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martes, 20 de noviembre de 2018

Hadewijch, la mística holandesa.




En plena Edad Media, vivió esta mujer mística y poeta de la que poco se sabe y lo que se sabe de ella se lo debemos a sus propios escritos y es la madre de la literatura holandesa.

Armando Enríquez Vázquez

Desde siempre la estructura rígida y absurda de la Iglesia Católica ha sido cuestionada por muchos hombres y mujeres que quieren servir de acuerdo a los principios cristianos, sin tener que obedecer a Papas, obispos, cardenales y sacerdotes corruptos en cuerpo y alma. Los movimientos ideológicos y espirituales que han sido reprimidos desde Roma o la ciudad que ha sido sede del catolicismo han sido muchos.
Entre las mujeres de la Edad Media existió la sociedad de las Beguinas, estas mujeres cristianas, rechazaban la idea del monacato y los conventos, vivían en comunidad de mujeres conforme a los principios cristianos, cuidando ancianos y huérfanos. Las Beguinas no estaban obligadas por ningún voto, ni lazo, a seguir una vida de amor a Dios y dedicación al prójimo, como tampoco existía nada que les impidiera regresar cuando ellas lo decidieran a una vida secular.
Entre esta comunidad vivió en el siglo XIII, una mujer de la que sólo se sabe lo que sus propios escritos nos dicen de ella, su nombre fue Hadewijch, también conocida como Hadewjich de Amberes, por lo que los escolares han deducido acerca de ella, se cree que nació en el seno de una familia de la nobleza, pues por sus textos se entiende que era una mujer muy culta y con acceso a escritos de algunos escolares contemporáneos a ella.
Hadewijch fue una iluminada laica y por lo mismo parece que fue perseguida por los católicos ultraconservadores que se encontraban a la caza de brujas. Hadewijch es reconocida como la primera poeta y escritora de la lengua holandesa, y la primera escritora de literatura religiosa en Europa en una lengua vulgar, sus obras fueron escritas entre 1235 y 1244.
Poder poner estas fechas para la actividad literaria de Hadewijch ha sido posible gracias a la mención en una de sus visiones de ciertos personajes históricos a los que hace referencia, en especial a una Beguina que murió víctima del inquisidor dominico holandés Robert Le Bougre, de nombre Aleydis.
Si bien su poesía habla de su amor por Dios y su comunicación directa con él, también hay quienes sugieren que Hadewijch habla asimismo del amor cortés, en muchos de sus poemas ella se identifica con un hombre, mientras a Dios lo identifica como la mujer del amor cortés. Hay quienes incluso la catalogan como una escritora de amor cortés místico. Por ser Dios el sujeto al que muchos de sus poemas se refieren de una manera mas identificada con el amor entre los seres humanos, que, bajo los preceptos de la Iglesia Católica, Hadewijch era vista como hereje y amenazada por los clérigos y jerarcas católicos. Se sabe por sus escritos y un testimonio que Hadewijch fue perseguida por los miembros holandeses de la Iglesia Católica. Hadewijch fue una mujer que no tuvo lazos con las comunidades monásticas de la época, aunque algunos estudiosos de sus escritos creen ver en ellos a una mujer que escapó de un convento para convertirse a la vida de las Beguinas donde el amor a Dios seguía siendo importante, pero no estaba atado a las promesas del monacato católico, pero esto no es más que una de las muchas especulaciones que existen sobre la vida de Hadewijch.
La obra y el nombre de Hadewijch permanecieron desconocidos durante siglos hasta que, en 1838, dos investigadores encontraron un manuscrito firmado por Hadewijch de Amberes en la Biblioteca Real de Bruselas, hoy se conocen poemas, cartas que dirigió a lo que parecen ser discípulas dentro de la comunidad Beguina y algunos textos en los que habla de sus visiones, o experiencias místicas.
En uno de sus poemas, cuya traducción copio del libro “El Lenguaje del deseo” de María Tabuyo, editado por Trotta en 1999 en Madrid, Hadewijch dice:

“Si el Amado del amor sólo diera lo amable,
Su amor no sería completo;
No sería dicha en verdad; sino ilusión
Que sólo por piedad se nos daría.
Muestre Dios a los corazones atrevidos
Qué lástima sería que así fuese.”


publicado en mamaejecutiva.net el 14 de noviembre de 2018

sábado, 8 de febrero de 2014

María Sabina, la chamana oaxaqueña.





