El botín de los políticos se llama México.
Armando Enríquez Vázquez
Al pie de las autoridades federales se ve una yerma planicie
que promete ser la herencia o el botín de las futuras generaciones de
funcionarios, gobernadores, legisladores y todo tipo de funcionarios menores y
mayores.
Al inicio de este maquillado sexenio, los miembros y líderes
del PRI, PAN y PRD se reunieron con el presidente de la República Enrique Peña
Nieto y firmaron un acuerdo en nombre del país y los ciudadanos con el que se
pretendía hacer crecer al país y moverlo,
a través de un poderoso mecanismo llamado reformas estructurales.
De acuerdo con Peña Nieto estas reformas serían la panacea
para hacer crecer al país y dar a los mexicanos el bienestar de todos tan
querido. Ha pasado medio sexenio, las reformas fueron aprobadas ya desde hace
un par de años y México se mueve pero para atrás. Las reformas estructurales
han sido otro más de los sets planeados por los estrategas televisivos
creadores de la figura de Peña Nieto, que se van cayendo a pedazos.
La reforma educativa cuya promesa es mejorar la educación y
por extensión las oportunidades de los jóvenes mexicanos, su bienestar futuro.
Ha resultado hasta el momento una reforma de tipo de administrativo donde las
autoridades federales y estatales se han centrado en desacreditar a la ya
desacreditada CNTE y en recuperar posiciones de poder al interior de la
estructura educativa de los estados y la federación para otorgárselos al SNTE y
al sucesor de Elba Esther Gordillo: Juan Díaz de la Torre, muy probablemente
con un objetivo clientelar para afianzar votos para el proyecto corrupto de la
partidocracia de acabar con México, como parecería confirmar la reciente
reunión del líder sindical con el César Camacho Quiroz.
A dos años de haberse aprobado la reforma, México es el
primer lugar entre los países de Latinoamérica en abandono escolar, de acuerdo
con informe de la CEPAL. La reforma no ha atacado los principales problemas de
la educación en nuestro país; la calidad de la misma y el interesar a los
alumnos por la educación.
La reforma educativa ha olvidado los factores más
importantes de la ecuación; los estudiantes y los modelos pedagógicos y
educativos capaces de interesar a los jóvenes del siglo XXI, que no piensan
como las retrogradas autoridades y los maestros ya sea del SNTE o la CNTE. Los
maestros parecen ser importantes a los ojos de todos, pero por más importantes
que sea un maestro, su existencia carece de razón de ser, si no tiene enfrente
un alumno al cual transmitir sus conocimientos y hoy ese es el problema a nivel
nacional y no sólo en las escuelas públicas, en las privadas se da también una
alta deserción de alumnos por la pobreza en la visión de los administradores de
las mismas ante los cambios en la conducta de los adolescentes del siglo XXI.
De nada sirve tener instalaciones escolares impecables, ni
maestros que hayan pasado todos los filtros que el gobierno haya dispuesto, si
somos incapaces de retener a los alumnos interesados en lo que sucede al
interior del salón de clase y en los temas que en él se tratan.
Más allá de crear una estructura burocrática y electoral cómoda
al gobierno federal, la reforma educativa debe comenzar a plantear nuevas
estrategias pedagógicas acordes no sólo a lo que se demostrado que tiene éxito en
otras latitudes, sino a los tiempos y realidades de los estudiantes mexicanos.
El rechazo al cambio se encuentra arraigado no sólo en los
profesores, sin importar su filiación sindical, si no en las autoridades de la
SEP y funcionarios que atornillados en sus sillones son incapaces de hacer un
análisis certero de la situación y se ciñen a sus intereses personales,
políticos y textos pedagógicos del siglo XX, que hoy resultan obsoletos.
La reforma educativa parece ser un fracaso.
En materia de reforma energética, la administración de Peña
Nieto ha enfrentado los fracasos mayor y menor de la primera y segunda subasta.
En materia de energía, tampoco parece lograrse nada de lo que el gobierno de
Peña Nieto se propuso. Incluso existe la posibilidad de un aumento de la
gasolina el año que entra disfrazado como banda de flotación para ajustar el
precio del combustible importado, aprobado por los voraces diputados de la
Nación, encabezados por la bancada mayoritaria del PRI y Verde, que dan la
impresión diariamente de abandonar a Peña Nieto y sus funcionarios y no
necesariamente para bien, si no todo lo contrario. PEMEX sigue siendo el mismo
nido de opacidad, contratos amañados y un sindicato lleno de corruptelas de
todos tamaños que Peña Nieto, la procuradora y la misma administración de PEMEX
permiten y no investigan. Todo esto en claro detrimento de los bienes del país
y de nosotros los mexicanos. La mínima reducción en los recibos de energía
eléctrica no compensan todas las fallas del gobierno en materia de gas y
petróleo.
La reforma energética parece ser un fracaso.
La reforma en telecomunicaciones donde el presidente hablo
de competitividad y mejores tarifas, parece ser sólo un pretexto para atacar de
manera directa a TELMEX y a Carlos Slim, en beneficio de Televisa aunque todos
los tiros parecen haberle salido por la culata tanto a la televisora como a sus
aliados y empleados en el gobierno federal y el poder legislativo.
Hoy no podrá sorprendernos si los diputados del PRI y el
Verde vuelven a actuar en contra del mandatario del país al retrasar la fecha del
apagón analógico como se viene cocinando y anunciando en los diferentes medios
de comunicación.
A eso debemos aunar que la licitación de las dos cadenas
nacionales de televisión abierta ha resultado un verdadero fracaso. Primero la
incapacidad de Francisco Aguirre y Grupo Radio Centro al no poder cumplir con
el pago de la cadena nacional que le había sido asignada, y esta semana cuando
se dice que Grupo Imagen Telecomunicación de Olegario Vázquez Aldir, está
buscando una prórroga para su salida al aire, de algunos meses. Al parecer por falta
de liquidez para operar una cadena nacional de televisión abierta como sugiere
el repentino fin de transmisiones y del despido masivo de trabajadores de
Cadena 3, estación de televisión abierta en la zona metropolitana de la Ciudad
de México, y del periódico El Excélsior ambos propiedad del empresario dueño de
los hospitales Ángeles y los hoteles Camino Real.
La reforma en telecomunicaciones parece ser un fracaso.
Quien quiera que sea el próximo presidente de México y vea
ese horizonte de un país rico en tantas cosas solamente tendrá que voltear a
ver el cascajo de las reformas mal administradas por el gobierno federal que
prometían hacer de esa tierra un vergel y preguntar a los funcionarios de hoy.
¿Y
las reformas?
publicado en blureport.com.mx el 27 de octubre de 2015
imagen: Deathto Stock