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martes, 22 de enero de 2019

Jutta Kleinschmidt y las dunas del Sahara.




Jutta Kleinschmidt ha participado en el rally Dakar en 17 ocasiones y entre otras cosas es la única mujer ganadora del mismo hasta el día de hoy.

Armando Enríquez Vázquez

No cabe duda que uno de los eventos del deporte motor más peligrosos y de mayor distancia es el Rally Dakar, cuando se ideó en 1977. Thierry Sabine, un piloto de motocicletas, que unos años antes se había perdido en el desierto de Libia, de acuerdo con el sitio oficial del rally, y ante la belleza del paisaje decidió tras ser rescatado crear un rally con largo recorrido que fuera una verdadera aventura llena de paisajes espectaculares para el competidor, así como un verdadero reto. El recorrido original del rally iniciaba en la ciudad de Paris en Francia para finalizar en la ciudad de Dakar, capital de Senegal. La primera vez que se corrió fue hace 40 años en 1979.
Debido a la cambiante geopolítica y a los peligros reales que existen en ciertas naciones africanas el rally se ha modificado en su recorrido, tras la cancelación de la carrera en 2008 por la inseguridad en Mauritania, la carrera se trasladó desde 2009 a Sudamérica. De 2009 a 2011 se llevó a cabo en Argentina y Chile, en 2012 y 2013 se incluyó dentro del recorrido a Perú, en 2014 y 2015 se cambió Perú por Bolivia, en 2016 Chile salió del rally y este se corrió únicamente en territorio argentino y boliviano. En 2017 además de Argentina y Bolivia el rally incluyo etapas en Paraguay. 2018 marcó el regreso de Perú en el rally y la salida de Paraguay, 2019 se efectúa exclusivamente en territorio peruano.
A pesar de ser una competencia sumamente peligrosa; 28 pilotos han perdido la vida en cuarenta años, así como 43 personas que no estaban compitiendo, en su mayoría espectadores, desde su primera edición el rally ha tenido entre los competidores a mujeres, siete en aquella ocasión, pero sólo una lo ha ganado; la alemana Jutta Kleinschmidt.
Jutta nació en Colonia el 29 de agosto de 1962. Creció en Bavaria, pues su familia se mudó de ciudad poco después de nacer ella y de chica práctico esquiar sobre nieve, que como ella misma dice en su sitio de internet la acredita como bávara, pues “un bávaro que no sabe esquiar no es bávaro.” Cuando se llevó a cabo el primer Rally Dakar Jutta tenía diecisiete años y estaba a punto de comprar su primera motocicleta para hacer viajes de recreo. Jutta estudió física en el Instituto de Isny en 1982 y se graduó cuatro años después para comenzar a trabajar en BMW, la famosa marca bávara de automóviles. En 1986 atendió como espectadora al Rally Dakar y siguió a los competidores en motocicleta. De acuerdo con lo comentado por la piloto en su sitio de internet, tal vez haya sido la única persona en hacer esto. En 1987 participó en el Rally de los faraones en Egipto, que nació un poco después que el Dakar, en 1982. Jutta montó todo su taller mecánico en su propio departamento y el lavado de las piezas del motor se llevaba a cabo en la cocina al lado de la cafetera y demás artículos para preparar sus alimentos, al mismo tiempo Jutta trabaja en el departamento de desarrollo de vehículos de BMW en 1988 participó por primera vez en el Rally Dakar, con el apoyo de la marca automotriz.
En 1992, Jutta decidió dedicarse de llenó al deporte motor, renunció a su trabajo en BMW, en ese sentido no sólo cortó los lazos laborales con la marca si no que también cambio la marca de su motocicleta por la marca austriaca KTM y tras haber conseguido la copa de la categoría femenil en Rally de los Faraones, y el lugar 23 en el Rally Dakar y el 24 en 1994, Jutta comenzó a competir en la categoría de autos del rally en 1995. En 1997 se convirtió en la primera mujer en ganar una etapa del Rally Dakar, dos años después junto con la piloto sueca Tina Thörner, Jutta volvió hacer historia en el rally al formar para Mitsubishi el primer equipo femenil en la competencia, además lograron quedar en el tercer lugar de la competencia. En el año 2001 Jutta se convirtió en la primera mujer y la única hasta el momento en ganar el Rally Dakar junto con su copiloto y compatriota Andreas Schultz. El automóvil que conducía la pareja era un Mitsubishi Pajero Evolution.
Al año siguiente la dupla consiguió el segundo lugar del rally. Jutta corrió otros 5 años en la competencia, en 2005 logró de nueva cuenta el tercer lugar esta vez teniendo como copiloto a la piloto italiana Fabrizia Pons y en su última participación en 2007 se hizo acompañar por su antigua compañera Tina Thörner. Además de Mitsubishi, en la categoría de autos, Jutta corrió para Buggy Schelesser en sus inicios en el Dakar, Volkswagen y para BMW en su última participación.
Jutta ha participado en muchas otras competencias de rally, pilotea helicópteros, le gusta intervenir en competencias de bicicleta de alta montaña, incluso fue parte de la carrera a lo largo de Estados Unidos en 2004. Hasta el año de 2015 participó de manera regular en las 24 horas de Nürbrurging con diferentes equipos.
Jutta vive en Mónaco y se dedica a dar conferencias en 2010 escribió un libro acerca de su experiencia y su triunfo en el Rally Dakar titulado “Mi triunfo en Dakar” seguido por un juego de mesa con el nombre de “Paris-Dakar Rally” y en 2012 participó en un segundo libro titulado “Las mujeres manejan mejor de lo que piensan los hombres”

publicado en mamaejecutiva.net el 14 de enero de 2019
imagen: de.m.wikipedia.org

miércoles, 29 de abril de 2015

Insultante publicidad automotriz.



