El PRI ha robado a los mexicanos por más de setenta años no sólo dinero, se ha encargado de robarnos la estabilidad, los niveles de bienestar y en ocasiones como 1968, 1972 y 2014 a los jóvenes.
Armando Enríquez Vázquez
La cloaca que ha destapado el gobierno del estado de
Chihuahua, ha estado en realidad abierta desde hace ya muchos años, y los
mexicanos hemos decidido ignorarla para simplemente quejarnos de los malos
manejos que los gobernantes y funcionarios federales y estatales del PRI hacen
de los recursos públicos para enriquecerse. Lo que ha hecho el gobernador
Javier Corral es crear un mapa claro acerca de la forma en que el PRI actúa en
contra de los mexicanos, en específico de los chihuahuenses en este caso, y a
favor de la pandilla de avariciosos políticos que conforman a ese llamado nuevo
PRI. De cómo el dinero va del bolsillo de los ciudadanos a las arcas de la
Secretaría de Hacienda y de ahí de manera mafiosa a las campañas electorales
del PRI, de ese dinero una parte se utiliza para la compra directa del voto corrompiendo
a ciudadanos empobrecidos por las llamadas políticas sociales que existen sólo
en el discurso demagógico y populista de los políticos y creando un círculo
perverso, de nunca acabar.
Todo lo que durante décadas se hizo de manera institucional
y bajo un sistema presidencial, hoy en una tambaleante democracia o en una
pelea de ambiciones partidistas queda al descubierto cuando un personaje como
el gobernador de Chihuahua decide limpiar o al menos aclarar el cochinero y la
situación de quiebra en que el pasado gobernador del PRI César Duarte dejó al
estado más grande de la república mexicana.
El caso de Chihuahua, tal vez no sea el único, pero
gobernadores priístas, como Alfredo del Mazo jamás irán en contra de sus ex
jefes Enrique Peña Nieto y Eruviel Ávila, al contrario se encargan de cuidar las espaldas, son producto de esta
corrupción de la partidocracia, lo peor resulta al ver el actuar cómplice
también de los llamados gobernadores de oposición, quienes de manera servil y
avariciosa pretextan la amenaza del gobierno federal a no entregar los recursos
para sus gobernados y de esta manera voltean al lado opuesto de Javier Corral,
aun cuando se trate de un correligionario. Sólo uno de 32 se ha atrevido a
llevar una investigación como la de la fiscalía de Chihuahua, que además parece
impecable e indestructible, pues ha enojado y puesto a temblar al CEN Priísta,
sus ex líderes, a la Secretaria de Hacienda y sus funcionarios e incluso al
precandidato presidencial.
Lo grave de esta investigación, no es la corrupción que
queda demostrada en los gobiernos estatales del PRI, ni el modus operandi del
Partido Oficial y que gobierna a los mexicanos para ganar de manera tramposa e
ilícita las competencias electorales, lo que es más grave es que el gobierno
federal de Enrique Peña Nieto reaccione de la manera que lo hizo actuando no en
contra del gobernador de Chihuahua, si no contra todo la ciudadanía del estado
norteño, sin importarle si afecta a aquellos que durante muchos años han sido
fieles votantes del PRI. Respondiendo no con un discurso legal y pruebas que lo
exoneren, sino aplicando la ley del garrote en contra de los mexicanos. Peña
Nieto y sus funcionarios quieren revivir a ese partido dictatorial que acabó
con México y la voluntad de sus habitantes por más de siete décadas.
Más repugnante e insultante es una de nueva cuenta el
servilismo de canales de televisión, estaciones de radio y portales
informativos que como siempre callan ante la enorme inversión publicitaria del
estado en sus medios lo que les permite subsistir. Medios indignos, que solo
saben plañir, que desinforman y son parte importante de la propaganda
demagógica del Estado.
Triste resulta que “ya sabes quién” ni esta boca es mía ha
dicho, ¿será por “ya sabes quién” es igual de corrupto que los otros y pasados
ya sabes quiénes? Triste porque en su mente cerrada las únicas batallas válidas
son las de él, porque “ya sabes quién” no es demócrata, ni objetivo. Es otro
demagogo nacido en la escuela priísta o ¿ya olvidamos los que vivimos en la
CDMX la manera en que nos gobernó y la sarta de pillos que encubrió?
El PRI ha robado a los mexicanos por más de setenta años no
sólo dinero, se ha encargado de robarnos la estabilidad, los niveles de
bienestar y en ocasiones como 1968 y los negros años setenta de populismo y
represión de Luis Echeverría Álvarez, se ha encargado de robarnos a la juventud
y muchos hombres y mujeres de ideas diferentes a las de un obtuso burócrata que
gustaba ocultarse detrás de anteojos oscuros y guayaberas populistas. El PRI ha
robado el crecimiento de las familias mexicanas y de los sueños de al menos una
generación entera que vivimos en las crisis resultantes del asalto impune a las
arcas de la nación por politiquillos marrulleros como el mismo Echeverría,
López Portillo y Carlos Salinas de Gortari. La depreciación del salario de los
mexicanos en más de cincuenta años es el origen de los cincuenta millones de
mexicanos que viven en la pobreza. Porque contra los incrementos de precios
como los del año pasado y la devaluación diluida de este sexenio, los salarios
han tenido un crecimiento raquítico propiciando que los consumidores compren
menos bienes en el sector establecido y recurran a la piratería y mercancía
robada de todo tipo, lo que alienta al crimen organizado que pareciera el
verdadero aliado del gobierno y no los sectores empresariales y de
emprendedores.
El PRI ha robado los ideales de los principales pensadores
mexicanos para convertirlos en sinsentido populista y demágogico, el gobierno
de Peña Nieto que también se ha encargado de atentar contra jóvenes y
ciudadanos en defensa de su tranquilidad como los jóvenes de Ayotzinapa o el
doctor José Manuel Mireles quien se convirtió en el preso político de este
sexenio por actuar y defender lo que el estado mexicano, su comisionado para la
paz y el gobierno de Michoacán eran y son incapaces de establecer; la seguridad
en muchos municipios de ese estado.
Los priístas nos roban la tranquilidad y la seguridad porque
es su forma de actuar de la mano del crimen organizado en más de una ocasión
demostrado y documentado, y su actuar omiso frente a posibles criminales como
Mario Marín, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, Emilio Lozoya, entre muchos otros
no son ni siquiera expulsados de un partido que desprecia a los mexicanos
manteniendo con arrogancia a estos militantes.
Lo que sucede hoy en Chihuahua y la caravana que encabeza
Javier Corral debería ser el verdadero parteaguas si aspiramos a ser un país
democrático y plural, si queremos que el PRI deje de robarnos cosas y dinero
nuestro mensaje no sólo debe ser claro en las urnas sino en todos y cada uno de
los actos que llevemos a cabo.
publicado en blureport.com.mx el 22 de enero de 2018