miércoles, 10 de agosto de 2022

El ron de los exiliados.

 


Entre los españoles que escogieron México como país de residencia al huir de la Guerra Civil Española este par creó una empresa de destilados que sobrevive a pesar de todo.

Armando Enríquez Vázquez

A finales de la década de los años 30 y producto de la Guerra Civil Española llegaron a México más de 20,000 personas huyendo de la represión y la dictadura de Francisco Franco y sus seguidores. Entre los españoles que llegaron a México no sólo venían intelectuales y personalidades republicanas, llegaron mujeres y hombres trabajadores que crearon muchas fuentes de trabajo y negocios, además de convertirse en mexicanos por ese largo exilio que les impidió muchas veces regresar a su tierra.

Los exiliados españoles se esparcieron por la amplia geografía mexicana. En el estado de San Luis Potosí en el centro de México, Santiago Dañobeitia junto con Miguel Dorcas Berro fundaron la empresa Ron Potosí en 1938 en Ciudad Valles, a la orilla del río Tampaón. La receta la aportó otro exiliado llamado Joaquín Burguete basado en recetas tradicionales.

Poco tiempo después la marca cambió de dueño. otro miembro de la colonia española en Ciudad Valles de apellido Wilasante y a su hijo Alberto. Durante su administración la empresa creció en las décadas de los años 50 y 60, el éxito de la marca la llevó a tener presencia nacional, a pesar de que en 1955, la empresa estuvo a punto de desaparecer debido a que la llegada de tres huracanes a la zona la huasteca que provocaron la crecida del Río Tampaón y con ello la inundación de la destilería, las barricas del Ron terminaron flotando en el río, por lo que la empresa pagó a los pescadores locales para rescatarlas.

La fábrica se estableció entonces en la carretera entre Ciudad Valles y Nuevo Laredo. En la década de los años 60 la marca comenzó a exportar a Estados Unidos y Europa convirtiéndose en la marca de ron más importante de México.

Sin embargo, la mala administración de la empresa la llevo por un lado a ser objeto de denuncias por parte de la Asociación Ecologista Proyecto Verde A.C. por contaminar el río Valles, y por otro lado a que en 1996 estalló una huelga por la falta de pagos a los empleados que llevó a Ron Potosí a liquidar a los empleados en algunos casos con barricas del producto y a mover la embotelladora a Aguascalientes y Querétaro.

La empresa pasó a un plano muy inferior en su presencia en el mercado nacional y nula presencia en el mercado internacional. En 2020 anunció su regreso a Ciudad Valles con un pequeño hotel, restaurante y museo de la marca, pero al parecer aun no se abren las puertas de estos lugares pues no hay nada al respecto, ni un sitio oficial, sólo las notas periodísticas anteriores a la pandemia que informan sobre el hecho. La bebida aún se vende en diferentes cadenas de licorerías y almacenes que lo ofrecen en sus catalogos.

Quienes pasamos de los cincuenta años, seguramente recordamos los comerciales de la marca que terminaban con un product shot de una botella verde con el vidrio cuadriculado y al fondo una cascada típica de la región. Hoy me entero que la locución corría a cargo del actor Pedro Armendáriz.

Desde el inicio la empresa denominó a su Ron como Ron Huasteco por ser producido en la región de la huasteca potosina y utilizó en sus etiquetas a la especie de Loro de cabeza amarilla (Amazona oratrix) típico de la región.

Hoy la botella del Ron Potosí se ha convertido en una botella ordinaria de cuello largo y el perico estilizado en una de las esquinas de la etiqueta ha perdido su colorido plumaje.


Publicado originalmente en thepoint.com.mx el 29 de julio de 2022




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