Los resultados de una nueva investigación ponen sobre la mesa del debate la veracidad de nuestros recuerdos.
Armando Enríquez Vázquez
De acuerdo con un artículo publicado por Inside Science, científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han logrado implantar falsos recuerdos en ratones de laboratorio.
El equipo de investigadores que encabeza el Doctor Susumu Tonegawa,
ganador en 1987 del Premio Nobel de Medicina, puso primero a un grupo
de ratones en un ambiente al que llamaron Cuarto Rojo,
permitieron a los animales andar por la cámara, explorarla para que
pudieran crear una memoria sobre el lugar, después de un tiempo,
suministraron a los roedores descargas eléctricas al tiempo que una luz
azul era emitida por medio de fibra óptica directo en el cerebro de los
animales.
Al día siguiente los mismos ratones fueron puestos en otra cámara
diferente a la que los investigadores llamaron en esta ocasión Cuarto Negro, lo
mismo que el día anterior permitieron que los animales recorrieran y
exploraran el lugar. Los ratones recorrieron el lugar sin ningún
problema hasta que se les bombardeo con la luz azul. En ese momento los
animales se paralizaron de miedo esperando la descarga.
De acuerdo con Tonegawa, gran parte de la memoria se encuentra
almacenada en el hipocampo del cerebro, y al detectar la zona donde la
mayor parte de los recuerdos relacionados con la experiencia, el equipo
del científico japonés se dedicó a atacar está zona a partir de un
método llamado optogenética, cuyo principio es atacar a un grupo
determinado de células en este caso neuronas, con luz.
Después los ratones fueron regresados al Cuarto Rojo, en el que deambularon sin problema alguno. Los regresaron al Cuarto Negro y
al volver a estimular su cerebro con la luz azul los ratones se
paralizaron de miedo esperando la descarga. Al otro día los ratones
fueron regresados al Cuarto Rojo donde los ratones se dirigieron a una esquina y ahí se hicieron bolita en
espera de las descargas eléctricas. Pero nada pasó. Sin embargo un
recuerdo falso acababa de ser implantado en el cerebro de los ratones.
Como tercera parte del experimento los ratones fueron puestos en una tercera cámara a la que se denominó con Cuarto Verde, en
el que se les permitió vagar y explorar sin ningún tipo de estímulo
negativo. Los ratones realizaron sus actividades con normalidad. De
acuerdo con los resultados del Estudio Tonegawa concluye que cuando los
seres humanos dicen haber vivido algo aunque esto sea un recuerdo falso,
no están mintiendo porque en el cerebro del individuo esto pasó. El
equipo de investigadores cree que si esto sucede con ratones algo
similar podría suceder con nosotros los seres humanos.
Lo cual para los abogados norteamericanos es importante hoy, que
está en discusión la veracidad de las declaraciones de muchos testigos,
desde hace algunos años los abogados insisten en que muchos testigos
dan falsos testimonios basados en recuerdos que no son ciertos.
Pero, lo que es más importante, puede ponernos a cuestionarnos en
un nivel más ontológico, sí todo aquello que recordamos es cierto. Hace
poco leía también que al recordar nuestro cerebro desecha gran parte de
la situación vivida para dejar únicamente aquel factor que llamó la
memoria a nuestra mente. Y esto sucede por un simple proceso de
administración de recuerdos. Por ejemplo, si al recordar a una persona
lo hacemos por la forma en que iba vestida cierto día, probablemente con
el tiempo no recordemos su peinado, ni si llevaba perfume en esa
ocasión.
Por eso, conforme pasa el tiempo al momento y continuamos evocando a
alguien o algo podemos comenzar a perder rasgos físicos e incluso
detalles como el tono de voz de personas de las que nos alejamos.
El poder manipular a tal grado la mente puede ser terriblemente
esperanzador o aterrador dependiendo del lado en que lo situemos. Poder
implantar recuerdos que produzcan miedo o felicidad e impulsen el
conformismo o la mediocridad, es algo que muchos pueden ver con muy
buenos ojos.
La mente de los seres humanos, según Tonegawa, es insuperable; la
imaginación y el hecho de que los humanos estemos constantemente pensado
en situaciones y cientos de cosas, no es comparable con ningún otro ser
vivo conocido. Además está la creatividad. Tal vez una memoria
imperfecta sea el precio a pagar por toda esa capacidad, concluye el
científico.
Publicado en blureport.com.mx el 30 de Julio de 2013
Imagen: scifireal.com
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