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lunes, 27 de mayo de 2024

Monolith ciencia ficción de la buena.

 


Porque el fin del mundo concierne a final de cuentas a uno mismo, los terrores y obsesiones también.

Armando Enríquez Vázquez.

Entre las memorables cintas de ciencia ficción que tal vez no pasaron por las carteleras mexicanas y que puedes encontrar en las diferentes plataformas están entre otras La otra tierra (2011) en Starz+ o Coherencia (2013) en Amazon Prime, eso sin contar producciones originales de las plataformas como The Vast of Night también de Amazon Prime.

Entre estas cintas se encuentra la australiana Monolith, que la encuentras en max, estelarizada por Lily Sullivan en el papel de una periodista obligada a disculparse tras publicar una investigación que resultó falsa; despedida, asediada por la prensa, sin oportunidad de encontrar trabajo en ningún medio informativo, y refugiada en la casa de sus padres que están de vacaciones, su única opción de empleo es crear un podcast acerca de lo sobrenatural, una chamba para sobrevivir en lo que todos olvidan su error, tema en el que ella no cree.

Un día llega a su correo de manera anónima un teléfono, un nombre y una fotografía, acompañada del palabra brick, (ladrillo en inglés). La periodista de entrada descarta el mensaje, y con el paso de los días y a falta de cualquier otra historia, así como el negarse a permanecer inactiva decide comenzar a investigar, para su sorpresa todo parece ser real, la mujer es una mujer que trabajaba 20 años antes como empleada doméstica en una casa de una familia con muchos recursos que la acogió a ella y su hija de la mejor manera, cuando recibió una extraña piedra negra en forma de paralelepípedo y de un color negro muy oscuro. Pero la paz del hogar se rompe cuando los muebles de la casa aparecen vandalizados y los dueños de inmediato culpan a la niña y para pagar los daños le roban el ladrillos y se lo venden a un mercader de arte alemán. Al final la mujer y su hija son despedidas de la casa.

La periodista busca al empresario del arte y lo encuentra sin problema, lo entrevista y él le confirma la existencia del ladrillo, pero no es el único y posee varios de ellos aunque sabe que existen otros alrededor del mundo. También le informa que debido a cierta amistad logro hacer un escaneo interno del objeto logrando descubrir algo muy extraño, una especie de mensaje en signos o letras desconocidas y promete a la periodista hacerle llegar una copia del estudio si lo encuentra pues han pasado ya muchos años.

El primer episodio del podcast se vuelve un éxito, personas de todo el planeta le escriben a la periodista para decirle que ellos tienen un ladrillo o han visto uno, la plegaria de un oyente de la India es que ya no se produzca el podcast que sólo traerá calamidades. Todo coinciden que los ladrillos que recuerdan al objeto de 2001, Odisea del espacio, en un tamaño fun size son transformadores y contienen un gran poder o al menos eso perciben todos los que lo han recibido además de sufrir de diferentes tipos de alucinaciones.

Testaruda y egotista la joven continuará con su investigación a pesar de las muchas recomendaciones de parar y realmente reflexionar como le dice su editor, si todo eso es real o ella quiere creer que real, lo que pasa a continuación es desconcertante y aterrador.


Una cinta de ciencia ficción y terror con un guión muy sólido, escrito por Lucy Campbell, con sus debidas vueltas de tuerca y un personaje perfecto con una interpretación brillante, pues Sullivan es el único personaje a cuadro en la cinta. Todas sus interacciones con los demás personajes son a través del teléfono y la computadora. Monolith esta dirigida por Matt Vesely.

Ejemplo de una generación empeñada en hacer lo que le viene en gana, en el éxito inmediato, en el aislamiento tecnológico, Monolith es antes que nada una extraordinaria serie de ciencia ficción y terror que no debes dejar de ver.


publicado tambien en charlacualqueira.wordpress.com

miércoles, 4 de octubre de 2023

30 Monedas. Alex de la Iglesia y la televisión.

 


La tercera incursión del director español en la pantalla chica es una serie con algunos altibajos, pero que en general funciona mejor que muchas de las llamadas importantes del género.