La más reconocida Chamana mexicana del siglo XX, fue una mujer de una gran sencillez y que aprendió la sabiduría milenaria de sus antepasados. Icono de la contracultura de los años sesenta y setenta del siglo pasado.

Armando Enríquez Vázquez.

María Sabina Magdalena García, mejor conocida simplemente como María Sabina nació en Huautla de Jiménez en Oaxaca el 22 de julio de 1894, indígena de la etnia mazateca llegó a ser conocida por su gente como Chjota Chjine, que quiere decir la que sabe. Su fama mundial llegó a más de medio siglo después, cuando en mayo de 1957 el banquero y etnomicólogo norteamericano Robert Gordon Wasson publicó un artículo titulado En busca del hongo mágico, en la revista Life acerca de su experiencia al comer hongos alucinógenos en la sierra mazateca y de cómo conoció a la chamana mazateca más reconocida por los miembros de su su comunidad, una verdadera mujer  sabia; María Sabina.
Robert Gordon Wasson llegó a Huautla en 1955 preguntando por alguien que le pudiera hablar sobre los hongos. De acuerdo con un artículo escrito por Ramón Méndez Estrada y publicado en febrero de 1986 en el periódico El Nacional, La llave que utilizó el americano para llegar hasta la Chamana fue decir el nombre sagrado en mazateco de los hongos a la autoridad local.
Entonces Wasson fue llevado ante la chamana que gozaba ya de una gran fama en la región mazateca por sus curaciones milagrosas, y aquella misma noche María Sabina le dio a Wasson y a su esposa “los honguitos”, esos que desde tiempos ancestrales eran respetados y venerados en la región de la alta montaña oaxaqueña.  La historia de la relación de la mujer y los hongos se remontaba a la infancia de la indígena. María Sabina quedó huérfana de padre a los tres años de edad. Su madre viuda y con dos hijas, regresó a la casa paterna, ahí desde pequeñas María Sabina y su hermana menor María Ana, se dedicaban a cuidar a los pocos animales de la casa, lo que incluía en ocasiones salir a pastorear a las cabras que tenía la familia. Miserables como, desde siempre, la mayoría de los pueblos indígenas de nuestro país, María Sabina y su hermana salían a la montaña con las cabras y alguna vez la niña se topó con los hongos, mismos que arrancó y comió para matar el hambre.  Desde ese día inicio la relación entre María Sabina y  Los niños santos, que era una de las maneras en las que la Chamana se refería a los hongos. Las hermanas consumían los hongos para saciar el hambre, pero también “cantar” en las montañas oaxaqueñas. Los abuelos y bisabuelos de María Sabina eran chamanes también y de ellos aprendió el oficio.
De acuerdo con los usos y costumbres de la etnia, María Sabina fue cedida en matrimonio cuando tenía 14 años de edad. Su primer marido un hombre llamado Serapio Martínez. El matrimonio no duró mucho tiempo ya que Serapio murió, dejando a María Sabina con dos hijas. Ya viuda, un día mientras realizaba la faena en el campo María Sabina tuvo la visión de que su hermana moría, regresó a Huautla y encontró a María Ana muy enferma y los curanderos se declararon incapaces de curarla. Entonces María Sabina tomo 30 pares de hongos, que era una cantidad muy superior a la cantidad que utilizaban habitualmente otros chamanes. La experiencia duró tres días al cabo de los cuales no sólo María Ana se curó, si no que María Sabina aseguró haber sido instruida por los seres superiores que incluso le dieron un libro que contenía la sabiduría necesaria para curar. La fama de María comenzó a crecer en la pequeña comunidad mazateca. Pero su vida como curandera se vio interrumpida por un segundo matrimonio, durante el cual concibió 7 hijos. Las reglas para oficiar ceremonias con hongos requieren una cierto número de días de abstinencia sexual previos por parte del chamán, por lo que durante esos años María Sabina no ejerció. Viuda de nuevo, la mazateca, retomó su misión como curandera. Fue por entonces que apareció el banquero norteamericana y su mujer de origen ruso; Valentina Pavlovna. Tras la publicación del artículo, en el que Wasson violó una serie de acuerdos que había hecho con María Sabina al publicar una fotografía de la chamana en pleno trance y revelar su nombre, la pequeña comunidad de Huautla de Jiménez comenzó a padecer una peregrinación de personas de todas partes del mundo para tener una experiencia con los honguitos y con la famosa María Sabina. El número de gente creció en la siguiente década cuando la contracultura y el movimiento hippie estuvieron de moda en el mundo.
