El primer año del
nuevo gobierno dejó en claro de que va para los próximos cinco por lo menos.
Nada de democracia, mucho de demagogia.
Armando Enríquez
Vázquez.
No existe término más prostituido en la política mexicana
que democracia. Y por si esto no
fuera claro, baste con ver la imposición que el gobierno de Enrique Peña Nieto
ha hecho con la aprobación de la reforma en materia de energéticos. Sin
debates. Doblando la ley hasta antes de que se rompa, sin importar lo que lo
mexicanos hubiéramos opinado a favor o en contra, salvaguardando no a la nación
si no los intereses de los menos incluido el sindicato de PEMEX y sus corruptos
lideres.
Una democracia que no puede funcionar mientras el congreso
servil tenga que sesionar tapiado, impidiendo a cualquier ciudadano, opositor o
a favor de los cambios pueda penetrar en el recinto legislativo, ese espacio
que se supondría ser el espacio democrático per se, se ha vuelto oficialmente en otro más de los
espacios donde la oligarquía, sin pudor alguno se protege y actúa en su propio
beneficio.
Ante la mirada del gobierno priístas somos los mismos
imberbes a los que Don Porfirio no podía dejar una boleta electoral, pues somos
incapaces de saber qué es lo que más nos conviene. Estamos impedidos para
forjarnos criterios e incapacitados para ser responsables de nuestras
decisiones, por lo que el estado mexicano una vez más actúa como tutor del
Pueblo. Un tutor que parece un cínico y ambicioso personaje al mejor estilo del
melodrama que domina las pantallas chicas y grandes de nuestro país.
Ya lo dijo Vargas Llosa en 1990 y pareciera que la historia
se pretende repetir: con el PRI México ha vivido la Dictadura Perfecta. Hoy,
como en el pasado, pareciera que el PRI gobierna con una serie de partidos
satélites, que se disfrazan de oposición, lo más patético es que hoy esos
partidos satélites, parecen incluir al PAN y al PRD. Todos aliados para
nulificar a la ciudadanía y sólo gobernar en pos de sus propios beneficios. Hoy
en México la ciudadanía no está ya representada por ningún partido político. Hoy
tristemente nuestra democracia se
limita a los casos 16 millones de comerciales que en los medios de comunicación
se transmitieron en el año de acuerdo con el moribundo IFE, por parte de los
partidos políticos y el mismo instituto. A esos debemos sumar los que haya
producido y enviado el gobierno federal a través de sus diferentes
dependencias. Si la revolución fue institucionalizada, ¿por qué no habría de
serlo la democracia y el derecho a votar con figuras tan corruptas como el IFE
y ahora el INE?
La demagogia y la compra de prebendas para muchos
conductores de los medios principales, así como a los dueños de las empresas de
comunicación han regresado a ser la moneda de diálogo entre autoridades y la
mayoría de los encargados de informar y hablar a los ciudadanos. Hoy la censura
ha regresado. Y a decir, por ejemplo del GDF, no existe la narcotráfico en la
capital del país, pero lo ejecutados se fueron amontonando a lo largo de 2013,
lo mismo sucedió con los feminicidios en el Estado de México.
La demagogia, como es clásico del PRI, que a hace muchos
años perdió por su prepotencia, la capacidad de dialogar con los ciudadanos, a
pesar de haber sido oposición doce años jamás reencontró la forma de hacerlo,
su argumento principal es a través de dadivas y hacerse de la vista gorda ante
transas menores que les permiten dejar satisfechos a algunos de los gobernados,
mientras que los gobernantes suelen hacerse de millonarias fortunas que acaban
por saquear la economía nacional. ¿Cuántas devaluaciones en los últimos
cincuentas años por la avaricia de los presidentes priístas y sus séquitos, que
han dejado a los mexicanos como uno de los peores países de Latinoamérica?
Es triste como nos perciben en el extranjero, como nos
percibimos nosotros mismos y como tratamos de evadir nuestra realidad a través
de ahogar las penas de un país con tantas diferencias por medio del tequila, lo
que nos ha puesto en 2013 como el país con el más alto consumo de alcohol en la
región. Como nuestros niveles educativos son inferiores a los de países como
Vietnam y como somos unos de los países más corruptos a nivel mundial. Pero los
spots del Gobierno Federal recalcan el nacionalismo, los del Gobierno del
Distrito Federal a la tranquilidad en la que vivimos y los del IFE y del IEDF
presumiendo una transparencia y participación que en realidad son ficticias o
maquilladas. En México, la democracia, como muchas otras cosas, existen sólo en
la televisión.
Algo está podrido en México. Algo de lo que somos totalmente
responsables. No somos víctimas de nada, somos tan pecadores como aquellos que
están matando a la vaca.
publicado en blureport.com.mx el 24 de Diciembre de 2013
imagen. vertigopolitico.com
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