del futbol americano o del rugby y al que los romanos lo llamaban
Harpastum.
Los ejércitos romanos llevaron el Harpastum a las islas
británicas durante su conquista, el elemento principal parece haber sido una
pelota de menor tamaño a una de soccer actual y dos equipos encargados de
llevarla de un extremo a otro del campo, que era delimitado por un encordado.
El Harpastum a su vez deriva al parecer de un deporte más antiguo griego,
llamado Phaininda, que era además muy violento por lo que se ve en los pocos
textos que se conservan acerca de este juego, de él se sabe que alguna vez un
espectador que se vio en medio de una jugada terminó con una pierna rota, en lo
particular esto me recuerda a todos aquellos que estando en la zona de las
bancas quedan atrapados por alguna jugada. Galeno lo declara uno de sus
deportes favoritos a pesar de su violencia y las lesiones que puede llegar a
causar, por considerarlo un deporte donde se desarrollan todos los músculos.
Existen aún muchas dudas acerca de las reglas y características específicas de
estos juegos de pelota, que además no eran los únicos que practicaban griegos y
romanos, pero parecen formas rudimentarias de soccer y de rugby.
En una leyenda más inglesa; más sangrienta y hooliganesca se
propone el origen de estos deportes en la celebración durante la baja edad
media en el pueblo de Chester de la derrota de un ejército de invasores
daneses, los vencedores por pura diversión patearon las cabezas de cortadas de
sus enemigos. Pero esto es tan sólo, así parece, una leyenda.
El futbol americano está emparentado obviamente con el rugby
inglés y de manera lejana con el futbol soccer, también de origen inglés. El
origen del juego como lo conocemos actualmente se encuentra lejos de lugares
populares y de fácil acceso. El deporte más popular hoy en los Estados Unidos y
el más exitoso financieramente en el mundo surgió en los elitistas campos
deportivos de las más prestigiosas y caras universidades de los Estados Unidos,
las conocidas hasta la fecha como Ivy League.
Durante el siglo XIX, en las universidades y colegios de
Inglaterra se promovió el desarrollo de diferentes juegos como manera no sólo
de ejercicio entre los estudiantes sino de competencia entre las universidades.
Algunas Universidades fueron partidarias de fomentar deportes en los que el
balón se acarreara con las manos como el Rugby, mientras que otras apoyaron las
formas donde la pelota era llevada con los pies y terminaron como lo que hoy
conocemos como futbol soccer.
En Estados Unidos estas prácticas deportivas eran conocidas
y también fueron llevadas a cabo por las diferentes universidades; en Princeton
se jugaba avanzando el balón con puños y pies y se llamaba “ballown”, mientras
que en Harvard se disputaba anualmente lo que se conocía como “Lunes
Sangriento” por la violencia que implicaba el juego. Princeton comenzó la
implementación de reglas del juego y Rutgers, cercano a Princeton, las adoptó
creando además la posibilidad de llevar a cabo el primer juego entre
universidades en los Estados Unidos, el cual se llevó a cabo el 6 de noviembre
de 1869. Este primer encuentro intercolegial era más parecido al soccer que al
rugby pues seguía las reglas de la asociación londinense de futbol. El ganador
fue Rutgers. Durante los siguientes cuatro años el rugby empezó a dominar en
las universidades de los Estados Unidos.
En 1873 representantes de cuatro universidades, Yale, Rutgers, Columbia
y Princeton, formaron en Nueva York, la Asociación de Futbol Intercolegial, (IFA,
en inglés) con sus reglas, la más importante estableció en 15 el número de
jugadores por equipo. En general las reglas eran similares a las del Rugby que
se jugaba en Inglaterra.
A falta de entrenador, algo que ni siquiera se planteaba
entre los primeros equipos, los capitanes eran la ley. El capitán de Yale, Walter Camp, conocido hoy
como el padre del futbol americano, fue el primero en tratar de hacer del juego
algo organizado y diferenciarlo del rugby.
