De beduino a libertador. De libertador a azote del mundo. De azote del mundo a loco de la aldea global. De loco de la aldea global a sanguinario tirano.
Armando Enríquez Vázquez
“¡Donde estaban ustedes ratas, cuando los americanos bombardearon mi casa y mis hijos luchaban!” Ese fue el reclamo de Muammar Gaddafi en su discurso al pueblo que se rebeló la semana pasada. A ese reclamó siguió: “Limpiare Libia de traidores casa por casa”. Los bombardeos ordenados a la Fuerza Aérea del país africano para acabar con las manifestaciones y la negativa de algunos pilotos y la deserción a Malta de otros. Libia es el más reciente eslabón de los pueblos musulmanes manifestándose mayoritariamente en contra de los dictadores y tiranos que durante décadas los han gobernado. Pero Gaddafi fue el revolucionario que llevo a Libia el desarrollo y el bienestar que otras naciones de la región no hay.
Muammar Gaddafi, cuyo apellido, durante los setenta y ochenta se escribía Khaddafi, nació en 1942, en el seno de una familia de beduinos. Un descastado, que cómo muchos, a lo largo y ancho del mundo, sólo podía escapar de la pobreza convirtiéndose en militar y destacándose en la carrera de las armas por lo que recibió instrucción en Grecia y en Inglaterra. Desde joven mostró simpatía por las ideas del nacionalismo árabe y admiraba al presidente egipcio Nasser, cuyos discursos desde El cairo, escuchaba con devoción por la radio. El líder egipcio poco antes de morir declaró que Gaddafi le recordaba mejor que ningún otro líder árabe al joven Nasser. En 1969 Gaddafi derrocó sin derramar sangre al rey Idris, quién en ese momento se encontraba recibiendo tratamiento médico en Turquía. El sobrino del rey era en ese momento el representante del poder y fue puesto bajo arresto domiciliario por las fuerzas leales a Gaddafi, quién decretó la creación de la República Árabe de Libia, una nación en contra del imperialismo y el colonialismo europeo y que promovía los valores del pan-arabismo y el socialismo, creando lo que él denominó “Islam Socialista”. Dentro de las normas del nuevo estado se permitía el establecimiento de pequeñas empresas privadas, pero todas las empresas de gran tamaño pasaron a pertenecer al estado. En 1970 Gaddafi ordenó la expulsión de todos los Italianos del territorio libio. El estado Libio adoptó también ciertas reglas morales del Islam y Gaddafi prohibió el consumo de alcohol y el juego en la nueva nación. Su ideario político quedó plasmado en Libro Verde que escribió de 1975 a 1979. En 1977 Gaddafi anunció que la forma de gobierno en Libia cambiaba de una republica a una "jamahiriya", un neologismo que se traduce como “el gobierno de las masas”, bajo este nuevo esquema, Libia, en teoría se convirtió en una democracia directa , la gente a través de consejos populares gobernaba, en la cima de la estructura se encontraba el Consejo General del Pueblo, su secretario general, era por supuesto el mismísimo Gaddafi velando por el cumplimiento de su sueño de igualdad entre los libios.
Las ideas de la unión de los pueblos árabes como una sola nación llevó a Gaddafi a buscar primero con Egipto y siria y más tarde con Túnez la creación de esa nación. En ambas ocasiones los líderes de los diferentes países no llegaron a ponerse de acuerdo y los dos veces la idea fracasó. Gaddafi fue uno de los principales patrocinadores del Ejército para la Liberación Palestina y amigos de Yasser Arafat. Su relaciones con la Unión Soviética y los países del este, junto con su repudio al pueblo judío, le trajo la animadversión de Estados Unidos y sus aliados europeos. Libia se convirtió en un estado que respaldaba a los grupos revolucionarios de izquierda y en donde se decía que Gaddafi armaba y preparaba a esos grupos para la lucha anti imperialista, no sólo a los árabes su relación con el Ejército revolucionario Irlandés, las FARC en Colombia es conocido. Gaddafi que derrocó a la monarquía libia sin violencia, se convirtió en hombre cruel y violento que se encargó de eliminar a sus opositores dentro y fuera de las fronteras libias. El pueblo Libio y muchos diplomáticos árabes y occidentales sin embargo lo describían como un hombre inteligente y de paz.
