Andrés Manuel López Obrador
Candidato a la presidencia de México
Señor Candidato:
Nunca ha sido afín a su propuesta de gobierno, ni a sus
ideas separatistas y sectaristas. Su terquedad, su espíritu antidemocrático y
la forma en la que a lo largo de esta última campaña de convertirse intenta
erigirse como perdonavidas de nuestro país me parecen aberrantes e idénticas a
la de aquellos que usted acusa de lo mismo.
Pero debo como mexicano asumir la enorme posibilidad de que
el día 2 de julio usted se convierta en el presidente de México con un voto
menor al 51% de los votos posibles, pero así son las reglas del juego y los
mexicanos debemos acatarlas como lo hicimos cuando hace seis años con menos del
33% Enrique Peña Nieto logró la presidencia de nuestro país.
Sin embargo, tras el primer debate presidencial y observar
como con desprecio elude las preguntas que le parecen incómodas, como desprecia
a sus adversarios políticos y como ignora con chanzas las preguntas serias y
con la gran cantidad de connacionales que votarán por usted, me siento obligado
a preguntarle ¿Cómo piensa sanar las heridas en el tejido social que usted
mismo ha creado? Porque de ganar usted será presidente de todos los mexicanos,
no sólo de sus seguidores, también, de sus críticos y de sus feroces
detractores. México lo que menos necesita es un emulo de Donald Trump que se
dedique a fomentar los odios entre los mexicanos como lo ha hecho usted desde
que fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Como sociedad no podemos
permitir que una visión clasista y racista gobierne desde Palacio Nacional.
Me queda muy claro que al llegar usted a ser presidente
México jamás será una Venezuela, esa es una más de las torpezas que comenten
sus detractores más feroces, lo cierto es que tristemente Estados Unidos jamás
lo permitiría. La geopolítica es mucho más relevante que cualquier buen o mal
deseo que usted tenga.
Es muy importante que estudie bien la historia de nuestro
país y sobretodo aquellos personajes históricos que usted dice y pretende
emular, Juárez nunca hubiera permitido que el Papa opinará en asuntos del
Estado como usted anunció el día del debate. Madero jamás hubiera aspirado a
gobernar de manera absoluta, sin espacios a la pluralidad y mucho menos de la
manera autoritaria y dictatorial de alguien que no acepta los cuestionamientos.
El General Cárdenas mantuvo su oficina en Palacio Nacional abierta para todos
aquellos que pidieran audiencia y aunque los tiempos han cambiado y la
población es mucho mayor que en la década de los años treinta del siglo pasado,
ni cuando fue usted jefe de gobierno se atrevió a escuchar a quienes tenían
cuestionamientos que le importunaban. Madero y Cárdenas creían y eran demócratas,
usted tristemente no lo parece. Los más importante ninguno de los tres intentó
replicar un sistema del pasado, con aciertos y errores cada uno busco la forma
de hacer avanzar al país al futuro.
El verdadero líder político no es aquel que impone sus
decisiones sobre el pueblo a manera de dictador mesiánico, el líder es el que
convence con argumentos claros y realistas sobre el camino a seguir. Aquel
cuyas metas son las del bien común, no las de su ego.
A pesar de que a los mexicanos, y sobre todo al sector que
usted habla, les gusta la imagen del ofendido, el mártir y el atacado, espero
que como Presidente de la República sea capaz de verse fuerte, de tomar las
decisiones y las posiciones que nos hagan crecer y no se comporte como la
víctima que le encanta parecer y nos vaya a salir con la existencia de una Mafia del Poder Internacional.
Hablando de la Mafía
del poder que ha sido su lema de campaña a lo largo de doce años, usted nos
debe explicar a los mexicanos su alianza con ella, porque ciertos miembros de
la Mafia del poder resultan hoy sus
aliados como los ya multicitados Napoleón Gómez Urrutia, Elba Esther Gordillo,
Alfonso Romo o Lino Korrodi, quienes se unen a la Mafia de Morena que encabezan
personajes como Rigoberto Salgado y sus nexos con los carteles de la CDMX. Yo
creo como usted que existe un grupo que domina la política en México, no sé si
sea una mafia, pero a ese grupo también pertenece usted y no sólo lo demuestran
sus nexos con los personajes mencionados arriba, si no su promesa de perdón
incondicional a Peña Nieto y demás políticos del PRI que han dañado a México y
su odio irracional contra personajes que en teoría buscan lo mismo que usted
como el gobernador Javier Corral de Chihuahua al que ataca con el mismo encono
que la Secretaria de Hacienda, el secretario de gobernación y el mismo
presidente. Don Corleone tenía de aliados a diferentes familias criminales y
usted no parece estar muy lejos de este esquema, responde y pide cuentas a
miembros de una partidocracia que ha dañado a México.
No creó que Ricardo Anaya o José Antonio Meade harían algo
espectacular o definitorio para la nación, los entiendo como la continuidad de
un estado fallido y una democracia pervertida. Le escribo a usted porque creo
que más que nunca tiene usted la posibilidad de ser el presidente de la nación
y de llegar a serlo por lo menos debería de partir de la base distinta a sus
adversarios y escuchar a todos los ciudadanos. Mostrándose como un verdadero
estadista, no como otro político tercermundista que gobierna a México desde su
ambición personal y su enorme ego desquiciado.
Atentamente
Armando Enríquez Vázquez
publicado en blureport.com.mx el 1º de mayo de 2018
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