Armando Enríquez Vázquez

Alex de la Iglesia (Bilbao, España. 1965) uno de mis directores españoles favoritos desde aquella inolvidable El Día de la Bestia (1995) y otras cintas de gran humor negro como Las Brujas de Zagarramurdi, El Bar, Balada triste de trompeta, tiene una interesante serie en HBO: 30 Monedas.

De la Iglesia incursionó en 2006 en el formato de la televisión, al dirigir y escribir, La habitación del niño, una película para una serie de historias de terror de la televisión española que se llamó Películas para no dormir. En 2008 y 2009 dirigió y escribió algunos episodios de Plutón B.R.B. Nero una serie de bastante mensa y por lo mismo divertida de ciencia ficción. Pero sin duda el proyecto más ambicioso de Alex de la Iglesia para televisión y/o plataformas es la serie creada para HBO España. Donde una secta al interior de la religión católica e instalada en la jerarquía del Vaticano busca hacerse de las 30 monedas que recibió Judas Iscariote por traicionar a Jesús de Nazareth y con ello apoderarse del mundo.

En teoría existe un grupo de reliquias que dan poder a quien las posee, así lo pensaban los Nazis, por ejemplo, y lo siguen pensando muchos líderes, chamanes y charlatanes alrededor del mundo entre ellas está por ejemplo la lanza de Longinos con la que el centurión romano del mismo nombre hirió a Jesús de Nazaret en el costado, los clavos que atravesaron manos y pies de Jesús y así.

La serie trata de la búsqueda de la última moneda, el resto ya se encuentra en poder de los adoradores de Satán que quieren cambiar el mundo. La moneda por azares del destino llega a un ramplón pueblo español llamado Pedraza en la mano del Padre Vergara (Eduard Fernández), quien la obtuvo en un trágico exorcismo que llevo a cabo años atrás en Roma. El joven poseso que a la larga murió expulsó la moneda de su brazo para que el padre la tuviera, pero no es consciente de la trascendencia de la reliquia. Al momento de la llegada del clérigo a Pedraza, Elena (Megan Montaner), la veterinaria local atiende el parto de una vaca que pare a un niño. La mujer del granjero, una mujer que no pudo tener hijos decide hacerse cargo del niño, quien obviamente resulta ser un engendro del demonio que termina con la mujer y su esposo y así el primer episodio.

Lo que pasará en Pedraza a partir de ese momento es el preludio del Infierno en La Tierra. Paco (Miguel Ángel Silvestre) y su mujer Merche (Macarena Gómez) dueños de una empacadora de carne y con la mira puesta en poner al pequeño pueblo en el mapa como lugar turístico verán con desasosiego este caos, eso sin contar que Paco se prenda de Elena como en telenovela barata.



Brujas, hechizos y seres extraordinarios desconciertan al cuerpo de la guardia civil del pueblo encabezada por el sargento Lagunas (Pepón Nieto) y a la ayuda que llega de Madrid incapaces ambos de resolver y atacar los sucesos sobrenaturales.

Todos estos fenómenos paranormales tienen un objetivo el obligar a Pedraza a revelar donde se encuentra la moneda y mientras Merche sufre con la infidelidad de Paco, decide también entregarse a los emisarios del infierno y del nuevo orden.

El padre Vergara se ve atacado no sólo por el recuerdo de ese exorcismo fatal, el ser poseedor de la moneda hace que diferentes hombres y seres lo ataquen, incluyendo a Angelo (Cosimo Fusco), el demonio enquistado en la jerarquía católica que es el encargado de que una vez conaeguidas las monedas, se erija al antipapa para iniciar el fin del mundo y quien al final se saldrá con la suya al obtener la moneda, pero un inconveniente habrá de dejar todo listo para la segunda temporada que se estrenará pronto. Incluso el sacerdote es obligado a abandonar el pueblo.

La serie abunda en los temas en los que Alex de la Iglesia se siente muy a gusto; herejía, heterodoxia católica, brujas, sectarismo, conspiración y temas diabólicos y lo conjuga con historia de infidelidad y un amor truncado entre Elena y Paco que sirve también para cimentar el funesto desarrollo de la historia. Su ritmo desigual pues corre a lo largo de más de 8 horas, resulta ya un reto en el guión de de la Iglesia.

