Esta es la historia de una joven de 19 años y uno de los monstruos más famosos en la historia de la literatura.
Armando Enríquez Vázquez
De entre los monstruos literarios, mi favorito y por mucho, siempre
ha sido el Monstruo creado por el Doctor Víctor Frankenstein. A
diferencia de Drácula, seductor rodeado de una estirpe de condenadas y
demonios, el Monstruo carente de nombre vive en la soledad más absoluta
que nadie pueda imaginar, nada como él existe en el universo. La maldad
no es intrínseca a él y busca la venganza al verse abandonado y tras la
rejas virtuales que lo apartan de un paraíso que no le está dado
disfrutar.
¿Quién pudo crear un personaje tan abandonado, tan desesperanzado,
con un alma tan llena de venganza? ¿Un ser indigno de tener nombre y que
se pierde en las gélidas latitudes del Polo Norte donde el único
paisaje es el interminable hielo?
Mary Wollstonecraft Godwin nació el 30 de agosto de 1797, en Londres.
Hija de William Godwin, un filósofo y novelista inglés, y de Mary
Wollstonecraft, una mujer que luchó por los derechos de la mujer. La
pequeña Mary no llegó a conocer a su madre, ya que esta murió a causa de
una fiebre puerperal cuando ella tenía once días de haber nacido.
Su padre se volvió a casar cuando ella tenía cuatro años. Al parecer
la relación entre Mary y su madrastra era mala y ella la odiaba. Su
educación corrió a cargo de su padre y por supuesto que fue muy sui
generis, William Godwing educó a su hija en un gran número de materias y
sin orden alguno. Dejándole la biblioteca para que tomara lo que de
ella quisiera. Eso sin contar a lo que aprendió de las visitas y amigos
de su padre, entre los cuales se contaban el poeta Samuel T. Coleridge y
un ex vicepresidente de los Estados Unidos llamado Aaron Burr. Su
padre la describió a los quince años como atrevida, impetuosa, de mente
activa, con un gran deseo por conocer y con una determinación que la
hacía lograr todo lo que se proponía.
Es por esas mismas fechas que Godwing manda a Mary a Escocia bajo la
tutela de un amigo de nombre William Baxter a quien le confiesa estar
deseoso de educar a su hija como una filosofa cínica. Entre dos de esos
viajes a Escocia Mary conoce al Poeta Percy B. Shelley de quién se
enamora perdidamente y a cual ve a escondidas de su padre, pues Shelley
además de amigo de Godwing, es un hombre casado.
Como buena historia de la época romántica, Mary huye con el poeta a
Francia, dejando en Inglaterra a la mujer embarazada de Shelley. Mary
tiene en ese entonces 17 años. El poeta 22. Mary se embaraza y da a luz a
una bebe prematura que no tarda en morir. Sin embargo al año siguiente
se vuelve a embarazar y esta vez da a luz a un niño al que le pone el
nombre de su padre.
Pero el gran momento viene en el verano de 1816, Shelley renta una
casa a las orillas del lago Ginebra en Suiza, lo mismo hace su amigo el
Poeta Lord Byron. Allí de acuerdo a los diarios de Mary, el clima
lluvioso les impide dar los paseos que tenían planeados y los obliga a
pasar las veladas en la casa de Lord Byron, platicando y leyendo. Es
entonces que se les ocurre poner a prueba las habilidades de cada uno
como escritor y deciden escribir cada uno una historia de terror. La
inspiración llega a Mary:
“Vi al pálido estudiante de las artes impías arrodillado al lado de
la cosa que había creado. Vi el execrable espíritu de un hombre alzarse y
después, al manejar un poderoso motor, darle vida y a aquel ser mostrar
signos de vida, y revolcarse con un movimiento tosco que inicia la
vida. Debe ser aterrador, y más que terrorífica será la consecuencia que
tenga cualquier empresa humana que intente imitar el grandioso
mecanismo del Creador del Universo”
A los diecinueve años Mary Godwing comenzó a escribir lo que ella en
un principio pensó que sería un relato y con el apoyo de Shelley se
convirtió en su primera novela. “Frankentstein o el Prometeo Moderno”.
La novela se publico en enero de 1818 anónimamente y con un prefacio de
Percy B. Shelley, por lo que mucha gente en un principio le atribuyó la
autoría del texto.
El 10 de diciembre de 1816 Harriet, la esposa de Shelley se suicidó y
el 30 de diciembre el poeta y Mary se casaron, convirtiéndose en Mary W. Shelley. La vida de los Shelley no fue fácil; exiliados en Italia
huyendo de sus acreedores, Mary perdió dos hijos más, Clara en 1818 y su
hijo William murió en 1819 víctima de Malaria. Ese mismo año, nació su
cuarto hijo Percy Florence. En 1822 perdió un quinto hijo en un aborto
espontaneo que casi le cuesta la vida a la escritora.
Finalmente en 1822 Percy B, Shelley murió ahogado cuando una
tempestad hundió el barco en el que viajaba. Mary regresó a Inglaterra y
por el resto de sus días se dedicó a escribir y cuidar de su hijo
Percy.
Muchos años después al recordar aquel verano en Suiza, Mary Shelley
diría: “Ese fue el momento en que pase de la infancia a la vida”.
Mary Shelley, murió a los 53 años de edad de un tumor cerebral. La
sobrevivieron su hijo Percy y su nuera Jane. Pero sobretodo esa criatura
a la que no quiso dar nombre y qué sin embargo a ella la hizo inmortal.
Publicado en thepinkpoint.com.mx 12 de Julio 2012
imagen; Literature.wikia.com
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