Las leyendas dicen que entre los visitantes de María Sabina se encontraron personajes musicales como Los Beatles, que también en ese viaje mistico y mágico que habían emprendido en esos años habían visitado al maharishi en la India. Se dice que fueron John Lennon y George Harrison los que llegaron hasta Huautla. Y tiempo después regresó Lennon, supuestamente, acompañado de Yoko Ono,  en esa ocasión Lennon, durante la experiencia con los hongos, presenció su muerte y así se lo confesó supuestamente a María Sabina. Las leyendas ponen en Huautla también, a los Rolling Stones, Bob Dylan, Bob Marley. Tom Leary, quién fundó una religión que tenía como su principal sacramento el consumo de LSD. Del mundo de la farándula nacional personajes tan diversos como Irma Serrano, Rigo Tovar y la India María, incluso hay quienes ponen en esta lista improbable de visitantes de María Sabina a Walt Disney y que con una mayor imaginación que la del animador, argumentan que como resultado del viaje a Huautla Disney decidió hacer la película Fantasía. Lo cual es imposible porque la película es anterior a la publicación del artículo de Wasson.  Pero al parecer son puras leyendas y no existen elementos que hagan alguna de estas historias realmente comprobable. Entre los intelectuales que hablan o sí documentaron su visita María Sabina se encuentran: Fernando Benítez, que documentó su experiencia en su libro sobre los hongos alucinógenos, Carlos Monsiváis, José Agustín
Lo cierto es que la llegada de oleadas de personas a la comunidad oaxaqueña trajeron consigo un par de problemas, el primero fue que los hongos comenzaron a comercializarse y obviamente al  Gobierno de la República encabezado por Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverria, su sanguinario secretario de gobernación y futuro presidente de nuestro país, esto les causaba cierto escozor en sus glándulas represivas. Entonces en el verano de 1969 el ejército y las fuerzas federales tomaron Huautla y expulsaron a los joven del lugar, incluso María Sabina fue encarcelada acusada de vender marihuana, que era una mentira tan grande como una casa ya que la chamana nunca trabajó con la planta de Cannabis, pero nunca llegó a estar en la cárcel y en cuanto llegó a la comisaría fue liberada ante su protesta ante el presidente municipal de Huautla por la tontería de los argumentos con la que pretendían inculparla. El otro fue una tremenda animadversión por parte de los otros chamanes de la comunidad en contra de María Sabina, a la que acusaban de haber traicionado a los hongos y las tradiciones mazatecas, creían que además María Sabina había hecho mucho dinero con esto, por lo que quemaron su casa. Lo cierto es que ella nunca cobró por sus servicios como chamana, pero la enojaba que muchos de los visitantes la buscaran para “encontrar a Dios”, cuando la función de los hongos para ella era muy clara; eran curativos y nada más. Algunos de sus hijos murieron asesinados, y hay quienes creen que fue parte de esa venganza por haber revelado los secretos de los hongos. En la parte final de la década de los setenta María Sabina fue una más de las víctimas de la ambición de la familia López Portillo, pues la hermana del entonces presidente Margarita, como directora de las instituciones encargadas del cine nacional financió un documental sobre la chamana, sin pagarle nunca nada y sólo abusando y prometiéndole las perlas de la virgen a la indígena mazateca.
Al final de su vida María Sabina se acusaba de ser la responsable de que los hongos hubieran perdido mucho de su poder, y también decía que todas esas enfermedades que había curado se habían manifestado en su cuerpo y la achacaban a ahora a ella. Así se lo dijo a Méndez Estrada unos catorce meses antes de morir.
María Sabina murió a los 91 años de edad el 23 de noviembre, en la pobreza más absoluta. Al año siguiente en 1986 murió Robert Gordon Wasson a los 88 años de edad.

