La primera mujer
titulada como bióloga en nuestro país, fue una de las personas que más hizo por
la botánica en México.
Armando Enríquez
Vázquez.
Imaginen una mujer bajo el sol de las zonas áridas del país
investigando y documentando las cactáceas, ahora imaginen a esa mujer en una
época cuando algunas luchas armadas brotaban de los rescoldos de una revolución
que no se terminaba de apagar. En un país de prejuicios, de muy pocas
científicas. Helia Bravo Hollis en la década de los 30 viajaba por el país
clasificaba e identificaba a las plantas que como el país, parecían agrestes y
llenas de espinas. Y nunca se quejó de ningún tipo de discriminación por su
género.
La Doctora Helia Bravo Hollis nació en la Ciudad de México,
en lo que se conocía como la Villa de Mixcoac, el 30 de septiembre de 1901. Durante su
infancia, en 1908, le fue otorgado un diploma por buen aprovechamiento en sus
estudios de primaria firmado por el entonces presidente de la República, el
General Porfirio Díaz, y el secretario de Justicia e Instrucción Pública y
Bellas Artes Justo Sierra. Su padre maderista fiel fue fusilado cuando el
Presidente Madero fue asesinado.
Durante sus años preparatorianos conoció al profesor Isaac
Ochoterena. Bajo su tutela la joven publicó su primer trabajo en la Revista
Mexicana de Biología en 1921. Ochoterena fue uno de los primeros botánicos
investigadores de México. Su influencia en la joven Helia la llevó a cambiar su
interés por la medicina por una pasión por la biología y sobre todo por la
botánica. La primera asignatura que el profesor Ochoterena le dio a Bravo
Hollis fue la de observar la vida de los protozoarios en un caldo de cultivo a
base de paja. Helia, habla de él en sus
memorias. Bravo Hollis afirma que Ochoterena no sólo le inculcó, a ella y a sus
compañeros, el amor por la biología, sino que además les inculcó el gusto por
la cultura.
En 1927 y cumpliendo con las materias propias de su carrera,
en ese entonces la carrera de biología era parte de la facultad de filosofía, Helia se convirtió en la primera bióloga titulada
de nuestro país. En 1929 la Universidad alcanzó su autonomía y Ochoterena quedó
como encargado de lo que se convertiría con el tiempo en el Instituto de
Biología. Ochoterena nombró a Helia como
encargada del herbario y le encargó el estudio de las cactáceas, esto es de una
de las familias de plantas con las que más identificamos a México; Cactus,
nopales, chollas, en total existen más
de 700 especies en nuestro país y más del 75% de esas especies, son endémicas
de nuestro país, es decir no existen en ningún otro lado. Así Bravo Hollis
comenzó a viajar por el país apuntando, recolectando y fotografiando diferentes
cactáceas.
Helia Bravo Hollis, a lo largo de su vida, clasificó y
estudió cientos de plantas y en su honor se ha utilizado su nombre para
bautizar a muchas de estas especies, por ejemplo Heliabravoa chende, un género de cactácea que tiene su hábitat en
la zona desértica de Tehuacán. Airocarpus
bravoanus, una cactácea endémica de San Luis Potosí, Opuntia bravoanus, Opuntia heliabravoana, y Opuntia heliae que son especies de nopal. Mammillaria hahniana ssp bravoae. Una cactácea bulbosa endémica de
la Sierra Gorda de Querétaro.
Helia Bravo Hollis escribió más de 160 publicaciones, pero
no solo se dedicó su vida a las cactáceas, al mismo tiempo que estudiaba su
carrera de bióloga en la Universidad Nacional, estudió biología marina en el
Pomona College y también dedicó parte de su vida al estudio de la flora
acuática de nuestro país.
La doctora Bravo Hollis fue galardonada con múltiples condecoraciones a lo largo de su vida. La última que recibió en vida se la otorgó el Presidente Ernesto Zedillo en el año de 1999, al decretar a la Barranca de Metztitlan, en el estado de Hidalgo como Reserva de la Biosfera. Barranca que la doctora había explorado muchas veces en su juventud.
La doctora Bravo Hollis fue galardonada con múltiples condecoraciones a lo largo de su vida. La última que recibió en vida se la otorgó el Presidente Ernesto Zedillo en el año de 1999, al decretar a la Barranca de Metztitlan, en el estado de Hidalgo como Reserva de la Biosfera. Barranca que la doctora había explorado muchas veces en su juventud.
Helia Bravo Hollis murió el 26 de septiembre de 2001 a 5
días de cumplir 100 años.
La Universidad Autónoma de Puebla bautizó su jardín botánico
con el nombre de la eminente científica mexicana en la zona del desierto de
Tehuacán. En 1991, la directora de teatro Jesusa Rodríguez le compuso una
canción tituladas Las suculentas.
Publicado en thepinkpoint.com.mx el 4 de abril de 2014
imagen: desproporciónaurea.wordpress.com
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