Armando Enríquez Vázquez
Durante el anuncio de la tan necesaria reforma en las
telecomunicaciones, más allá de los alcances y las bondades que pueda
traer, que en realidad son muchas, véasele por donde se le vea. Lo que
realmente me preocupó fue la poca capacidad mental de los políticos que
dicen ser nuestros representantes, vistan el color y el logotipo que
sea, así como la pobreza de su discurso, que esconde aires
totalitaristas.El PRI, que como enfatizó el diputado Beltrones, encabeza la segunda alternancia, lo que sea que esto quiera decir, porque en una democracia no se puede hablar de alternancia, no estamos hablando de un campo de futbol, es la voluntad ciudadana, en teoría, la que decide lo que cree que es mejor para ella. Pero en nuestro pobre país donde existen instituciones tan corruptas y serviles como el IFE y su consejero presidente, está bien hablar de alternancia, como los niños que piden ir en la ventanilla del auto. El PRI encabeza las reformas, esas que nunca acepto en los últimos dieciocho años, pero más vale tarde que nunca. Ojalá el PRI también vea que existen otras áreas donde se consolidan prácticas monopólicas como la Salud y crecimiento desmesurado que en tiempos del PAN tuvo el Grupo Ángeles.
Triste fue el discurso, lambiscón, de auto aprobación y rupestre del presidente del partido que supuestamente ya cambio. De César Camacho no esperaba nada, pero algo triunfalista hubiera estado bien no el discurso bobalicón que dio. Lo único que le reconozco son los “arrestos” que tuvo para darlo.
Dicen que alabanza en boca propia es vituperio, pero ninguno de los oradores presente en el acto parece conocer el dicho, ni la verdad que en él esconde. De Gustavo Madero y de Jesús Zambrano, próceres del México contemporáneo, infatigables luchadores sociales y celosos cancerberos de los derechos de los mexicanos y sus instituciones, sólo más palabras del tripartidismo que nos gobierna. Un hecho preocupante es que en boca de todos y cada uno de los participantes una de las cosas al parecer más relevante de la reforma, es el control, llamado rectoría, que el estado ejercerá en los medios de comunicación y las concesiones de los mismos. Me preocupa que en el fondo de todo volvamos a vernos ante la idea de una censura estatal que funciona a través de amenazas llevadas a cabo por las diferentes ramas del poder ejecutivo. La idea de la cadena nacional estatal me parece bien y si bien es cierto que hablará bien y promocionará cada uno de de los actos y acciones del gobierno, es una parte lógica de su existencia, como en su momento lo hacían Canal 13, Imevisión y otros medios como el periódico El Nacional, tendrá que aprovechar la experiencia del canal 11 de los últimos años y crear barras interesantes y atractivas de contenidos no sólo oficialistas, ni oficiales, podrá así captar a un sector del público y entonces, El gobierno, ya no tendrá que depender de amenazas y canalladas de las cadenas privadas como acostumbran hacer, incluso canales tan inferiores de calidad y contenidos como Cadenatres, que llaman a su equipo de noticias el brazo político de la empresa. Me preocupa que en pleno siglo veintiuno, cuando estamos viendo que las viejas fórmulas políticas ya no funcionan, la democracia, como la conocemos es obsoleta, no exista en México un político capaz de ver los cambios que se aproximan. No haya un político joven y con visión. Son los mismos dinosaurios rojos, azules, verdes, amarillos, naranjas.
El Presidente los dejo hablar a todos, para bien o para mal, y remató congratulándose y congratulando a todos por el buen trabajo. Hace doce, años el entonces presidente tenía una formación empresarial, la cual nunca demostró. Enrique Peña Nieto no tiene nada que celebrarle a los grupos parlamentarios que siempre han actuado al margen de la nación y de sus necesidades, siempre limitados al protagonismo impúdico que les permite ser parte de la corte de los milagros del Presidente y sin embargo como quien le arroja un hueso a los perros, los felicitó.
Existen varias cosas loables en la reforma en materia de telecomunicaciones, muchos verán sólo lo malo, la verdad es que la competencia tan necesaria por tantos años en el país pudiera generar empleos y oportunidades que hasta ahora han estado limitadas por lo favoritismos de un grupo que muchos años ha creído que sabe lo que la población quiere ver y oír. Falta hablar del desarrollo también de cadenas regionales o locales para cubrir necesidades especificas de los estados. La reforma es un gran paso como quiera que la veamos ver. De alguna manera promover nuevos jugadores en las telecomunicaciones, permitir la competencia es algo sano y está bien que se pretenda evitar los monopolios, pero con el tiempo toda competencia propone ganadores, perdedores y nuevos participantes. Espero que ciertos dueños de consorcios mediáticos acostumbrados a prebendas y favores, que dicen dar la bienvenida a la competencia estén listos para enfrentarla y portarse como hombrecitos frente a los descalabros, porque una vez arrancada la competencia por las audiencias y más importante los paquetes publicitarios, no se vale que chillen buscando a papi gobierno, por chipote con sangre sea chico o sea grande.
publicado en blureport.com.mx el 14 de Marzo de 2013
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