En 30 monedas nos hace falta ese oscuro sentido del humor del director español que en otros casos se agradece tanto frente a la sordidez de lo que narra. 30 Monedas es una serie recomendable y más en esta temporada.

publicado también en unacharlacualqueira,wordpress

imagenes HBO

miércoles, 31 de agosto de 2022

Anarquistas ¿o no?

 


La más reciente serie documental de HBO Max nos muestra un culto de gringos incultos que se estableció en Acapulco con consecuencias graves como toda secta.

Armando Enríquez Vázquez

En 1845 Henry David Thoreau abandonó su vida social y se recluyo en una cabaña construida por él mismo cerca de un pequeño lago llamado Walden en el estado de Massachusetts, su experiencia anarquista dio origen a un libro titulado On Walden Pond.  A finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX los grandes pensadores anarquistas marcaron el pensamiento y la acción de aquellos que no creían en los gobiernos de cualquiera índole; Bakunin, Kroptkin, Malatesta, Sacco y Vanzetti en Estados Unidos, nuestro Ricardo Flores Magón y el español Buenaventura Durruti, entre otros marcaron las ideas y acciones de una ideología que por individualista esta siempre condenada al fracaso a pesar de la profundidad filosófica que sustenta las ideas para desconfiar en los gobiernos y los mezquinos políticos que anidan como ratas en ellos.

De una manera más ingenua, más ambiciosa y más parecida a una secta religiosa a principios de nuestro siglo XXI Jeff Berwick, un oportunista canadiense-dominicano, creador de cripto monedas y estafador con las mismas, decidió fundar un culto anarquista en Acapulco, con base a un festival llamado Anarchapulco que se llevó a cabo por primera vez en 2015 y que fue creciendo hasta antes de la pandemia, entre los seguidores de Berwick se encuentra el ingenuo director del documental; el cineasta Todd Schramke. Esperando documentar el amanecer de una nueva sociedad, logra documentar la ambición de un hippie millonario que sólo pretende explotar a otros seres humanos desde una posición de lujo y sin realmente saber lo que es el anarquismo.

Los anarquistas no creían en Dios. Berwick adora al dinero. De la misma manera que otros en su círculo cercano a los que no duda en boicotear cuando cobran más relevancia que él.

El documental es un retrato de la estupidez y lo mezquino de la sociedad, que inicia con otro de los mercenarios del grupo, Nathan Freeman, organizando una quema de libros en las playas de Acapulco, inculcando a niños el nulo valor de la letra impresa. Por más que los libros que están quemando sean manuales gubernamentales administrativos, el mensaje negativo está dado y la ignorancia y su hija la soberbia se manifiestan desde esa primera secuencia.

Lo que ellos llaman rebeldía desde la irrenunciable comodidad de su poder adquisitivo es sólo una versión milenial de la fiesta inolvidable. Se autonombran anarquistas cuando en realidad son sólo unos hippies rezagados que intentan divertirse, mientras otros les patrocinan la fiesta, al menos esa es la perfecta descripción de Berwick, que con tal de no perder su papel protagónico decide anular la presencia de Freeman a quien la descarnada cámara de Schramke nos mostrara en su brutal y triste final; expulsado de la comunidad por las actitudes egocéntricas de Berwick y autoexiliado con su familia en San Miguel de Allende. Alcohólico y enfermo de cirrosis.

Pero existen otros personajes igual de mezquinos, peores como seres humanos como el ejemplo de Paul Propert un sociópata, ex soldado que realizó incursiones en Afganistán y que regresó como muchos a soldados totalmente desubicado y con ganas de continuar matando. Propert afortunadamente era sólo un perro que ladraba sin morder y al parecer terminó regresando a Estados Unidos donde se suicidó, después de haber vendido drogas en México en terrenos de diferentes cárteles lo que lo obligó a regresar a su país. Propert es el típico caso de la ignorancia gringa volcada en la visión colonialista del anglosajón blanco estadounidense medio.

John Galton y Lily Forester un par de fugitivos de poco calado que se establecen en el Acapulco Anarquista y poco a poco se van marginando por voluntad propia, moviéndose a las colonias más pobres de la periferia de la ciudad guerrerenses, en lo que en un principio los hace ver como más auténticos en sus ideas que el resto, pero el no esclarecido asesinato de John Galton a manos del crimen organizado y su amistad con Propert, que durante las convenciones de Anarchapulco funciónó como su dealer de mariguana, aunque se sospecha que también vendía otro tipo de drogas, hace que esa pureza ideológica de Galton pueda ser cuestionada, así como su ética.

