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viernes, 5 de junio de 2015

La sana competencia.



Uber y Cabify representan una competencia sana que puede y debe ayudar a regular el mercado en beneficio del usuario 
Armando Enríquez Vázquez

No queda duda que los mexicanos en muchos sentidos no estamos acostumbrados a la competencia.
El fantasma del estatismo y la regulación en favor de grupos, sobre todo cuando estos representan eso que se llama clientelismo electoral, aún subsiste como quedó la semana pasada cuando la Ciudad de México se vio secuestrada por taxistas que protestaron en contra de los servicios de Uber y Cabify. El argumento es la supuesta ilegalidad en que operan estos servicios y la falaz y melodramática maña de pedir la protección del gobierno para poder no competir y hacer que los taxistas sigan haciendo de las suyas.
Otro argumento es que son una empresa extranjera, lo que no deja de ser una verdad a medias porque los conductores son mexicanos y las familias beneficiadas por estos empleos son mexicanas. Podría entender la protesta si el argumento se basara en lo abusivas que han sido las autoridades del D.F: contra los taxistas, pero si es por la competencia que representan nuevas empresas y nuevas tecnologías la verdad es que me resulta absurda
Existen dos motivos reales en el trasfondo de las protestas, uno es la corrupción que SEMOVI, antes SETRAVI, ha ejercido contra los taxis el en D.F. Fortunas que funcionarios perredistas y sus familiares han hecho esquilmando a los taxistas, siempre beneficiando a ciertas empresas leales al PRD. Corrupción que ha quedado impune a pesar de haber sido aireada en los medios de comunicación por así convenir al partido que gobierna en el D.F. Corrupción que ha puesto en entredicho la propiedad de muchas de las flotillas de taxis en esta capital y las cuales se presume pertenecen a miembros del PRD.
 ¿Qué hace SEMOVI además de imponer reglas a los taxistas que promueven la corrupción?
 ¿Qué ha hecho en tres años Rufino H. León Tovar para regular a peseras o la logística con la que funciona el metrobús? Nada. Absolutamente nada. Las peseras no pasan revista, ni se pintan de colores diferentes cada vez que se le ocurre al jefe de gobierno. Hacen parada donde se les da la gana, tienen más de una década en que no se les obliga a renovar las unidades y nunca he visto una cartulina con los datos del chofer de una pesera a la vista de los usuarios. Así de nula ha sido la administración del transporte en el gobierno de Miguel Ángel Mancera.
Un Secretaria llamada de Movilidad debe ofrecer propuestas y dar soluciones a uno de los mayores problemas de la Ciudad y que presume en su nombre. Pero no. De hecho jamás se han hecho propuestas sobre la recolección de la basura en la Ciudad, que secuestrada por un sindicato se lleva a cabo cuando mejor le viene en gana a los basureros, cuando como en muchas ciudades del mundo y de nuestro país esta recolección se realiza por la madrugada para no congestionar el tráfico. Lo mismo sucede con los camiones materialistas que contaminan levantando cascajo en las diferentes obras que hay en la ciudad a la hora que más les conviene, o los camiones repartidores de productos que deben de igual manera realizar sus cargas y descargas por la noche y no en horas pico y en doble fila. Sí esto no se puede solucionar desde la SEMOVI. ¿Para qué demonios la necesitamos? Sí lo único que hace es proteger los intereses de aquellos militantes del PRD que son dueños de taxis y explotar a los taxistas cambiando las reglas cada vez que les viene en gana. Esa secretaría y ese secretario no sirven para nada, más que para hacer rico a corruptos y oscuros personajes relacionados con el PRD.
 Uber y Cabify representan una competencia sana que puede y debe ayudar a regular el mercado en beneficio del usuario que no tiene por qué contentarse con el servicio arbitrario y prepotente que se ofrece en más de un sitio de taxis empezando por llamados Génesis. Pintados de rosa con blanco, muchos taxis son verdaderamente un asco por dentro. Cosa que no sucede con los taxis de Uber o Cabify.