Publicado en thepinkpoint.com.mx el 31 de enero de 2014
Imagen: igpolar.com

lunes, 11 de noviembre de 2013

Teresa Urrea la Santa de Cabora, mística y revolucionaria.






A finales del Siglo XIX surgió en la población de Cabora en Sonora una singular mujer que inspiró movimientos armados y curaba predicando contra la Iglesia Católica y el gobierno de Porfirio Díaz.
Armando Enríquez Vázquez.
El México de finales del siglo XIX, con todas sus injusticias y enormes diferencias sociales. Hombres y mujeres pobres de los pueblos que en sus creencias y fanatismo buscaban ansiosamente escuchar las voces que les prometieran un mundo mejor. Mientras que la oligarquía en el poder en su insaciable ambición los condenaba a condiciones de vida que empeoraban con el pasar de los días. En ese mundo donde los terratenientes cobraban el derecho de pernada entre las mujeres de sus trabajadores. En ese México de brutales realidades, nació en el pueblo de Ocoroni en el estado de Sinaloa el 15 de Octubre de 1873 una niña a la que pusieron por nombre Gracia Nona María Rebeca Chávez y que habría de exaltar a los yaquis, mayos y chihuahuenses en rebeliones de tinte mesiánicas.
Su madre era una joven sirvienta de la etnia Tehueca de nombre Cayetana Chávez, y su padre, el patrón, el hacendado Tomás Urrea.
El padre que tenía ideas en contra  de la Iglesia y del gobierno de Porfirio Díaz fue expulsado de Sinaloa y se vio forzado a refugiarse en un rancho que tenía en las cercanías de Cabora, Sonora. Teresa se quedó con su madre y una tía en la ranchería de Aquihuiquichi, también en Sonora. En 1888, quedó huérfana y se mudó al rancho de su padre, quien la reconoció y le dio su apellido. Es en esa época también que Teresa comenzó a sufrir de ataques de tipo epiléptico que la dejaban en un estado catatónico. Uno de estos ataques llevó a Teresa a permanecer varios días en trance y se creyó que la joven había muerto, durante el velorio Teresa volvió en sí, los habitantes de Cabora tomaron como una resurrección. Además de recobrar el conocimiento la muchacha vaticinó la muerte de un vieja chamana de la comunidad, que se dice enseño a Teresa Urrea el empleo y uso de las hierbas del lugar como remedios contra diferentes enfermedades, La mujer conocida como La Huila falleció esa misma noche tal y como lo había anunciado Teresa Urrea. Teresa Urrea comenzó entonces a obrar milagros y con sus manos curó a diferentes enfermos de la localidad.
 A partir de ese momento y de manera muy rápida la fama de la Mujer capaz de curar y que entraba en transe comunicándose con Dios, comenzó expandirse primero por la zona y luego por todo Sonora y estados circunvecinos, la gente llegaba a la población para curarse y escuchar los sermones de Teresa en contra de la Iglesia Católica. la joven mujer afirmaba que Dios le había dicho que la Iglesia Católica y sus sacerdotes carecían de un verdadero valor. La gente comenzó a llamarla la Santa de Cabora y a ella se acercaron hombre y mujeres mayos y yaquis. Hacía 1892 se dice que más de diez mil personas arribaban diariamente en peregrinación a Cabora para conocer a la Santa. Sin embargo, se dice que uno de los más grandes escépticos era el mismo padre de la Santa. Un día llegó al rancho un hombre calvo buscando a Teresa a lo que Don Tomás le respondió:
- Santa con una chingada…- y molestó agregó.- Mi hija será Santa el día que a usted le salga pelo.
El hombre ingresó al lugar donde Teresa Urrea curaba a los peregrinos y atendía a sus demandas, a la salida del hombre, Don Tomás se sorprendió al verlo con una abundante cabellera, convirtiéndose en ese momento en uno más de los seguidores de su hija. Los milagros en el mismo rancho se volvieron cosa de todos los días según cuentan las crónicas, y periodistas procedentes de la Ciudad de México llegaron a la remota y salvaje provincia en busca de entrevistar a Teresa Urrea.
