jueves, 24 de diciembre de 2020

Símbolos… ¡No me hagan eso!



 

La serie polaca de lento desarrollo engancha poco a poco al espectador, para finalmente hacernos gritar… de enojo.

Armando Enríquez Vázquez

Nunca sobra la advertencia, zona de spoilers adelante.

Nada peor en una serie con un cliffhanger forzado para crear una segunda temporada. Eso sucede con la serie Símbolos originalmente producida por AXN en 2018 y estrenada recientemente en Netflix.

Cómo otras de las producciones de crimen del norte de Europa; Simbolos, Znaki en polaco que también significa señales, cuenta la historia de un jefe de policía de un poblado casi deshabitado, de Polonia en este caso, que debe enfrentar un asesinato que terminará por revelar el infierno que se esconde, como dice el dicho de las abuelas, en toda comunidad pequeña, así como la corrupción que vive en todos los hombres avariciosos y sin escrúpulos sin importar la nacionalidad o el lugar, enormes ciudades o diminutos poblados, que tienen el poder político o económico.

El comisario Michal Trela (Andrezj Konopka) llega a un pueblo en la región de las Montañas del Búho en el sureste de Polonia, es su castigo por su alcoholismo, la idea es que lleve una vida más tranquila y alejado de las tentaciones que tenía en Cracovia, al menos eso piensan él y sus superiores que lo han enviado como castigo, pero lo espera un crimen que sacude a la comunidad. Trela es acompañado por su hija Nina (Magdalena Zak), padre e hija viven en la posada que es propiedad de la oficial de policía Adrianna Nieradka (Helena Zujecka), subalterna de Trela y su esposo Blazej (Michal Czernecki). Justo un poco después de la llegada de Trela sucede el asesinato que recuerda a los habitantes del pueblo otro similar ocurrido 10 años antes.

La muerta es la mejor amiga de Adrianna y amante de Blazej. Trela lo sabe porque fortuitamente descubre el affair. El crimen revive en el pueblo temores e incertidumbres de antaño justo en el momento menos indicado, el pueblo está a punto de celebrar su aniversario anunciando una inversión gigantesca que llevará prosperidad al pueblo con una mina y un hotel, en los terrenos donde se encuentra el mineral se encuentra una especie de bunker donde durante la II Guerra Mundial los Nazis asesinaron y torturaron a prisioneros polacos y judíos, al mismo tiempo que intentaban desarrollar un arma especial. Lo que es ignorado en un principio tanto por el alcalde, Antoni Paszke (Miroslaw Kropielnicki), de la población como por el pseudo empresario que encabeza la iniciativa hasta que vuelan la entrada del bunker y quedan al descubierto restos humanos y objetos de los soldados alemanes que los socios deciden desaparecer pagando a los camioneros para que tiren todo en el rio cercano, ellos solo piensan hacerse ricos con la mina y el hotel, sin importarles nada más.

La constante aparición del anterior comisario, al que un joven policía con características que nos hacen sospechar que puede ser un asesino serial en ciernes, es devoto y siempre cuestiona lo que hace Trela comparándolo con el viejo policía local, tratando de averiguar cómo va la investigación, el joven policía pueblerino solo actuara en favor de Trela cuando este es sustituido por una nueva comisaria que coludida con el alcalde decide dar carpetazo al caso, en un clásico ejemplo de miedo al cambio. Otro personaje es un pastor que dirige una secta que vende a los seguidores botellas de agua bendita adulterada con anfetaminas y que resguarda la parte vergonzante de la familia del alcalde y a una idiota violenta llamada Dorota (Paulina Galazka) que pasea por el pueblo y parece ser la principal testigo de los crímenes. El impostor de clérigo maneja una granja en la que sus seguidores producen diferentes alimentos. La madre de la primera víctima es una fanática de la secta que se volcó de lleno a la religión y bebe el agua bendita a diario.

La absurda manera de deshacerse de los restos óseos y artefactos Nazi, incita a uno de los camioneros a la venta clandestina de los objetos de los alemanes y su hijo descubre los planos para un arma secreta que pueden ser muy valiosos de estar completos, el tiene una parte de los papeles y otra es descubierta por el pastor en la casa de la madre de la primera víctima.

También está presente en la serie el catolicismo ferviente de ciertos sectores de la sociedad polaca, la muerte del viejo pastor del pueblo y la llegada de otro forastero para sustituirlo deja uno de los hilos narrativos más importantes para una segunda temporada.

Finalmente, la historia de Nina Trela es una trama alterna que se une al final a la trama principal. Nina, es una adolescente que entra en la preparatoria del pueblo donde se hace amiga de la sociópata hija del alcalde Agatha Paszke (Helena Englert) que participa en peleas clandestinas y que es la clásica junior consciente del poder de su padre y gozando de la protección de él, como lo ha hecho otro hijo del alcalde que vive en la granja. Nina descubre su homosexualidad y se enamora de Agatha quien al descubrir la orientación sexual de Nina reacciona de manera violenta a la confesión de la hija del comisario.

A lo largo de ocho capítulos de la primera temporada, la serie como la vida en el pueblo tiene un ritmo lento, previsible en muchos puntos y los escritores se notan más preocupados crear hilos verosímiles o no para una segunda temporada. Algunos de los personajes y situaciones son a mi gusto totalmente gratuitas y no aportan nada a la serie. Al final no sabemos que pasara con los planos de la nave/arma, ni con las tendencias sociópatas de Agatha, mientras Nina despechada camina por la carretera antes de ser secuestrada y en lugar de solucionar algo, los guionistas y el productor deciden llevarnos a una especie de callejón sin salida al plantear una situación que en principio parece ilógica y que se vuelve frustrante porque no tiene solución hasta la siguiente temporada.

La serie polaca de lento desarrollo engancha poco a poco al espectador, para finalmente hacernos gritar… de enojo. Sigo creyendo que existen muchas series que si se quedaran en miniseries serían perfectas.

AXN estrenó ya la segunda temporada de Símbolos en Europa, por lo que será el año que entra cuando la estrene Netflix.


publicado en roastbrief.com.mx el 17 de agosto a 2020

imagen: AXN

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