En Tijuana se celebró el segundo debate presidencial formato de televisión, público acartonado, moderadora petulante y protagónica. Nadie ganó. Perdimos los ciudadanos.
Armando Enríquez Vázquez
En su primera intervención de la noche el candidato de
Morena Andrés Manuel López Obrador advirtió a los espectadores que a lo largo
del debate el iba a ser víctima del ataque de los otros tres candidatos y yo
creo que fue por eso que el más demagogo de los candidatos a la presidencia de
la república fue incapaz de presentar propuestas coherentes a la ciudadanía, lo
que si quedó claro fue lenguaje de odio y rencor que manejó una vez más ante la
incapacidad que tiene para estructurar respuestas inteligentes. Muy mal habla
de un candidato presidencial que su única respuesta sea “Riqui Riquin Canallín”. Hace ya casi un año escribí de las
similitudes del candidato del frente Juntos Haremos Historia con el presidente
norteamericano Donald Trump y creo que en este segundo debate ha quedado
demostrado que se puede ser un demagogo tanto en la derecha como el presidente estadounidense
como en la ideología política que represente a López Obrador y que
definitivamente no es la Izquierda.
Es increíble que Jaime Rodríguez “El Bronco” tenga
propuestas más claras y pueda estructurar mejor una idea y un discurso que
Andrés Manuel quien después de 18 años en campaña no sabe aún expresar sus
ideas de manera coherente.
Tal vez López Obrador esperaba los ataques en contra de su
estado de salud, de su médico y demás temas que han salido a relucir en los
últimos días, lo cierto es que, si bien gran parte de estos ataques vinieron
del candidato José Antonio Meade quien sigue siendo un lastre para los debates
y para el proceso de las campañas, por más brillante que sea. López Obrador que
preveía estos ataques debería haber sido mucho más asertivo en su defensa y no
quedarse callado mascando ese rencor e intolerancia que le impiden hablar
durante segundos. Por ejemplo, cuando Anaya lo cuestionó acerca de los estudios
de su hijo en el extranjero o los nexos con Nestora que le reclamó Meade.
López Obrador parece que llegará a la presidencia del país,
las encuestas así lo muestran, aunque el numero de indecisos es alto aún, pero
hasta el momento a nadie nos queda claro cual es la verdadera propuesta que
tiene para el país. Si quedó claro tras este segundo debate que todo hasta el
calentamiento global se soluciona atacando a la corrupción, a la mafia del
Poder, pero ante todo con la paz.
Algunas de las ideas de Anaya me parecen correctas, al igual
que las de Meade y las de El Bronco. Me gusta la idea de buscar nuevos
mercados, me gusta la idea de humanizar la frontera sur y trabajar en crear
oportunidades de trabajo para los centroamericanos en estados como Chiapas y
Oaxaca. La posición frente al trafico de armas provenientes de Estados Unidos y
la corresponsabilidad en el tráfico de drogas que tiene el país vecino del norte.
No me gustó el complejo de Edipo confesado con fervientes
palabras del Bronco, como no entiendo el problema de José Antonio Meade, que
nada tiene ya que perder, de aceptar y señalar que Enrique Peña Nieto y Luis
Videgaray son, con su error al recibir a Donald Trump, responsables del fracaso
de la relación bilateral. En ese sentido López Obrador tiene razón la relación
del Presidente de México debe darse a la par con el presidente de Estados
Unidos y no con su yerno o los oficiales de menor rango a los que Peña Nieto ha
recibido, mostrando su sumisión ante el magnate presidente. Eso sí creo que
expuso bien Andrés Manuel su postura de no ser nosotros el filtro de la
migración hacía Estados Unidos y el Bronco también tiene razón y fue muy claro
hay piezas de gran importancia como las exportaciones texanas a las que si
México les cierra la puerta se pueden utilizar para lograr acuerdos mejores.
Baste recordar que fue la postura irracional del presidente de Corea del Norte
la que hizo al presidente norteamericano sentarse a la mesa.
En Materia de salarios un punto que se ha debatido en la
revisión del TLCAN, tres de los candidatos estuvieron de acuerdo en que había
que subir los sueldos. Anaya y El Bronco dieron cifras de lo que podría ser un
sueldo mínimo correcto en la actualidad mientras que López Obrador hablo de que
en los ochenta el salario mínimo alcanzaba para comprar 50 kg de tortillas.
Esta cifra parece un poco exagerada y verificado debería checarla porque
equivale a 600 pesos diarios, igual a 30 dólares y creo que puede haber una
exageración en la cifra.
El formato ágil y muy televisivo. El hecho que los
candidatos se movieran a su voluntad por el set lo hizo dinámico, las sillas
altas fueron una buena aportación en contra de los podios a los que nos habían
acostumbrado. Para mi gusto sólo tuvo dos grandes fallas; la lectura por parte
del público en el estudio de las preguntas que parecieron muy armadas a modo y
Yuriria Sierra.
La inclusión como moderadora de un debate presidencial a una
persona tan protagónica es un verdadero problema, ya en primer debate la
actuación de Denisse Mearker me pareció un poco fuera de lugar, en el caso de
este debate el contraste entre un hombre educado y culto como León Krauze con
una mujer ignorante, protagónica y llena de odio de género como lo demostró
lamentando una y otra vez la ausencia de Margarita Zavala, sólo pone el sobre
la mesa la atención que el INE debe poner en la selección de moderadores.
Me es difícil decir
que alguien haya ganado este segundo debate, ninguno de los cuatro candidatos
se mostró con fuerza, lo que si pienso es que hubo tres grandes perdedores
Andrés Manuel López Obrador en su incapacidad de contestar a preguntas
específicas y tener una fórmula para todo que parece ser una receta de alquimia
o simplemente un mantra de sus creencias políticas y con eso yo no creo que le
alcance para gobernar el país de manera que se necesita. Otro fue Meade que se
movió entre las propuestas inteligentes y ataques a López Obrador, pero sin
atreverse por segunda vez, a tocarle un cabello engominado a Peña Nieto. El
tercer gran perdedor fuimos los mexicanos que tuvimos que soportar a Yuriria
Sierra y a un público en el estudio acartonado y mal actuado.
Vamos por el tercero y si alguien es cercano a López Obrador,
por favor díganle que muchos mexicanos estamos esperando que conteste en serio,
debata en serio, rebata en serio y no como Francisco Labastida Ochoa hace 18
años se siente a chillar que lo atacan entre todos. Eso es lógico todos van
contra el que va ganando ¿o no?
publicado en blureport.com.mx el 21 de mayo de 2018
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