Jason Henza, amigo de Lily y John, y quien resultoó gravemente herido durante el asesinato de John, es el único que al final podría parecer el más congruente con lo que en teoría a las propuestas de los supuestos anarquistas. Henza regresó a Estados Unidos y vive de forma nómada en un motor home acompañado por su perro.

El documental que consta de seis episodios, nos hace reflexionar sobre el oportunismo y la condición humana. Berwick un verdadero mercenario, esta interesado sólo en robarle el dinero a la gente a partir de intentar convencerlos de una ideología en la que no cree y lo que es peor, ni siquiera conoce en realidad. Para este siniestro hombre que es capaz de sacrificar a seres humanos y después contratarlos de nuevo para vender entradas para su convención, como hizo con Lily Forester, a quien una vez muerto John, contrató para dar una conferencia en su Anarchapulco. En otra de sus convenciones Berwick invitó a un político de nombre Ron Paul en una clara contradicción de lo que es ser y la doctrina anarquista.

Los Anarquistas resulta opuesto a la propuesta de su director, un retrato de la corrupción de los sectores libertarios de Estados Unidos, radicales carentes de otra postura que no sea el caos, porque este beneficia a nuevos núcleos de poder que dirigidos por farsantes ambiciosos huyen de las reglas que afectan sus intereses, no sus libertades. Siniestros personajes que de la misma manera que lideres de sectas religiosas que hemos visto en otros casos, buscan engatusar aquellos que reconocen los problemas reales de la sociedad y la necesidad de rechazar la manía del Estado por controlarlo todo y que, en lugar de estudiar y atacar, buscan un placebo colectivo que les indique el camino.

Mientras en nuestro país los anarquistas mexicanos son grupos de choque del gobierno en el poder, faltos también de conocimiento sobre el anarquismo, los grupos de auto exiliados estadounidenses de los que trata el documental no son violentos y tampoco tienen la cordura de aprender español, y se siguen viendo a sí mismos como extranjeros, especie de springbreakers en edad adulta que no ven más allá de su pequeño mundo de ganancias financieras y han encontrado el viejo nicho del malestar social para explotarlo de manera comercial. Una moda entre cuarentones insatisfechos. Incapaces de luchar por su país desde su país han decidido escaparse a comunas en el extranjero para lidiar con su impotencia.

Los Anarquistas vale la pena de ver y nos sirve para reflexionar sobre la verdadera decadencia social de los Estados Unidos.

publicado originalmente en charlacualqueira.wordpress.com

imagen hbomax.com

viernes, 12 de agosto de 2022

Tokyo Vice, reminiscencias del pasado.

 


Una nueva historia de mafiosos japoneses, con fuerza y una narrativa poderosa.

Armando Enríquez Vázquez

Advertencia: Zona de Spoilers en los siguientes párrafos. Mejor ve primero la serie que vale mucho la pena y después vuelve, le mi reseña y pon tus comentarios.

HBO Max estrenó este año Tokyo Vice, una serie que por nombre nos recuerda la famosa Miami Vice y no es casualidad. Es una serie de mafiosos y drogas, sólida, bien escrita, y con un sabor a series y una película del pasado. Producida por Michael Mann, entre otros incluido el periodista Jake Adelstein en cuyo libro homónimo se basa la serie, con guiones supervisados por el mismo Adelstein y un pool de escritores estadounidenses y japoneses.

La primera temporada consta de 8 episodios, donde vemos el ascenso o descenso profesional de Jake Aldestein (Ansel Elgort), el primer norteamericano contratado por el principal diario japonés Yomiuri Shimbum. Adelstein es asignado a la nota roja japonesa casualmente al inicio de una guerra entre bandas de Yakuza por la capital nipona.

La visión norteamericana de las puedo todas y de justicia, clásica en el imaginario gringo, está dibujada en los dos personajes estadounidenses principales de la serie; Jake Aldenstein y Samantha (Rachel Keller) una joven con un pasado religioso que decide abandonar la misión en Japón para dedicarse a vivir su vida mundana y convertirse en una hostess japonesa que es a la vez animadora y acompañante al interior de un bar japonés.