En lugar de implorar la protección del gobierno muchos de los taxistas deben mejorar la apariencia de sus unidades, aprender a sonreír al cliente, imponer nuevas formas aprovechando la tecnología para dar un servicio de calidad, apoyados en ese sentido sí por las autoridades, con la implementación de Internet gratuito en la Ciudad.
También, los ciudadanos deberíamos exigir a las autoridades que todo aquel que conduzca un taxi, pesera o metrobús pase un examen similar al famoso The Knowledge londinense al que cualquiera que quiera ser taxista en Londres es sometido, el cual se aplica una sola vez. El examen es de tal rigor que está comprobado que su aplicación genera en los aspirantes a taxistas en la capital inglesa mejores sinapsis en las neuronas. Una opción para la equidad sería que desaparecieran los taxímetros y que las tarifas que cobren los taxis de sitio y de calle se basen en el kilometraje total. Cómo se hace en aeropuertos, estaciones de autobuses foráneos y en muchas de las ciudades de provincia.
La Ciudad de México tiene una flotilla de taxis que excede tal vez la necesidad de los habitantes de la ciudad, pero es culpa de los gobiernos de la capital que han creado categorías de taxis ilegales denominados, tolerados y piratas con tal de llevar votos a sus urnas.
La realidad es que la ley de la oferta y la demanda es la única que debe regir la elección del usuario sobre el servicio que quiere tener en su traslado de un lugar a otro. No un decreto, una ley o un reglamento.
La estrategia les falló a los taxistas, mientras ellos se quejaban y plañían, Uber se dedicó a regalar viajes a los usuarios lo que los posicionó mejor entre los usuarios, en una ciudad donde la irresponsabilidad de los diferentes grupos que se manifiestan en ella nunca tienen a los ciudadanos en mente la respuesta fue dirigida a los usuarios y no una confrontación. Las manos del gobierno federal, como pretendieron un grupo de estos taxistas, no caben en el gobierno del Distrito Federal. Pero las del corrupto gobierno del Estado de México sí.
El jueves el gobernador de la entidad Eruviel Ávila  anunció que en el Estado de México no se iba a permitir la operación de Uber o de Cabify. El viernes en el noticiero radiofónico de Leonardo Curzio, el secretario del Transporte en el Estado de México, Isidro Pastor, demostró su incapacidad para defender las declaraciones del gobernador y su único argumento fue que los servicios de taxis no eran legales porque no le pagaban al Estado de México, ese mismo estado lleno corruptelas como la OHL y donde al parecer y por la incapacidad de este funcionario para responder a dos preguntas sencillas como si iban a impedir que los taxistas persiguieran y cazaran a las unidades de Uber y sus conductores, o la legalidad de un contrato tácito entre particulares en los servicios de Cabify, el hombre no salió de su argumento de que no le pagaban al Estado de México. Más claro ni el agua. El viernes mismo el Gobernador del Estado de México salió a doblar las manitas y aceptar que los servicios de taxis por aplicación si van a operar en su entidad.
De acuerdo con la OCDE, dirigida por el mexicano José Ángel Gurría, México está muy por debajo del promedio de competitividad los estados miembros del organismo,
El ejemplo viene desde nuestros políticos que dan nulo valor a la competencia. Sus estrategias de las campañas políticas se basaron en las descalificaciones, porque tienen la mira puesta en los procesos postelectorales donde las mafias partidistas están muy bien representadas en los incondicionales y sumisos magistrados de TEPJF que obedecen las órdenes del partido en poder.
El anuncio el pasado viernes de la Secretaria de Educación Pública, de la anulación del examen de evaluación para los maestros de las escuelas públicas, algo que desde principio del sexenio buscaban ciertas autoridades de la SEP y los sindicatos de la educación, anula de lleno no sólo la tan cacareada Reforma Educativa del Gobierno Federal, si no la posibilidad de la competitividad de México en el futuro.
Entre los empresarios todavía quedan muchos, el mejor ejemplo son los líderes de las cámaras nacionales de industriales, que educados en el proteccionismo estatal que durante décadas practicó el estado mexicano, se niegan a competir y prefieren mantenerse en la mediocridad de su producto y bajo el ala protectora del gobierno.