La poca seriedad de los creativos de ciertas agencias de publicidad da como resultado una publicidad grotesca y que insulta al consumidor. También la culpa es del anunciante que no da importancia a su producto.

Armando Enríquez Vázquez

En la década de los años sesenta que una agencia de publicidad pudiera conseguir la cuenta de una empresa automotriz representaba un gran logro. Por un lado, daba prestigio, podía incluso impulsar a la agencia a un nivel internacional, por otro provocaba la mirada de mucha gente en el mundo de los negocios lo que podía abrir la puerta para nuevos e importantes negocios.
Una cuenta automotriz bien llevada fue y es para algunas agencias un negocio a largo plazo. Las agencias ponían a sus mejores hombres para cumplir las expectativas de sus clientes en un negocio competitivo y que por lo menos cada año necesita vender nuevas unidades.
De una forma dramatizada todo esto lo vemos en una de las tramas secundarias a lo largo de la serie Mad Men. En el mundo real, la campaña que Bill Bernbach, Julian Koenig y Helmut Krone crearon para introducir el Volkswagen sedán en Estados Unidos, cambió el destino de la pequeña agencia llamada en ese entonces DDB, poniendo los cimientos de una de las más importantes agencias de publicidad de la segunda mitad del siglo XX.
De los tiempos de mi infancia y adolescencia recuerdo que la publicidad automotriz hacía mención a las cualidades y características del producto. Se lucía el auto o se contaba una pequeña anécdota acerca del orgullo de poseer el automóvil. Las versiones dobladas de los comerciales de televisión  de Volkswagen en Estados Unidos; uno el del cortejo fúnebre y la herencia, el otro de las maquinas que fallan llegaron a nuestro país y en ellas quedaba claro hasta para un niño que el Volkswagen era un auto eficiente, infalible y económico. En México se llevó a cabo una serie de muy vistosos comerciales en los ochenta y noventa. Recuerdo los de Mustang por carreteras americanas y que si no me equivoco fueron realizados por Pedro Torres para Walter Thompson. En este siglo Simón Bross realizó una emotiva campaña de despedida del Volkswagen Sedán. También la famosa frase: “¡Y la Cheyenne, Apá!” Son muestras de la creatividad que era común en la publicidad automotriz de nuestro país y que tenía que ver con el orgullo de poseer un vehículo de la marca anunciada.
Desgraciadamente parece que esta inventiva se encuentra a la baja, en los últimos meses me han llamado la atención una serie de comerciales automotrices, sobretodo radiofónicos, que ponen de manifiesto la mediocridad y falta de talento de publicistas y clientes para crear y elegir sus campañas.
El primero en asombrarme, pues me pareció increíble que una marca como GM que se levantó de sus cenizas en menos de una década, aprobara un comercial donde la idea principal asocia a una de sus marcas con la falta de ambición y metas, despreciando el esfuerzo, la tenacidad y disciplina de los tenistas. Al equiparar la preparación con el sencillo hecho de comprar un carro de la empresa para ganar boletos y de esta manera llegar al Abierto de Tenis de Australia. Si esa era la idea podía al menos haber comparado el esfuerzo para reunir el dinero para comprar el vehículo en cuestión con el del deportista profesional para alcanzar sus metas. Algo que no los hiciera ver como promotores de la mediocridad.
Renault, ha producido otro triste ejemplo, con un chillón e insultante: ¡C’est Magnifique!, que nada dice sobre los autos, y sí mucho de la incapacidad para resolver un comercial en 30 segundos. Hay dos versiones igual de estúpidas, la primera con dos personas discutiendo la correcta pronunciación de la frase, la segunda con una mujer al final que grita la frase con dicción perfecta, misma de la que adolece el locutor del comercial al principio pues con varias personas he comentado que el locutor parece decir Reloj y ni Renault.
Peugot ha producido un comercial con un variaciones de un  texto que pretende ser ingenioso, pero en realidad es tonto de: En Peugot las refacciones (servicio) son …. Y en el sur (norte, centro, ciudad) de México son… y dice exactamente lo mismo. Ni gracioso, ni ingenioso. La verdad es que da un poco de pena ajena escucharlo.
Finalmente en televisión me sorprendió la estulticia del creativo que ideó un comercial para Ford en el que habla del virus de la adultez y cómo este se elimina adquiriendo un carro de la marca de Ford que promociona el comercial.
Entiendo que más allá de las cualidades del producto, muchas veces se apela a sentimientos, al precio y a los sentidos del espectador. Hay un comercial de televisión promocionando el MIrage de Mitsubishi que creo que cumple muy bien su cometido llamando la atención del target joven al que va dirigido con los colores brillantes y la buena edición del comercial, sencillo, sin pretensiones, bien ejecutado y cumple con su objetivo. Lo que no se vale es partir de la base que la mala publicidad tiene el mismo éxito que la buena. A final del día no es lo mismo la comedia que el humor involuntario aunque los dos me produzcan una sonora carcajada.

Sí no todos los publicistas dedicados a los autos pueden ser Bill Bernbach, por lo menos deberían tener el recato de no hacer quedar mal a sus clientes ante los ojos del posible consumidor.

publicado en roastbrief.com.mx el 16 de febrero de 2015
imagen deathtoStock.com