Emprendedora, testadura, desconfiada Samantha pretende abrir su propio bar, pero surge un problema cuando su amiga, la también hostess Polina (Ella Rumpf) adicta y novia de un proxeneta japonés desaparece y Samantha hará todo lo posible por encontrarla.

Al lado de estos gringos idealizados, adalides de la democracia, la equidad y la libertad de expresión, se encuentra el hampa japonesa, los Yakuza y un policía que se niega a aceptar cualquier tipo de crímenes al interior de la sociedad japonesa. Pero sobre todo un sistema corrupto que está entrelazado con la tradición centenaria de la forma de vida del japonés.

Hiroto Katagari (Ken Watanabe) es el policía recto frente a una poderosa fuerza del crimen organizado que corrompe a la mayoría de los miembros del cuerpo policiaco y que como sabemos en muchos países esta confabulado con ministros, secretarios de estado, jueces y hombres de poder. Jin Miyamoto (Hideaki Ito) es el lado opuesto de la moneda, el policía corrupto capaz de hacer todo para proteger al grupo Yakuza dirigido por Tozawa (Ayumi Tanida) que intenta tomar el control de Tokio. Miyamoto fue comprado por el crimen que se encarga de las cuentas del hospital de su hijo menor de edad, que necesita un costoso tratamiento.

La mafia japonesa está perfectamente retratada y contrasta por la tradición y el supuesto honor con la actitud “caótica” en la vida de los norteamericanos. La llegada del grupo moderno que dirige Tozawa y busca imponer el mercado de la droga, sobre el clásico de la extorsión, que maneja el clan de Ishida (Shun Sugata) es el argumento central de esta subtrama de la serie. Lo que de alguna manera recuerda al Padrino y ese dilema que representan las ganancias de las drogas y la decadencia social a la que conlleva la adicción.

Sato (Sho Kasamatsu), un hampón al alza, encargado en un principio en recolectar las extorsiones del grupo de Ishida, su jefe inmediato es un traidor que al ser descubierto se suicida, Ishida en ese momento asciende a Sato. Sato esta enamorado de Samantha, una gaijin con la que no puede aspirar a una relación seria si quiere mantenerse dentro de la tradición Yakuza y a quien todas las noches observa en el bar y los celos surgen al llegar Aldestein al bar y comenzar a interactuar de manera muy occidental con ella.

Son las dos visiones del mundo, la trama y la causa de todo lo que sucede en la serie, y a pesar de que existe un policía honrado y una sufrida jefa de redacción de la nota roja, la contundente realidad aplaca la visión romántica de los gringos y la esperanza de cambio de los japoneses. Y tanto por el personaje de Samantha, como por la trama de norteamericanos entrometidos en el mundo del hampa japonés, es inevitable recordar la gran película de Ridley Scott de 1989 Black Rain estelarizada por Michael Douglas, Andy García, Ken Takakura y Kate Capshaw en el papel Joyce, que 33 años después da pie a Samantha, en la que dos policías norteamericanos llegan a Japón en busca de un Yakuza  

La cultura japonesa en su rigidez, machismo y misoginia está claramente representada en los periodistas, Eimi (Rinko Kikuchi), la jefa de redacción de la nota roja del diario es maltratada y despreciada por su jefe y su reportaje sobre la violencia familiar contra las mujeres, desdeñado a las páginas menos importantes del diario. Pero no es el único caso; el dueño del bar donde trabaja Samantha, la visión de los Yakuza sobre las mujeres, pero al final no esta tan alejada de la propia visión y forma de ser de los occidentales.

Mención aparte merece la secuencia inicial de los créditos de la serie, una de las mejores que he visto en los últimos años y que merece un lugar frente a otras entradas de series de este siglo como Mad Men, Game of Thrones y Banshee creada a partir de un cuerpo con tatuajes de estética japonesa y habituales entre los Yakuza.

Maniquea ideológicamente como todas las series norteamericanas Tokyo Vice sin embargo, es una serie de gran fuerza y una ficción que nos absorbe. Espero ya la segunda entrega de la serie.

imagen HBOMAX