Al inicio de las campañas electorales de 2018 la falta de creatividad y la debilidad de los publicistas de los candidatos ya eran evidentemente débiles y sin propuesta.
Armando Enríquez Vázquez
Una de las conductas más insufribles y a la vez irrisorias
es, desde mi punto de vista, esa forma de hablar de quienes se creen lo
suficientemente importante para ser espiado o pretenden llamar la atención de
todos a partir de un arrogante discurso cifrado, como sucede en diferentes
grupos de pseudo políticos y miembros de diferentes sectores quienes intentan aparentar
una importancia que realmente no tienen y que consiste en evitar nombrar a las
cosas por su nombre, en lugar de llamar al pan por su nombre le dicen “aquello”
y al vino “lo que le gusta a nuestro amigo”.
La paranoia de políticos, entre otros falsos personajes
importantes, los lleva a utilizar este tipo de lenguaje que para un externo que
pasa frente a dos brontosaurios de la
política o las maneras antiguas de mexicanos espiados, resulta casi
surrealista, sobre todo ante la normalidad con la que los involucrados manejan
los códigos de ese metalenguaje y sólo ellos saben si se refieren a que van a
ordenar en Sanborn’s o a un archivo olvidado sobre el escritorio de su oficina.
Como ahora resulta irritante que un partido político, “Ya
sabes cual” utilice este estilo mediocre de comunicación para promocionar a su
candidato. El origen de esta propaganda tal vez sea porque “ya sabes quién” se
formó en esa ambigua tradición priísta de la que hay días de la que reniega,
mientras que otros días promete el perdón a priístas y narcotraficantes.
¿Por qué la agencia de publicidad decidió no mencionar el apellido
de López Obrador y si el de Calderón? ¿Acaso los publicistas políticos de
Morena creen que evitar el nombre de su líder, los hace ingeniosos? La verdad
es que no conozco a nadie que le reconozca a esa pieza de propaganda ningún
valor creativo. Simpatizar y estar de acuerdo con el mensaje de la propaganda
es diferente, en ese sentido, sí existen opiniones divididas, pero ingenioso o
creativo es lo menos que tiene el spot. Esta propaganda crea una visión vetusta
de su candidato, cuando no sé, sí la idea era crear una pieza con aroma vintage.
La propaganda abusa de una solemnidad digna del régimen
autoritario y burocrático del siglo pasado y se olvida de hablar a los miembros
jóvenes del partido a los que va dirigido el mensaje de su precandidato. Esas
frases imprecisas resultan más cobardes que certeras para describir a López
Obrador, quienes todos sabemos y reconocemos como un hombre en campaña desde
hace 18 años.
Desgraciadamente lo que nos ha dejado ver la propaganda de los
otros partidos es igual o más patética que la del tabasqueño obsesionado con
ejercer el poder. Los encargados de promover al precandidato Meade del PRI,
Nueva Alianza y PVEM ya no saben que hacer con su producto, ya nos presentaron
a la esposa del precandidato, mostrándolo a él de una manera que lo pone en
clara desventaja con una mujer de voz fuerte y decidida, y ahora en una idea
que realmente parece de película chafa de Disney lo ponen a hablar bien de sus
rivales políticos y hablando como López Obrador de unidad y amor, no de
programas políticos reales. O en la campaña de Nueva Alianza con voces de niños
diciendo que quieren ser de adultos y en la que cuando una niña expresa su
deseo por ser presidente, la voz oficial de la propaganda asegura: “Cómo José
Antonio Meade”.
Los publicistas de Ricardo Anaya han preferido mostrarlo
como poliglota por un lado y por otro como solista telonero que se hecha un palomazo con Yuawi López, el niño
sensación de Movimiento Ciudadano.
En los dos primeros meses de campañas disfrazadas de
precampaña, los mexicanos hemos confirmado que además de la pobre oferta
electoral, la oferta de creatividad y fuerza que debería de brindar la
publicidad a tan débiles candidatos es igual de mediocre. A fuerza de creer que
ya saben como se hacen las cosas, las agencias y los jefes de comunicación de
los precandidatos se han olvidado de lo más importante y obvio; ideas sencillas
y la importancia de un mensaje realmente positivo y contundente para formar la
esencia de quien aspire a ser presidente de la nación. O tal vez, esta idea
falaz y autocomplaciente de tener dominado el mensaje político se deba a que a
lo largo de los años los mexicanos nos hemos vuelto inmunes; sordos y ciegos al
bombardeo de mentiras con las que los políticos pretenden engañarnos y sólo se
engañan a sí mismos, como por ejemplo ya
saben quiénes.
publicado en roastbrief.com.mx el 29 de enero de 2018
imagen: DeathtoStock.com
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