Durante la era Reagan y ante el inicio de la paranoia norteamericana por “el otro” y en especial por los árabes, más si además son musulmanes, la mala reputación de Gaddafi creció. Se le acusó de financiar a los principales grupos terroristas del Medio Oriente, se le responsabilizó de haber apoyado económicamente a Septiembre Negro y estar detrás del atentado en la Villa Olímpica en München. El Presidente Reagan intentó derrocarlo y declaró un embargo económico contra el estado Africano llamando a Gaddafi “El Perro rabioso del Medio Oriente”. El 15 de Abril de 1986, Reagan ordenó bombardear Trípoli y Benghazi, la segunda ciudad en importancia en Libia y en la que inició la rebelión este año. Una hija adoptiva de Gaddafi murió en los bombardeos. En los años noventa hubo al menos dos intentos de asesinato en contra de Gaddafi. Incluso se dijo durante algún tiempo que el gobierno británico había estado detrás de otros atentados contra la vida del dictador.
Tras más de una década de jalones y estirones por el atentado en el vuelo 103 de Pan-Am sobre la ciudad escocesa de Lockerbie, perpetrado por agentes libios y con nuevos y más feroces enemigos de la democracia como los talibanes, Al-Qaeda y Saddam Hussein por años sin quitar el dedo acusador del mapa de Libia y de la foto de Gaddafi, Estados Unidos fue más benévolo con los libios, el gobierno libio por su parte aceptó tener armas de destrucción masiva y permitió la entrada de los Organismos internacionales para la desmantelación y destrucción de complejos y de armas. Así como el pago de indemnizaciones a los familiares de atentado en Lockerbie.
Durante la primera década del siglo XXI Gaddafi fue ganado adeptos dentro de los gobiernos occidentales y consiguiendo incluso el levantamiento del embargo no sólo por parte de la comunidad internacional sino de los propios Estados Unidos, y mas tarde viajar a Nueva York para dar un discurso ante el Consejo General de Naciones Unidas.
Hace tan sólo dos años el G8 recibió a Gaddafi con los brazos abiertos, a pesar de sospechar de la represión del gobierno libio, a pesar de saber la dilapidación del dinero generado por el petróleo. Obama lo abrazó. Berlusconi, lo recibía constantemente en Roma. Todos habían olvidado al extravagante, poderoso, cruel y despiadado enemigo de occidente, "el perro rabioso" nos hicieron creer era un cansado sabueso que se postraba al lado de los amos de Occidente y al cual se le permitía dar sus discursos “irreverentes en la ONU”. ¿Y ahora con qué valor moral Obama y los demás lo atacan?
Revolucionario, líder político, cabeza del estado, sangriento terrorista, extravagante dictador, guía de africanos y de árabes, que se hace cuidar por cuarenta guardaespaldas mujeres que son escogidas por él y deben ser vírgenes. Gaddafi parece llegar al final de sus días tras ser el único de los grandes líderes árabes de mediados del siglo XX en haber logrado algunas de las metas para el bienestar de su pueblo. ¿Democracia? ¿Derechos Humanos? ¿Libertad de expresión? ¿Oposición política? Muchos de los países occidentales que hoy critican al líder africano tampoco tienen esto en sus sociedades perfectas y muchos líderes que se escandalizan como Berlusconi, enfrentan problemas con la justicia y la aceptación de sus gobernados como Obama. Lo que me lleva a: “Cuando sueñes utopías recuerda que el sueño de uno es pesadilla de otro”.