Siempre ha existido la inquietud entre los físicos de explicar todo lo que nos rodea, actualmente, la respuesta, aunque descabellada, parece ser una de las ideas más quiméricas y acertadas que haya tenido la ciencia.
Armando Enríquez Vázquez
Desde que tengo memoria me ha fascinado ver una noche estrellada. Más allá de su apabullante belleza y concreta magnificencia, siempre me da por imaginar cómo todos los astros y cuerpos estelares que no vemos llegaron ahí. El tamaño del Universo y las distancias en él. El recorrido de la luz qué tarda a veces millones de años luz en llegarnos.
Hace más de veinte años cayó en mis manos un libro; “Los tres primeros minutos del Universo” de Steven Weinberg, en él se habla de cómo tras el Big Bang el universo comenzó a expandirse y la materia a formarse gracias al enfriamiento tras la gran explosión. Sin embargo el libro me dejó con una insatisfacción. Weinberg hablaba de los tres minutos después del Big Bang, de cómo se formó el Universo, pero no decía nada del Big Bang en sí.
Acerca de cómo o por qué. ¿Qué había antes de que éste sucediera? Al parecer en esos años los científicos no conocían la respuesta.
Hace unos días encontré en Internet una ponencia de Weinberg que data de 2005, en un simposio acerca de la Teoría Final. En ella se maneja un concepto que esta de boga entre físicos y astrónomos dedicados a la cosmogonía. El multiverso.
Alguna vez han visto la serie de televisión “Fringe”, o leído el cuento de Borges “El jardín de los senderos que se bifurcan”, la idea de mundos paralelos al nuestro no es nueva se remonta a religiones antiguas como el
Hinduismo, y a filósofos griegos como Anaximandro. Y sin embargo, hoy en día los científicos se han volcado en esta idea para explicar todo lo que nos rodea. Lo llaman el Multiverso: Un Universo de universos.
La historia comienza en la última década del siglo pasado cuando los físicos, por un lado, y los astrónomos dedicados a la cosmogonía, por otro, se lanzaron a explicar el universo. Todo mundo sabía, que a su muerte Einstein había dejado inconcluso su trabajo acerca de la Teoría de Todo. La teoría que finalmente habría de explicar el universo en su totalidad. Los físicos entonces elaboraron “La Teoría de Cuerdas” donde todo lo que conocemos está formado por diminutas cuerdas que unen moléculas, átomos y partículas subatómicas, como las cuerdas de un violín o de una guitarra estas cuerdas dan sentido al Universo, a todo lo que conocemos. Somos parte de una partitura perfecta. Música al final del día.
Nosotros los simples mortales vivimos en un mundo de cuatro dimensiones. Esto es en palabras comunes; alto, largo, ancho y tiempo. Pero los físicos encargados de investigar y elaborar La Teoría de Cuerdas hallaron diez dimensiones, sin embargo La Teoría de cuerdas tan bien recibida por la comunidad científica y que tenía a los físicos al borde de declarar resuelto el Universo y todo lo que en él existe, tenía una prueba que pasar; el origen del mismo. El Big Bang, ¿Qué había antes de que éste sucediera? entonces sufrieron un descalabro, para poder explicar el Big Bang, los científicos llegaron a dividir la Teoría de Cuerdas en cinco nuevas teorías. Por lo tanto la
Teoría ya no era tan única, ni universal.
Como siempre en la ciencia, como en la vida, existía un grupo de descastados que no creían en la Teoría de Cuerdas. El Profesor Michael Duff, había iniciado antes del apogeo de la Teoría de Cuerdas, una teoría diferente llamada de la súper gravedad: Una de las diferencias básicas es que la teoría de Duff plantea la existencia de once dimensiones, por años Duff lucho contra el estigma que ante la comunidad científica le imponía esa dimensión extra. Sin embargo y para sorpresa de todos, la única manera de volver a poner a la Teoría de Cuerdas en el mapa, con dignidad y respetabilidad era aceptar la existencia de la onceava dimensión.
