La imagen de un bravo
toro de lidia se convirtió en el ícono de una marca y de un país enteró. Su
creador un diseñador gráfico veleta.
Armando Enríquez
Vázquez.
Ezra Pound, fue castigado por el gobierno de su país por
trabajar con el gobierno fascista italiano durante la II Guerra Mundial, Louis
Ferdinand Céline unos de los más grandes escritores franceses del siglo pasado
fue relegado al olvido por décadas tras haber trabajado abiertamente como
colaboracionista Nazi durante la ocupación alemana de Francia, la obra de ambos
es universalmente reconocida. Triste el limbo para aquellos que como veletas se
movieron de acuerdo con los cambios de los vientos ideológicos del siglo pasado,
su indecisión como hombres se muestra en su obra también. Tal es el caso de
Manolo Prieto, un diseñador al que solo se le recordará por el Toro de Osborne.
Fundada en 1772 por el inglés Thomas Osborne Mann, la bodega
de vinos que lleva el apellido de su fundador es una de las empresas activas
más antiguas del mundo y la segunda en antigüedad en España. Es una empresa que
continua en manos de la familia Osborne. En la década de los años cincuenta del
siglo XX, Osborne buscaba una imagen para su brandy Veterano, misión que
encargó a la agencia española de publicidad, Publicidad Azor. Manolo Prieto en
ese entonces director artístico y del estudio de la agencia propuso a la Casa
Osborne la silueta en negro de un toro de lidia, para crear enormes
espectaculares que se erigirían en las carreteras españolas. La empresa rechazó
en un principio la idea, pues la consideraba más afín a una ganadería de reses
bravas que a una bodega de licores. Manolo y la agencia no dejaron de insistir
en su idea del toro y finalmente en 1957 se instaló el primer toro en la
carretera que va de Madrid a Burgos. Dentro de la silueta del toro se podía
leer: Brandy Veterano Osborne.
Los primeros espectaculares se construyeron con madera, pero
pronto fueron reemplazados por estructuras metálicas que resistían mejor el paso
de los diferentes elementos climáticos. Se llegaron a colocar cerca de
quinientos toros en las carreteras de España para inicios de la década de los
sesenta. En 1988, una ley en contra de los anuncios espectaculares en las
carreteras españolas puso en peligro de extinción a los toros de Osborne, fue
entonces cuando surgió la idea de eliminar las letras de la silueta y dejarla
como un gran toro negro. De esta forma Osborne mantuvo su publicidad presente
en las vías de comunicación de la península.
Durante los siguientes seis años los toros permanecieron sin
problema alguno, en 1994 una nueva legislación volvió a amenazar su existencia.
Surgieron entonces defensores de los toros y se escribieron artículos,
manifiestos y cartas llenas de firmas en defensa de los espectaculares por
considerarlos parte de la imagen española. Todo esto se convirtió en una
campaña que fue conocida como ¡Salvemos
al Toro! En 1996 Andalucía proclamó a los toros como patrimonio histórico
andaluz.
El indulto al toro llegó en 1997 cuando el Tribunal Supremo
de España declaró que la silueta del toro había dejado de ser el emblema de una
marca para convertirse en algo decorativo, integrado al paisaje. La verdad es
que el toro se había convertido en mucho más que eso era una imagen de España en
el mundo entero.
Esto era patente también para los dueños de Osborne, en 2009
el presidente de la empresa pensó que el toro ya no representaba todo lo que la
marca tenía que ofrecer, pues su asociación con el brandy hacía que el consumidor
ignorara nuevos productos de la marca. El cambio de la imagen de Osborne corrió
a cargo de la agencia especializada en branding Morillas. La nueva imagen del
grupo es elegante y en desde la segunda O se asoma la testuz cornada del toro
de Manolo Prieto.
La silueta que era imagen de una marca, se convirtió en
emblema de un país y en una marca que cuenta con tiendas que venden diferentes
productos que muestran al toro que originalmente fue de Osborne.
Manolo Prieto, comunista durante los años de la Segunda
República, colaborador de la Alemania Nazi y del Franquismo, trabajador en la
embajada norteamericana en España, murió en 1991 refunfuñando que su labor
fuera reconocida por el toro y no por el resto de su obra gráfica. De lo que
conozco de la obra de Prieto, rescato sus medallas y alguno de sus carteles
taurinos. Es la sencillez y la fuerza del toro sin duda lo mejor de su obra
como atestigua la historia y el gusto de los españoles.
Actualmente
alrededor de 90 toros subsisten en las autopistas españolas.publicado en thepoint.com.mx el 1o de diciembre de 2014
imagenes: osborne.es
crean.es
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