Walter Camp nació en Connecticut en 1859. En 1876 ingresó a
la universidad de Yale. Cuando Camp inició sus estudios universitarios, el béisbol
se había ya convertido en el pasatiempo nacional de Estados Unidos y los
deportes similares al futbol americano eran considerados actividades de
bravuconería entre los estudiantes universitarios, imitados a veces en los
barrios de las ciudades. A Camp le llamaba la atención estos deportes
“sangrientos y vulgares”, sin embargo, Camp estaba lejos de ser un joven
musculoso y pesado, por lo que se creó rutinas que lo ayudaran a desarrollar
músculos. A pesar de ellas, cuando entró
a la universidad Camp pesaba alrededor de 70 kilos y no se ostentaba como
alguien que pudiera enfrentar un deporte como el futbol americano, pero su
habilidad para correr, saltar, y escaparse de tacleadas y bloqueos lo convirtieron
rápidamente en el corredor estrella del equipo. Durante su primer partido
contra Harvard, Camp fue tomado por un escuincle al cual se le podría lastimar
seriamente y así lo manifestó el capitán del equipo de Harvard, por su parte el
capitán de Yale sólo se limitó a contestarle que no se metiera en lo que no le
importaba. Jugadas después Camp tomó al capitán de Harvard por un brazo y lo
hizo caer de manera estrepitosa, nadie volvió a ver Walter como un infante. En
1883, Camp decidió abandonar la carrera de medicina, pues paradójicamente a
pesar de jugar uno de los deportes más sangrientos de la época, no podía ver
sangre, y se graduó en la escuela de Yale de negocios, durante los siguientes
42 años se dedicó a la venta de relojes.
Camp amaba los deportes, en especial el futbol americano,
durante sus años en Yale practicó también lucha grecorromana, canotaje,
natación, béisbol, atletismo y participó en el primer encuentro intercolegial
de tenis, en Estados Unidos. Las rutinas de ejercicios que se impusó a sí
mismo, lo llevaron a ser un atleta y en ellas, años después cuando trabajaba
como asesor del ejército americano durante la I Guerra Mundial, se basó para
desarrollar una rutina que se volvería muy famosa durante las primeras décadas
de siglo XX en los Estados Unidos llamada Daily Dozen o la docena diaria y que
tenía como objetivo a partir de doce ejercicios matutinos que no llevaban más
allá de diez minutos en realizar, crear la fuerza y el ánimo suficiente para
emprender el día.
En 1889, Camp se casó con Alice Sumner, hermana de un
reconocido profesor de sociología en Yale y cuyo mundo intelectual era muy
lejano al mundo físico y sangriento del futbol americano. Sin embargo, Sumner
cuaderno en mano y con la aprobación de los jugadores de Yale, asistía a los
juegos mientras Walter se encontraba trabajando, vendiendo relojes, puesto que
los juegos se realizaban a media tarde entre semana. Alice apuntaba todo lo que
sucedía en el terreno de juego, mientras iba de un lado a otro de las líneas de
juego, para informarle a su esposo de todo lo acontecido y éste pudiera diseñar
las estrategias de Yale. Durante esos primeros años de matrimonio, los Camp,
vivían en casa de la madre de Alice. La casa por la noche se convertía en el
cuartel general del equipo de Yale de futbol americano. Algunos años después lo
mismo sucedería en la casa de Walter Camp.
Pero Walter Camp no es conocido como padre del futbol
americano por su obsesión por el juego de la Universidad de Yale, si no por las
grandes aportaciones que hizo para que el juego se pareciera más al que hoy
conocemos, ya desde 1892, cuando Camp tenía 33 años se le llamaba el padre del
futbol americano. Su participación en el comité de reglas inició en su
penúltimo año como estudiante en Yale, en 1878 y terminó en 1925 con su muerte.
Camp dio al futbol americano muchas de las características y de las reglas con
las que lo conocemos. Él definió que un equipo mantiene la posesión del balón
de manera indiscutible, hasta que por sus propias acciones cede esta posesión a
los adversarios. Cambio el número de jugadores de 15 a 11, creo la línea de
scrimmage, el pase hacía adelante, las posiciones de quarterback y centro. En
1888, implementó el tacleo a la altura de la rodilla y en 1912 el touchdown
cambio de 5 a seis puntos en valor y los goles de campo a tres. Camp es el
autor del safety y su valor de dos puntos. Delimitó el terreno de juego de 140
a 110 yardas de longitud. En 1882 creó el sistema de downs; tres downs para
conseguir 5 yardas, en 1906 la distancia cambió a 10 yardas y en 1912 se
inventó el cuarto down. Todas estas reglas separaron perfectamente al futbol
americano del rugby y otros deportes afines.
Además, Camp, formó al primer grupo de entrenadores que
tomaron a las diferentes universidades bajo su mando, incluso el mismo Camp fue
el primer entrenador que tuvo la Universidad de Stanford en 1892.
Camp murió sorpresivamente de un ataque al corazón en 1925.
Las bases del futuro juego de Norteamérica estaban sentadas y el desarrollo del
deporte se dio poco a poco gracias a otros personajes tan apasionados o más que
Camp.
publicado en agosto de 2016 en DeLaPizarraALaCancha.com
imagen: Wikipedia.org