Al agregar la onceava dimensión a la Teoria de Cuerdas algo extraordinario sucedió, las cinco teorías en que había derivado, la teoría original se reagruparon en una sola donde todo era lógico una vez más, resultó que las cinco teorías eran sólo variaciones de la original y que gracias a la onceava dimensión se habían vuelto a integrar. Sin embargo, la teoría general sufrió un cambio conceptual, el universo no estaba ya formado de aquellas invisibles cuerdas que postulaba la teoría originalmente. Una membrana había tomado su lugar. La teoría cambio de Nombre y se le conoce como la Teoría M. La membrana rodea todo, entonces, gracias a la Teoría M. Lisa Randall atacó otro problema importante de la física, la debilidad de la fuerza de gravedad. La fuerza de gravedad, esa que nos mantiene pegados a la superficie del planeta, es a diferencia de las otras fuerzas físicas, muy débil. De hecho basta ver cómo podemos levantar objetos del suelo para darnos cuenta de esa debilidad, o como gracias a un imán podemos mover un clavo en dirección opuesta a la que ejerce la gravedad. Randall llegó a la conclusión de que si la membrana conectaba a varios universos, podía ser posible que a través de la membrana se escapara en cierta medida la fuerza de gravedad. Si la gravedad escapa por la membrana quiere decir que existe algo del otro lado y otras múltiples membranas, entonces existe más de un universo. Años después, el origen del Big Bang sería explicado por los científicos; Neil Turok, Paul Steinhardt y Burt Ovrut, uno de los padres de la Teoría de Cuerdas, cuando comparando la membrana con las olas del mar, se dieron cuenta que la membrana no tenía porque se lisa, si no al contrario esta debía tener una textura semejante a las ondas de la superficie oceánica, incluso podrái llegar el momento en que en su elasticidad y el movimiento de las ondas, estas fueran capaces de golpear a otras membranas de la misma forma que las olas marinas golpean a las embarcaciones en altamar. En el caso de las membrana este choque libera materia, creando la explosión que dio origen a nuestro universo. De hecho hay los radicales que sostienen que se pueden crear universos paralelos en cualquier lado y están tratando de hacerlo. Dicen que no ponen en riesgo el nuestro pues al ser uno paralelo crea su propio espacio.Lo cierto es que existen a la fecha al menos cuatro modelos de multiversos con los que los científicos fantasean. Uno de los modelos habla de universos unidos y que son un poco distinto cada uno hasta llegar a aquel en donde están nuestros dobles ligeramente diferentes y que como se repite ad infinitum, contiene también otro planeta tierra donde somos exactamente iguales.
Otro donde el multiverso tiene burbujas llenas de universos a la deriva en los enormes espacios vacíos en los que no existe materia. Como un archipiélago, en el que el mar son los espacios vacíos y las islas, la materia.
Otros dos, donde las leyes de la naturaleza como las conocemos son totalmente diferentes. No sólo difíciles de entender para mí en su estructura, si no imposibles de explicar, sólo sé que nos serían totalmente ajenos.
Se cree que el más cercano de estos universos paralelos se encuentra a una distancia de 10 metros a la decima potencia a la vigésima octava potencia, una distancia que aún en cifras astronómicas es inmensa. Hoy conocemos un perímetro del universo equivalente a 4 metros por 10 a la vigésima sexta potencia, equivalente a 42 billones de años luz.
Las teorías científicas parecen no tener límites para tratar de ordenar y hacer lógico el universo. Me gusta la idea de los Universos paralelos, que es como la de otros planetas habitados. Pero al final todo parece más ficción que ciencia.
Cuando la astronomía, la cosmogonía y la física llegan a estos grados de abstracción, y no es que no me interese o llame la atención, o deje de ser uno más de mis placeres incomprensibles, invariablemente recuerdo el poema de Walt Whitman: “Cuando escuché al docto astrónomo”. Donde el poeta al asistir a una conferencia acerca de las estrellas y los planetas, se aburre y entonces mejor decide salir del salón y contemplar la perfección del firmamento.
Regresando a Steven Weinberg y su conferencia de 2005 donde explicó el multiverso, el científico termina hablando un poco de los detractores de la teoría, los románticos que en cierta forma como él añoran la idea clara y limpia de un sólo universo. Cuenta que estando en el aeropuerto de Austin listo para abordar su vuelo se encontró con una revista llamada “Astronomía”, uno de cuyos artículos era una discusión sobre el tema del multiverso entre científicos. Dos de los citados científicos afirmaban tener la certeza de la existencia del multiverso como para apostar uno la vida de su perro, y el otro la de su esposa. “En lo que a mí corresponde”, finaliza Weinberg su exposición, “tengo tanta certeza de la existencia del multiverso para apostar al perro de uno y a la esposa del otro”.
