Desde la llegada de Enrique Peña Nieto a Los Pinos, hace dos años, el leitmotiv de la administración federal ha sido Mover a México a través de las reformas estructurales.
Armando Enríquez Vázquez
Las reformas se llevaron a cabo gracias a un Pacto por México que firmaron los principales partidos políticos, y según el gobierno del país este pacto constituía la primera etapa para lograr un crecimiento que no se ha dado aun.
Lo que nunca vislumbró el gobierno fue que su idea de Joder a México los iba a llevarse a joderse ellos mismos y mantener un país inmóvil y sin crecimiento.
Las reformas, que tardaron un año y medio en aprobarse, están a punto de fracasar y no porque no fueran bien fundamentadas, si no porque lo que llevó a las autoridades a formularlas no fue el interés de la nación sino los intereses personales, los de grupo y las alianzas con diferentes empresarios, nacionales y extranjeros.
Es claro que jamás veremos reducciones en los precios de la gasolina o de la energía eléctrica. Pero también está claro que gracias al Fracking y al gas Shale, México está muy lejos de ser la potencia en materia de producción de energía que nos quieren hacer creer, porque esa potencia es ya Estados Unidos. Por que la reforma omitió atacar la corrupción del sindicato petrolero.
En materia de telecomunicaciones lejos de desalentar el duopolio, la reforma se concentró en atacar a Carlos Slim y buscar cómo promover negocios en telefonía e internet para las compañías afines a la oligarquía política de nuestro país.
Una reforma fiscal que propone el regreso del terrorismo fiscal, al que tan acostumbrado nos tenían los priístas del salinismo y del zedillismo.
Una reforma educativa que ha sido opacada por un par de sindicatos que continúan secuestrando las aulas y el futuro de México, de la misma forma que en tiempos de la maestra Elba Esther, o peor aún de su mentor Carlos Jongitud Barrios. A su idea de modificar planes de estudio a conveniencia de empresarios, el gobierno jamás intuyó la actitud contestataria de los alumnos del IPN y de las normales rurales, instituciones fundadas en un México revolucionario en busca de la igualdad
Las reformas obviaron un tema que los políticos son incapaces de ver; la corrupción. Triste realidad mexicana, más aún cuando el mismo presidente Enrique Peña Nieto se refiere a la corrupción como un problema cultural, y como tal la asume y la acepta. Y bajo ese patrón cultural parece fundar su gobierno y el espiritú de sus colaboradores.
La comunidad internacional, sin embargo no cree que la corrupción sea un asunto cultural y por lo mismo comienza a dudar de la capacidad del gobierno federal para llevar a México a un futuro mejor. La Unión Europea ha expresado sus dudas para renovar el tratado de libre comercio con nuestro país y el tema se ha convertido en lugar común de la prensa internacional.
Porque esa corrupción permitida y asumida es la responsable a través de la infiltración del crimen organizado en los gobiernos locales y federal de hechos como la masacre de Ayotzinapa o la inseguridad y falta de un estado de derecho en estados como Michoacán o el Estado de México donde el número de feminicidios es el más alto en la historia de nuestro país. Porque corrompe a los tres poderes de la nación, legisladores locales federales, lo mismo que jueces de los dos ámbitos se prestan a los caprichos y necesidades de los criminales.
En el caso de la trata de personas a diferencia del narcotráfico, no existe en México detención de nadie, a ningún nivel y sin embargo la desaparición de personas y la aparición de cadáveres de mujeres en el Estado de México se encuentra documentada a nivel popular en las paredes del metro, las alertas Amber en las pantallas de los canales oficiales y en las primeras planas de los diarios rojos de la zona metropolitana de la Capital de la República.
Por eso y porque no existe claridad en los negocios que permite el gobierno. Baste un par de ejemplos; la licitación del tren rápido que va de la Ciudad de México a Querétaro, y la nada transparente venta del club de futbol Querétaro propiedad de Oceanografía, una empresa que defraudo al estado, a un grupo de comunicaciones que ha apoyado al gobierno de Peña Nieto de manera más abyecta que la propia Televisa, es muy dificil que este gobierno logré la buena imagen necesaria para lograr la confianza interna y del extranjero que hagan que esas reformas funcionen y por lo tanto que este sexenio lo haga. Finalmente creo que el sexenio de Peña Nieto habrá de sumarse a los gobiernos desperdiciados en nuestro país que sólo han servido para enriquecer a los funcionarios y sus amigos.
publicado en blureport.com.mx el 23 de octubre de 2014
imagen: torse.co.uk
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