En 1890, los mayos comienzan a abandonar las haciendas y a reunirse en torno a diferentes profetas, a los que llaman Santos y que en nombre de Dios y de la Santa de Cabora predicaban sobre diferentes hechos por venir entre ellos un diluvio. El gobierno comenzó a preocuparse por la inconformidad de los grupos indígenas y sobre todo porque la Iglesia Católica se encargó de poner el dedo en el renglón de manera persistente. La mayoría de los Santos fueron hechos prisioneros y en acto típico de la barbarie del porfiriato, con el apoyo del clero, ahogó a los prisioneros en el Mar de Cortés.  
Ese mismo año o a principios de 1891 llegó a Cabora, Cruz Chávez líder del pueblo de Tomochic, en el vecino estado de Chihuahua, para comprobar la existencia de la santa. Ambos personajes fueron importantes uno para el otro y Chávez regresó a su pueblo a fundar una religión que reconocía a la Santa de Cabora y y ella por los siguientes años mantuvo correspondencia con el tomochiteco.  En una segunda peregrinación a Cabora, Chavez y su gente se enfrentaron a un piquete de federales resultando muerto un capitán del ejército, este mismo grupo de militares había provocado la salida precipitada de Teresa Urrea, ya muy vigilada por el gobierno de Díaz, de Cabora. El levantamiento de Tomochic en Chiuhuahua y otro que llevaron a cabo los mayos tenían como grito de batalla: ¡Viva la Santa de Cabora! 
Detenidos en la población de Cocorit, Tomás Urrea y su Hija Teresa, fueron deportados a los Estados Unidos. Esta vez la brutalidad de los hombres del porfiriato no tuvo lugar, tal vez se debió a cierto temor oficial y las consecuencias o riesgos importantes que habría tenido en ese momento matar a Teresa, para la llamada Paz Porfiriana.
En el exilio Teresa y su padre conocieron al periodista Lauro Aguirre un hombre que desde el exilio publicaba un periódico llamado El Independiente.  En 1896 se publicó una proclama llamando a la rebelión en contra de Porfirio Díaz.  La Santa de Cabora fue el estandarte de la rebelión a la que incitaban Lauro Aguirre y su colega periodista Manuel Flores Chapa. El equipo que forman Aguirre, Teresa, Don Tomás y Flores Chapa entre otros preparaba una revolución y desde la ciudad fronteriza trataron de hacer llegar el mensaje de la rebelión a los compatriotas. El levantamiento fracasó y en 1897 se habló de al menos tres intentos de asesinato o secuestro en contra de Teresa por parte del gobierno de Porfirio Díaz o del gobierno norteamericano que quería neutralizar las actividades de la mujer y de Lauro Aguirre. Finalmente Teresa y Don Tomás decidieron mudarse al pueblo de Clifton en Arizona. Donde padre e hija se alejaron, al menos en teoría de la actividad política. La Santa de Cabora regresó a predicar y a las curaciones.
En 1900, apareció en la vida de Teresa, que al momento tenía 27 años un hombre de nombre Guadalupe Rodríguez quien enamoró a la Santa de Cabora y se casó con ella. Después, trató de convencerla de regresar a México, donde el gobierno de Porfirio Díaz la consideraba todavía como una persona peligrosa, Teresa se negó a regresar al país y Rodríguez intentó asesinarla. Se cree que Rodríguez trabajaba para el gobierno de Porfirio Díaz. El incidente la convenció de retirarse de la política totalmente y se estableció en California donde una empresa médica la contrató para hacer una gira por los Estados Unidos y curar a personas.
Teresa se ilusionará con tratar de descubrir el origen de sus poderes y planea hacer viajes alrededor del mundo pero nunca abandonó los Estados Unidos. En 1904 logró el divorcio de Guadalupe Rodríguez, hizo oficial entonces su relación con un hombre nueve años menor que ella, de nombre John Van Order casándose. Teresa tuvo dos hijas y al terminar su gira en Nueva York regresó al oeste de los Estados Unidos, primero a Los Ángeles y poco después a Clifton donde construyó un hospital con las ganancias de su gira médica. El 11 de enero de 1906, a la edad de 32 años, muere de tuberculosis.

publicado en the pinkpoint.com.mx el 8 de noviembre de 2013
imagen: inehrm.gob.mx