Hace más de veinte años cayó en mis manos un libro; “Los tres primeros minutos del Universo” de Steven Weinberg, en él se habla de cómo tras el Big Bang el universo comenzó a expandirse y la materia a formarse gracias al enfriamiento tras la gran explosión. Sin embargo el libro me dejó con una insatisfacción. Weinberg hablaba de los tres minutos después del Big Bang, de cómo se formó el Universo, pero no decía nada del Big Bang en sí.
Acerca de cómo o por qué. ¿Qué había antes de que éste sucediera? Al parecer en esos años los científicos no conocían la respuesta.
Hace unos días encontré en Internet una ponencia de Weinberg que data de 2005, en un simposio acerca de la Teoría Final. En ella se maneja un concepto que esta de boga entre físicos y astrónomos dedicados a la cosmogonía. El multiverso.
Alguna vez han visto la serie de televisión “Fringe”, o leído el cuento de Borges “El jardín de los senderos que se bifurcan”, la idea de mundos paralelos al nuestro no es nueva se remonta a religiones antiguas como el
Hinduismo, y a filósofos griegos como Anaximandro. Y sin embargo, hoy en día los científicos se han volcado en esta idea para explicar todo lo que nos rodea. Lo llaman el Multiverso: Un Universo de universos.
La historia comienza en la última década del siglo pasado cuando los físicos, por un lado, y los astrónomos dedicados a la cosmogonía, por otro, se lanzaron a explicar el universo. Todo mundo sabía, que a su muerte Einstein había dejado inconcluso su trabajo acerca de la Teoría de Todo. La teoría que finalmente habría de explicar el universo en su totalidad. Los físicos entonces elaboraron “La Teoría de Cuerdas” donde todo lo que conocemos está formado por diminutas cuerdas que unen moléculas, átomos y partículas subatómicas, como las cuerdas de un violín o de una guitarra estas cuerdas dan sentido al Universo, a todo lo que conocemos. Somos parte de una partitura perfecta. Música al final del día.
Nosotros los simples mortales vivimos en un mundo de cuatro dimensiones. Esto es en palabras comunes; alto, largo, ancho y tiempo. Pero los físicos encargados de investigar y elaborar La Teoría de Cuerdas hallaron diez dimensiones, sin embargo La Teoría de cuerdas tan bien recibida por la comunidad científica y que tenía a los físicos al borde de declarar resuelto el Universo y todo lo que en él existe, tenía una prueba que pasar; el origen del mismo. El Big Bang, ¿Qué había antes de que éste sucediera? entonces sufrieron un descalabro, para poder explicar el Big Bang, los científicos llegaron a dividir la Teoría de Cuerdas en cinco nuevas teorías. Por lo tanto la
Teoría ya no era tan única, ni universal.
Como siempre en la ciencia, como en la vida, existía un grupo de descastados que no creían en la Teoría de Cuerdas. El Profesor Michael Duff, había iniciado antes del apogeo de la Teoría de Cuerdas, una teoría diferente llamada de la súper gravedad: Una de las diferencias básicas es que la teoría de Duff plantea la existencia de once dimensiones, por años Duff lucho contra el estigma que ante la comunidad científica le imponía esa dimensión extra. Sin embargo y para sorpresa de todos, la única manera de volver a poner a la Teoría de Cuerdas en el mapa, con dignidad y respetabilidad era aceptar la existencia de la onceava dimensión.