Por fortuna otros se han dedicado a producir y competir creando empresas fuertes y de presencia mundial.

publicado en blureport.com.mx el 1º de junio de 2015
imagen DeathtoStock.

domingo, 8 de diciembre de 2013

The Knowledge, formas de asegurar un oficio.




Ser Taxista en Londres es difícil y no me refiero a los problemas propios del oficio, sino a las reglas para convertirse en uno. En México la regulación es nula y la corrupción total.

Armando Enríquez Vázquez

Basta con subirse a un taxi en nuestra ciudad y empezar a sondear al taxista para que nos cuente acerca de la corrupción que anida en la SETRAVI. Hace más de siete años que tomó taxis y ya desde entonces las quejas de los taxistas forman una lista interminables de actos de corrupción que llenan y han llenado los bolsillos de funcionarios menores, medios y las cabezas encargadas de regular el transporte público de la ciudad. Lo cierto es que gracias a la corrupción existente en el sector cada día la plantilla de taxis oficiales, tolerados y piratas es mayor. Teniendo como consecuencia que el negocio sea cada día menos remunerativo para el taxista y más peligroso para la ciudadanía que se encuentra más expuesta a asaltos y mal servicio. Los taxistas de nuestra ciudad por lo general son jubilados, o personas que no tienen la menor experiencia en dar un servicio como en que se desenvuelven, pero desgraciadamente no existe otra oportunidad laboral para ellos.
Lo que lleva a un segundo factor de importancia para entender el mal servicio que muchos de ellos brindan y no me refiero a que sean groseros, que los hay, si no al desconocimiento que muchas veces tienen los taxistas de la ciudad.
El otro día en una plática acerca de las formas atroces que tiene nuestro sistema educativo de no asegurar a nadie un futuro promisorio, ni de ningún tipo, me contaron acerca del examen que los taxistas londinenses llevan a cabo para poder desarrollarse en su oficio.
Desde el año de 1851 los conductores de carrozas tiradas por caballos en ese entonces y años después de taxis han sido evaluados por un examen al que coloquialmente se le conoce como The Knowledge (Conocimiento).
El examen en sí es sencillo y consta de una sola pregunta. Para contestar esta pregunta los aspirantes a taxistas deben invertir tiempo y dinero por entre 2 y 4 años. La pregunta se reduce escribir la mejor forma de llegar de un lugar a otro, a una determinada hora del día y mencionar el sentido de todas las calles que se cruzan en el trayecto, así como los puntos de interés por los que pasa el taxista. Obviamente que cada examen es diferente y ningún aspirante a taxista sabe cuál es la ruta que le van a preguntar.
Existen dos tipos de licencia de taxista en Londres, llamadas verde y amarilla. La verde es la que utilizan los taxistas que circulan por el área central de Londres conocida también como The Greater London Area, los aspirantes a la licencia de este tipo deben aprenderse 320 rutas, alrededor de 25,000 calles y 20,000 sitios de interés existentes en un radio de seis millas alrededor de Charing Cross que es donde su ubica el centro mismo de la capital inglesa. En el caso de la licencia amarilla es para quienes laboran en los diferentes sectores suburbanos de Londres. Y aunque el examen no es tan difícil, aún así los aspirantes deben aprenderse entre 30 y 51 rutas, así como las calles, sus sentidos y lugares de interés del sector de la ciudad donde quieren trabajar. Para poder llevar a cabo este trabajo que parece digno de las faenas de Hércules, los aspirantes recorren una y otra vez la ciudad en motocicletas, o en bicicletas, no se pueden limitar a ver un mapa y leerlo Ad nausem, tienen que vivir y experimentar la ciudad y las diferentes condiciones de tráfico a lo largo del día y del año. Quienes aprueban el examen pueden ejercer entonces la profesión.  Obviamente la profesión se convierte en oficio de por vida para el pasante que ha invertido dinero, tiempo y esfuerzo en su aprendizaje como taxista y reditúa teóricamente en el servicio al pasajero.
Por supuesto tanto los taxistas como los ingleses en general se encuentran orgullosos de su servicio de taxis, el cual es considerado uno de los mejores del mundo. Hay que agregar un dato más que beneficia a los taxistas londinenses, se ha comprobado científicamente, que el prepararse para el examen lo hace desarrollar ciertas áreas de su cerebro.
Pensando de nuevo en el panorama de nuestra ciudad, ¿Cuántas veces al subir a un taxi hemos indicado al taxista la ruta y la forma de llegar a nuestro destino? El transporte público llámese, taxis, metrobús, metro, peseras o tranvías, son plazas de trabajo en muchos casos cubiertos con personas que tienen una gran necesidad, pero nula experiencia o conocimiento de la Ciudad de México, sin hablar de vocación de servicio. O peor aún, como en el caso de las famosas peseras por menores de edad que seguramente sirven a los dueños de las flotillas a violar la Ley Federal del Trabajo. A fin de cuentas, parece que en la SETRAVI todo se puede arreglar con mordidas y parece que francamente al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México le importa muy poco, como lo ha demostrado en otros asuntos, lo que pueda beneficiar a la ciudadanía, al turismo y sobre todo a la Capital de la República.



Publicado en blureport.com.mx el 5 de diciembre de 2013
imagenes:premiumtours.co.uk
             theglobalpanorama.com

domingo, 3 de febrero de 2013

Desaparecer



 A principios de Septiembre de 2011 me convertí en números de diversas estadísticas acerca de la inseguridad que vivimos:

Armando Enríquez Vazquez

A principios de Septiembre de 2011 me convertí en números de diversas estadísticas acerca de la inseguridad que vivimos: Asaltos sin uso de violencia, adultos mayores de 45 años asaltados, víctimas de robo en el sistema de transporte público de la Ciudad de México.  Calvos sin cartera en la bolsa. El hecho fue muy sencillo, alguien con gran habilidad sacó mi cartera del bolsillo de mi pantalón. Cuando me di cuenta ya estaba lejos de la estación del Metrobús, así que no me quedó otra que parar un taxi y pedirle que me llevara al banco para cancelar tarjetas y solicitar un repuesto de mi tarjeta de nómina: No sin antes advertirle que no le podía pagar hasta salir del banco con dinero, pues me acababan de robar.
Al principio el taxista, un hombre gordo, cacarizo, de canosa cola de caballo se me quedó viendo como si no entendiera lo que le estaba diciendo.
-¿Dónde?- Preguntó con cierta desconfianza.
- En el Metrobús.- contesté
-¿Cómo?
- Me sacaron la cartera del pantalón.
La mirada de desconfianza se mantuvo un segundo más y abrió la puerta del carro. Después de darle la dirección del banco se limitó a decir.
-¡Qué bonito asalto!
Lo miré con la misma desconfianza que él me había visto, pensando que ahora iba yo a saber lo que era un asalto feo.
- A mí cuando me asaltan, me ponen una pistola aquí.- Y apuntó a su sien con dos dedos, a manera de cañón de pistola. – O un cuchillo acá.- Señaló las costillas.- Lo que le pasó a usted es arte, ya no se ve, lo robaron, ni cuenta se dio, hay que agradecerlo y celebrarlo. Cuando me han apuntado a la cabeza con la pistola y cortan cartucho, veo a través del parabrisas, pienso que voy a morir y hasta los árboles me hablan. Lo que le pasó, es algo que ya no existe, es escuela, son ladrones de los buenos. Yo que usted ni lo contaba en el trabajo porque se van a burlar de usted.  ¿A quién le pasan esas cosas hoy en día? Yo llego con una historia así a mi casa y mi vieja me parte la madre, me acusa de mentiroso y me dice que me lo gasté todo en tragos y putas.
Creo que le hice el día al taxista y él me lo hizo a mí, pues nos fuimos carcajeando todo el camino. Pero más allá de la anécdota, había que regresar a la realidad; cancelar tarjetas y reemplazar identificaciones. Para cancelar nunca hay problemas.  Todos están dispuestos a cancelar las tarjetas. Para obtener los repuestos es donde comienzan…
La mirada del ejecutivo del banco que me conoce, el cual tiene una copia de mi IFE en su computadora, de algunos trámites que hice unos meses atrás en esa misma sucursal, es la de quien ve por primera vez a alguien.
-¿Tienes una identificación oficial?
- Se la llevaron con mi cartera.
-No te puedo dar tarjeta de repuesto. Necesito una identificación oficial. Aunque sea  una copia.
-Imprime la que estoy viendo en tu computadora.
-No se puede, porque si sale borrosa ya no es válida.
-¿Entonces?
-Necesito una identificación oficial. Pídela en recursos humanos a lo mejor ellos tienen una y me la traes.
Salí de la sucursal sintiendo que por un momento yo había desaparecido de la faz de la tierra. Que era un fantasma vagando por las calles de la ciudad. De regreso al taxi, de ahí a la oficina y un préstamo para pagarlo.
