domingo, 8 de diciembre de 2013

The Knowledge, formas de asegurar un oficio.




Ser Taxista en Londres es difícil y no me refiero a los problemas propios del oficio, sino a las reglas para convertirse en uno. En México la regulación es nula y la corrupción total.

Armando Enríquez Vázquez

Basta con subirse a un taxi en nuestra ciudad y empezar a sondear al taxista para que nos cuente acerca de la corrupción que anida en la SETRAVI. Hace más de siete años que tomó taxis y ya desde entonces las quejas de los taxistas forman una lista interminables de actos de corrupción que llenan y han llenado los bolsillos de funcionarios menores, medios y las cabezas encargadas de regular el transporte público de la ciudad. Lo cierto es que gracias a la corrupción existente en el sector cada día la plantilla de taxis oficiales, tolerados y piratas es mayor. Teniendo como consecuencia que el negocio sea cada día menos remunerativo para el taxista y más peligroso para la ciudadanía que se encuentra más expuesta a asaltos y mal servicio. Los taxistas de nuestra ciudad por lo general son jubilados, o personas que no tienen la menor experiencia en dar un servicio como en que se desenvuelven, pero desgraciadamente no existe otra oportunidad laboral para ellos.
Lo que lleva a un segundo factor de importancia para entender el mal servicio que muchos de ellos brindan y no me refiero a que sean groseros, que los hay, si no al desconocimiento que muchas veces tienen los taxistas de la ciudad.
El otro día en una plática acerca de las formas atroces que tiene nuestro sistema educativo de no asegurar a nadie un futuro promisorio, ni de ningún tipo, me contaron acerca del examen que los taxistas londinenses llevan a cabo para poder desarrollarse en su oficio.
Desde el año de 1851 los conductores de carrozas tiradas por caballos en ese entonces y años después de taxis han sido evaluados por un examen al que coloquialmente se le conoce como The Knowledge (Conocimiento).
El examen en sí es sencillo y consta de una sola pregunta. Para contestar esta pregunta los aspirantes a taxistas deben invertir tiempo y dinero por entre 2 y 4 años. La pregunta se reduce escribir la mejor forma de llegar de un lugar a otro, a una determinada hora del día y mencionar el sentido de todas las calles que se cruzan en el trayecto, así como los puntos de interés por los que pasa el taxista. Obviamente que cada examen es diferente y ningún aspirante a taxista sabe cuál es la ruta que le van a preguntar.
Existen dos tipos de licencia de taxista en Londres, llamadas verde y amarilla. La verde es la que utilizan los taxistas que circulan por el área central de Londres conocida también como The Greater London Area, los aspirantes a la licencia de este tipo deben aprenderse 320 rutas, alrededor de 25,000 calles y 20,000 sitios de interés existentes en un radio de seis millas alrededor de Charing Cross que es donde su ubica el centro mismo de la capital inglesa. En el caso de la licencia amarilla es para quienes laboran en los diferentes sectores suburbanos de Londres. Y aunque el examen no es tan difícil, aún así los aspirantes deben aprenderse entre 30 y 51 rutas, así como las calles, sus sentidos y lugares de interés del sector de la ciudad donde quieren trabajar. Para poder llevar a cabo este trabajo que parece digno de las faenas de Hércules, los aspirantes recorren una y otra vez la ciudad en motocicletas, o en bicicletas, no se pueden limitar a ver un mapa y leerlo Ad nausem, tienen que vivir y experimentar la ciudad y las diferentes condiciones de tráfico a lo largo del día y del año. Quienes aprueban el examen pueden ejercer entonces la profesión.  Obviamente la profesión se convierte en oficio de por vida para el pasante que ha invertido dinero, tiempo y esfuerzo en su aprendizaje como taxista y reditúa teóricamente en el servicio al pasajero.
Por supuesto tanto los taxistas como los ingleses en general se encuentran orgullosos de su servicio de taxis, el cual es considerado uno de los mejores del mundo. Hay que agregar un dato más que beneficia a los taxistas londinenses, se ha comprobado científicamente, que el prepararse para el examen lo hace desarrollar ciertas áreas de su cerebro.
Pensando de nuevo en el panorama de nuestra ciudad, ¿Cuántas veces al subir a un taxi hemos indicado al taxista la ruta y la forma de llegar a nuestro destino? El transporte público llámese, taxis, metrobús, metro, peseras o tranvías, son plazas de trabajo en muchos casos cubiertos con personas que tienen una gran necesidad, pero nula experiencia o conocimiento de la Ciudad de México, sin hablar de vocación de servicio. O peor aún, como en el caso de las famosas peseras por menores de edad que seguramente sirven a los dueños de las flotillas a violar la Ley Federal del Trabajo. A fin de cuentas, parece que en la SETRAVI todo se puede arreglar con mordidas y parece que francamente al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México le importa muy poco, como lo ha demostrado en otros asuntos, lo que pueda beneficiar a la ciudadanía, al turismo y sobre todo a la Capital de la República.



Publicado en blureport.com.mx el 5 de diciembre de 2013
imagenes:premiumtours.co.uk
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