Al agregar la onceava dimensión a la Teoria de Cuerdas algo extraordinario sucedió, las cinco teorías en que había derivado, la teoría original se reagruparon en una sola donde todo era lógico una vez más, resultó que las cinco teorías eran sólo variaciones de la original y que gracias a la onceava dimensión se habían vuelto a integrar. Sin embargo, la teoría general sufrió un cambio conceptual, el universo no estaba ya formado de aquellas invisibles cuerdas que postulaba la teoría originalmente. Una membrana había tomado su lugar. La teoría cambio de Nombre y se le conoce como la Teoría M. La membrana rodea todo, entonces, gracias a la Teoría M. Lisa Randall atacó otro problema importante de la física, la debilidad de la fuerza de gravedad. La fuerza de gravedad, esa que nos mantiene pegados a la superficie del planeta, es a diferencia de las otras fuerzas físicas, muy débil. De hecho basta ver cómo podemos levantar objetos del suelo para darnos cuenta de esa debilidad, o como gracias a un imán podemos mover un clavo en dirección opuesta a la que ejerce la gravedad. Randall llegó a la conclusión de que si la membrana conectaba a varios universos, podía ser posible que a través de la membrana se escapara en cierta medida la fuerza de gravedad. Si la gravedad escapa por la membrana quiere decir que existe algo del otro lado y otras múltiples membranas, entonces existe más de un universo. Años después, el origen del Big Bang sería explicado por los científicos; Neil Turok, Paul Steinhardt y Burt Ovrut, uno de los padres de la Teoría de Cuerdas, cuando comparando la membrana con las olas del mar, se dieron cuenta que la membrana no tenía porque se lisa, si no al contrario esta debía tener una textura semejante a las ondas de la superficie oceánica, incluso podrái llegar el momento en que en su elasticidad y el movimiento de las ondas, estas fueran capaces de golpear a otras membranas de la misma forma que las olas marinas golpean a las embarcaciones en altamar. En el caso de las membrana este choque libera materia, creando la explosión que dio origen a nuestro universo. De hecho hay los radicales que sostienen que se pueden crear universos paralelos en cualquier lado y están tratando de hacerlo. Dicen que no ponen en riesgo el nuestro pues al ser uno paralelo crea su propio espacio.Lo cierto es que existen a la fecha al menos cuatro modelos de multiversos con los que los científicos fantasean. Uno de los modelos habla de universos unidos y que son un poco distinto cada uno hasta llegar a aquel en donde están nuestros dobles ligeramente diferentes y que como se repite ad infinitum, contiene también otro planeta tierra donde somos exactamente iguales.
Otro donde el multiverso tiene burbujas llenas de universos a la deriva en los enormes espacios vacíos en los que no existe materia. Como un archipiélago, en el que el mar son los espacios vacíos y las islas, la materia.
Otros dos, donde las leyes de la naturaleza como las conocemos son totalmente diferentes. No sólo difíciles de entender para mí en su estructura, si no imposibles de explicar, sólo sé que nos serían totalmente ajenos.
Se cree que el más cercano de estos universos paralelos se encuentra a una distancia de 10 metros a la decima potencia a la vigésima octava potencia, una distancia que aún en cifras astronómicas es inmensa. Hoy conocemos un perímetro del universo equivalente a 4 metros por 10 a la vigésima sexta potencia, equivalente a 42 billones de años luz.
Las teorías científicas parecen no tener límites para tratar de ordenar y hacer lógico el universo. Me gusta la idea de los Universos paralelos, que es como la de otros planetas habitados. Pero al final todo parece más ficción que ciencia.
Cuando la astronomía, la cosmogonía y la física llegan a estos grados de abstracción, y no es que no me interese o llame la atención, o deje de ser uno más de mis placeres incomprensibles, invariablemente recuerdo el poema de Walt Whitman: “Cuando escuché al docto astrónomo”. Donde el poeta al asistir a una conferencia acerca de las estrellas y los planetas, se aburre y entonces mejor decide salir del salón y contemplar la perfección del firmamento.
Regresando a Steven Weinberg y su conferencia de 2005 donde explicó el multiverso, el científico termina hablando un poco de los detractores de la teoría, los románticos que en cierta forma como él añoran la idea clara y limpia de un sólo universo. Cuenta que estando en el aeropuerto de Austin listo para abordar su vuelo se encontró con una revista llamada “Astronomía”, uno de cuyos artículos era una discusión sobre el tema del multiverso entre científicos. Dos de los citados científicos afirmaban tener la certeza de la existencia del multiverso como para apostar uno la vida de su perro, y el otro la de su esposa. “En lo que a mí corresponde”, finaliza Weinberg su exposición, “tengo tanta certeza de la existencia del multiverso para apostar al perro de uno y a la esposa del otro”.
Publicado en blureport.com.mx el 8 de agosto de 2011
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