Armando Enríquez Vázquez
Las últimas dos semanas han sido de definiciones políticas de los que quieren gobernar al país. Tanto el PRD como el PRI parecen haber ya definido a sus candidatos, el PAN parece más preocupado en las formas que en los tiempos y como en los doce años de gobierno de este partido parece que será rebasado por los mismos.
Entre “la república del amor” y el regreso a “la república de tiempos de la transa”, ¿donde ven los políticos a México en al marco mundial? ¿Dónde lo vemos los ciudadanos?
Sobra decir que la guerra contra el narcotráfico ha disminuido las inversiones en el país y el turismo ha caído, que la creación de empleos está muy por debajo de lo prometido, y a los empresarios se les permite explotar a todos los trabajadores en aras de la ley de oferta y la demanda. Por más que el gobierno maquille cifras y quiera tapar el sol con un dedo, la situación es mala, la percepción de la población en general no puede es peor, pero lo más triste es que existe la extraña esperanza que el milagro se produzca de la mano del candidato del PRI. Hace 12 años esa esperanza estaba de la mano de Vicente Fox, ¿acaso ya se nos olvido? y miremos donde estamos.
Mientras la política no sea clara, mientras no se sepa dónde queremos los mexicanos estar a nivel mundial a finales de esta década y la siguiente, será difícil avanzar. En la carta del senador Beltrones en la que se desiste de buscar la candidatura del PRI para la presidencia, hace una pregunta clave: ¿Unidad para qué? La pregunta no debe limitarse a un partido si no al país. A los ciudadanos.
Desde mi mirada de lego, sólo interesado en mi futuro y el de mis seres cercanos, ¿quién dice que cualquiera de los políticos involucrados en la carrera presidencial va a lograr la unidad? Porque a los ciudadanos no nos importa la unidad de los partidos que nos han traicionado una y otra vez, lo que nos importa es la unidad de los mexicanos. El crecimiento de cada uno de nosotros y por extensión el crecimiento del país.
Hoy están más unidos cualquiera de los grupos del crimen organizado, incluso entre ellos, que los partidos que se suponen gobiernan este país. En los últimos doce años hemos visto enriquecerse a deudores de la banca, como Fernández Noroña, a iletrados como “Juanito”, pero no hemos visto ningún acuerdo para que el país sea líder, para sacar a 60 nillones de compatriotas de la pobreza, ni para ponernos en una posición de privilegio entre los países emergentes. Pero también es porque a los mexicanos nos gusta más que la política se parezca a los programas de chismes de la televisión, que a un ejercicio de reflexión, de exigencia. Vivimos del cuento y no de la interpelación. Estamos postrados en la maledicencia, pero ninguno participa, queremos todos vivir del presupuesto a nuestra manera.
Las buenas intenciones no han bastado en doce años y el país se sume en pequeñas crisis económicas, de seguridad, de confianza.
¿Cómo creer en un “mesías” que se dedicó a predicar la bondad de los descastados y la maldad de la clase media? ¿Cómo confiar en un hombre que permitió el crecimiento del crimen organizado y encubrió a quién se lo pidió en el Estado de México? ¿A un hombre tan alejado de la realidad que cree que con seis mil pesos mensuales puede una familiar subsistir? ¿Al que abrió los casinos en el país? ¿A la mujer que no pudo contener a Elba Ester? ¿Cómo confiar en el PRI de Moreira, el PAN o el PRD?
Y como podemos siquiera imaginar que cualquiera de ellos logre la unidad entre los mexicanos.
El estilo común de todos los posibles candidatos está basado en la arrogancia, la prepotencia, la ambición y desgraciadamente uno de ellos habrá de gobernar el país por los próximos seis años.
¿Cuál de ellos es capaz de hacer frente a los retos internos del país? ¿A los externos?
Es hora de dejar a los ciudadanos y los empresarios hacer crecer al país. Tomarnos el tiempo de hacerles ver a los políticos que es nuestro esfuerzo y convicción lo que saca a diario adelante al país, no su inercia, es hora de ver los frutos ese nuestro esfuerzo.
Publicado en blureport.com.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario