Acerca de encuentros cercanos, muy cercanos del cuarto tipo y más.
Armando Enríquez Vázquez
Íncubos y súcubos, esos diablillos calenturientos, han
estado presentes en el colectivo humano desde siempre, disfrutando de los
mortales, aprovechándose de sus carencias y soledades, satisfaciendo fantasías,
al parecer propias y ajenas, por lo general haciendo pensar a sus víctimas que
aquello que conocemos como sueños húmedos es algo más, volviendo locas a
cuerdas y hasta procreando híbridos con ellas.
¿Por qué sí existen los súcubos y los íncubos y la etimología de ambos según la
academia es muy clara en cuanto a su función: Uno yace debajo (súcubo) y el otro
yace encima (íncubo), andan, entonces, jugueteando y toqueteando a los
humanos y humanas en lugar de hacerlo entre ellos? Entiendo que en el mundo
espiritual no haya mucho de donde agarrarse,
pero algo divertido ha de tener creo yo.
O tal vez, es una especie de perversión en su mundo, plano
astral, realidad o como quieran llamarle, como la zoofilia lo es en este. El
caso es que a lo largo de la historia de la humanidad al parecer, estas
presencias o seres siempre han estado listos y dispuestos para, como dicen por
ahí, coger lo que en España se tira. Desgraciadamente, en estas épocas
de tanta gente sola, al parecer los íncubos y súcubos, bautizados por el más
popular nombre de fantasmas son más que bienvenidos en las camas de solteronas
y solitarios y siguen disfrutando de las muy físicas carnes de hombres y
mujeres alrededor del Planeta. Incluso se cuenta de un ser en Zanzíbar llamado Popobawa que viola a todos aquellos que
dudan de su existencia.
De acuerdo con los conocedores; estas uniones pueden llevar
a la procreación de otros seres por lo general descritos como débiles,
enfermizos y sin embargo Merlín, el famoso mago de la saga del Rey Arturo, era
el hijo de íncubo y una prostituta, según alguna tradición. Lo que olvida decir la tradición es sí el
íncubo tuvo que pagarle a la dama de la noche o si aprovechándose de su estado
incorpóreo no sólo abusó físicamente de la mujer, si no también económicamente.
Creo que hasta el famoso Espíritu Santo podría entrar dentro de la categoría de
los íncubos, por lo que otro hijo famoso de este tipo de uniones sería Jesús,
que tampoco tuvo nada de enfermizo, ni de débil.
Pero antes de cometer una herejía me detendré y no seguiré
adelante con ese tema en particular. (Vale la pena decir, que sí tratara de cualquier
otro profeta, perteneciente a otra religión, la tolerancia católica hace siglos
que le hubiera caído encima a difamaciones, quemando a sus seguidores en leña
verde por ser hijo de íncubo)
Se nos ha hecho creer que aquellos que han tenido este tipo
de encuentros cercanos espirituales, pero muy carnales a la vez, por lo general
quedan traumados, como si hubieran sido víctimas de una violación, lo que suena
muy lógico. Ese no es el caso de una mujer en Indiana, que afirma que desde el
primer momento que sintió la cercanía de un ser extraño que se aproximaba a
tocarla lo incitó a continuar con el manoseo, si se puede llamar así. Hasta que
una noche literalmente, el espectro se le metió de lleno a la cama y la hizo
tener la experiencia sexual más maravillosa y satisfactoria de su vida. La
mujer de 51 años, en su testimonio asegura que
desde que inició su vida sexual 30 años antes, nunca había tenido una
relación similar. Lo cual entonces me lleva a hacerme muchas preguntas,
sobretodo sobre la soltería de la buena mujer.
Pero entonces encontré algo más desconcertante: la palabra espectrofilia, o sea, bueno ya me
imagino que se imaginan lo que significa, y que además hace que la buena mujer
Indiana no pase por loca en este mundo. De acuerdo con algunas fuentes los
espectrofílicos, dejan ventanas y abiertas de sus recamaras con la esperanza
que algún espíritu entre en ella o él. Lo cual me parece ilógico porque al ser espíritus,
entiendo que pueden atravesar la materia. Entonces, ¿a qué o quién están
esperando que entre por puertas y ventas?
Ahora resulta que además de existir, cazafantasmas a lo
ancho y largo del mundo, también existen otro tipo de buscadores de seres etéreos
con fines mucho más recreativos. Y la clasificación del mundo espiritual ha
cambiado a presencias malignas, presencias benignas y presencias cahondonas. Me
parece necesario añadir que sí alguna espectrofílica está leyendo esto, no está
de más que le pida a su amigable fantasma que use condón, porque les recuerdo
que estos seres pueden llegar a embarazar a las mujeres, me imagino la incómoda
situación que debe ser tratar de explicar el embarazo no desado y además
provocado por un íncubo. Debe ser terrible y muy desgastante terminar con un
ser casi retrasado y débil en la cuna, y mucho peor el terminar amamantando a
Merlín o al fundador de alguna religión universal.
Sin embargo como
muchas veces sucede con los cazafantasmas, los amantes de los fantasmas pueden
llevarse chascos que los regresen a la realidad, como le sucedió a un hombre en
Tasmania, al que llamaremos John. ¿Por qué nadie en Internet quiere revelar su
nombre? Ya basta de tantas ambigüedades en este texto. John tenía la idea de
que algún espíritu chocarrero andaba jugueteando en su cocina, al parecer John encontraba
muchas cosas por el suelo del lugar, por
lo que un día decidió dejar una cámara grabando en la cocina en busca de un
fenómeno paranormal. Como suele suceder en estos casos, John descubrió que la
verdad no siempre se oculta allá afuera y que el enemigo muchas veces está en casa.
Las únicas actividades extra normales que captó la cámara de John fue a su
mujer teniendo relaciones sexuales con su hijo, pero no se alarmen no fue
incesto, porque era hijo de John, no de ella. El hijastro tiene 16 años. La
mujer, a la que omito ponerle nombre porque donde le atine ya me gane alguna
demanda, se limitó a admitir ante el juez que ella siempre había pensado que la
edad para tener sexo consensuado era de 16 años y por eso lo había hecho ya
varías veces con el muchacho, pero que estaba realmente arrepentida. Al joven,
por lo visto, no le quedó admitir más qué quería mucho a su madrasta y su
cercanía con ella. Por su parte, creo que John ya no está preocupado por
fantasmas y tal vez nunca más vuelva a creer en ellos. Desde hoy se atiene al
viejo dicho de; yo no le temo a los muertos si no a los vivos. Lo que en su
caso más que temor será sospecha.
Pero en el terreno de las parafilias me acabo de enterar que
también existe la exofilia. Los que tienen esta filia se sienten atraídos por
extraterrestres de cualquier raza, robots, los personajes de Star Trek y me imagino tienden a ser un poco nerds. Sin
duda que ante las perspectivas sexuales que tiene su vida, deben vivir bajo la
máxima: El sexo está allá afuera.
Sí algo me queda claro de todo esto es, sin duda, que en
gustos se rompen géneros, especies,
líneas de tiempo y hasta planos astrales.
publicado en palabrasmalditas.net julio de 2013
imagen: Debbie III de H.R. Giger
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