Al otro día temprano al IFE a sacar la credencial.
- Acta de nacimiento. Correcto. Comprobante de domicilio. Correcto. Identificación oficial.
- Me la robaron, pero traigo mi pasaporte que venció hace unos meses.
- No sirve.
-La cartilla militar.
-Le faltan resellos. No sirve.
La empleada me mira. Como si fuera transparente y entonces en su afán por dar un buen servicio me pregunta.
-¿Hace cuánto que tramitó su credencial del IFE?
-Hace seis meses.
-A lo mejor el sistema aun tiene sus huellas digitales y no hay problema, pase, haga el trámite.
Todo va bien, toman la foto, corroboran mis datos, y de pronto la cara del hombre del otro lado del escritorio se pone seria y yo vuelvo a desaparecer.
-No, el sistema no tiene ya sus huellas dactilares. Va a tener que traer una identificación oficial.
Vuelvo a la muestra de las identificaciones que llevo. No, ninguna sirve. Solución.
- Traiga a dos testigos que tengan credencial del IFE y que sean de la misma delegación que usted, de preferencia del mismo sector.
Regresé a casa pensando en la ineficiencia del IFE, a seis meses de distancia de haber tramitado una credencial ya no existen los datos en sus archivos para reponer la credencial, por lo que cualquiera puede sacar una credencial falsa. Si no existe una base de datos para cruzar las huellas dactilares de la persona que está solicitando una nueva credencial,  entonces ¿quién es capaz de poner la mano en el fuego ante tal debilidad del sistema?, no nos sorprendamos cuando  en las próximas elecciones, como siempre, voten los muertos y se hagan carruseles de votantes comprados.
Si en ese momento, por causas naturales o no, hubiera tenido un accidente, a pesar de llevar un pasaporte vencido y la cartilla militar, al no tener una identificación oficial  vigente, ¿qué habría sido de mí? ¿Hubiera sido calificado como desconocido?
En cuanto al banco, solicité al área de recursos humanos  de mi empresa una copia de mi IFE, la cual se iban a tardar en buscar y ver si la tenían, para mandármela a mí correo electrónico. Entonces solicité una carta en la que estableciera que yo era yo, que laboraba en la empresa, que es al mismo tiempo dueña del banco con fecha del día en que se expidió. Me dirigí al banco carta en folder.
Al llegar a la sucursal la carta no era buena, ni suficiente, a fuerza tenía que ser el IFE. Pregunté qué pasaría si el área de recursos humanos tuviera en efecto una copia de mi credencial para votar, porque en ese caso sería de una credencial vencida y sustituida a principios de año. En ese caso el banco no tenía problema, pero a fuerza tenía que tener una copia de la credencial a pesar de que estuviera o no vencida. Para mi suerte, antes de regresar a mi oficina a esperar el correo de si tenían o no mi credencial, surgió un ejecutivo sensato que dio validez a la carta y reconoció que mi cuenta estaba abierta en esa sucursal. Tuve mi tarjeta de nómina una vez más y con ello aparecí un poco por lo menos para subsistir, aunque oficialmente siguiera desaparecido.
Felizmente, conseguí a los dos testigos sin mayor dificultad y al otro día regrese a la oficina del IFE, para recuperar mi identificación oficial y con ella aparecer en el mundo de nuevo a partir del mes de Octubre.


Publicado en la revista online palabrasmalditas.net Junio de 2012
Imagen:bw-color.com