Sweet Tooth es una reflexión sobre los limites y los peligros que desde ciertas áreas de la ciencia implica jugar a ser Dios.
Armando Enríquez
Vázquez
La serie de Netflix, Sweet Tooth, está basada en un
comic homónimo muy exitoso escrito e ilustrado por el artista canadiense Jeff
Lemire. El nombre de la serie y del comic proviene del desmesurado gusto de los
híbridos por la comida dulce.
La historia como es digna de estos tiempos de pandemia trata
de un virus que acaba con la sociedad como la conocemos y merma de manera
considerable a la población humana. Al mismo tiempo que surge la pandemia,
comienzan a nacer unos niños híbridos con características de animales salvajes.
Como clara respuesta frente a lo nuevo, los seres humanos creen que estos niños
son causa de la enfermedad y un peligro para los humanos.
La serie inicia con un hombre (Will Forte) huyendo a la zona
más profunda del Parque Nacional de Yellowstone para esconder al pequeño Gus un
bebé con características de ciervo. Durante los siguientes once años ambos
personajes vivirán ocultos en el bosque, el padre de Gus le enseña todo lo que
un padre le puede enseñar a un hijo. Hasta que como es de esperarse son
descubiertos por el grupo conocido como Los Últimos Hombres, encargados
de cazar híbridos para experimentar con ellos y eliminarlos.
El padre defiende a Gus internándose en el bosque y deja al
chico escondido en casa, al final regresa herido al lado del chico para morir y
prevenirlo de no salir jamás del cercado que rodea la casa donde vive. Antes de
morir le entrega a Gus las llaves de una caja que contiene la foto de la madre
de Gus que supuestamente se encuentra en Colorado. Gus (Christian Convery)
logra sobrevivir por un tiempo siguiendo las reglas que su padre le dictó antes
de morir, hasta que un día Gus muerde el anzuelo al seguir la pista de unos
chocolates que encuentra en el camino. Y
tiene que huir para siempre de su casa.
En el camino lleno de peligros para un hibrido, ingenuo que
no tiene idea cómo funciona la nueva estructura humana, Gus conoce a Tommy
Jepperd (Nonso Anozie) ex jugador de futbol americano profesional, convertido
en caza recompensas para Los Últimos Hombres, quién al conocer y
descubrir que Gus habla y es humano, cambia de posición y decide ayudar al
hibrido a llegar a Colorado.
En paralelo corren otras historias; la del médico Adityia
Singh (Adeel Akhtar) y su esposa Rani (Aliza Vellani) ella sufre del virus y el
médico gracias a un suero que prepara una doctora que trabaja para Los
Últimos Hombres ha logrado mantener a su esposa sin que desarrolle
totalmente la enfermedad, ocultando así su condición a sus vecinos, la escasez
de híbridos y la renuncia de la doctora obliga al general Abbot (Neil
Sandilands) a eliminar a la doctora y sustituirla con Singh que a pesar de
todas sus creencias no podrá evitar el experimentar con los híbridos para
salvar y encontrar la cura de su amada
Rani.
Y también está Aimee (Dania Ramírez), una siquiatra,
introvertida y solitaria que escapa a la pandemia encerrada por meses en su
oficina y después resguardándose en el viejo edificio del zoológico, hasta que
alguien deja a las puertas del zoológico a una pequeña hibrida, a la que Aimee
termina adoptando, criando y llamando Wendy. Pero como en el caso de Gus Los
últimos hombres descubren a Wendy y el refugio de híbridos que Aimee ha creado
recibiendo a todos los híbridos que llegan hasta ella, hasta que la llegada de
los Últimos Hombres la obliguen a abandonarlo todo separada de todos los chicos
híbridos que la acompañan.
Esta Bear (Stefania LaVie Owen) una joven que después de
perder a sus padres y hermana crea un grupo de desheredados que defiende a los
híbridos, pero que tras rescatar a Gus es destronada por sus compañeros y se ve
obligada a huir junto con Gus y Tommy Jepperd.
El guión es una muy buena adaptación y me parece que esta
bien pensada para producir las siguientes temporadas. Una clave para lograr una
serie atractiva son la dirección y las actuaciones y en Sweet Tooth son
impecables, desde Will Forte en el papel del padre Gus, la gran actuación del
pequeño Convery que le imprime al personaje del niño ciervo, toda la inocencia,
candidez e ingenuidad de un ser que ha crecido sin contacto humano. La cara de
pesadumbre de Singh, la dureza de Jepperd y la siniestra maldad de Abbot están
perfectamente desarrolladas para crear una saga memorable. Las tramas paralelas
que terminan por juntarse; Gus, Wendy y los demás hibridos. Tommy Jepperd y
Aimee resultan un buen cliffhanger para esperar la segunda temporada.
La historia sirve como siempre en le caso de historias de
seres diferentes físicamente para hablar de los miedos de los occidentales por
lo que no se parece a un hombre blanco, algo que desde los tiempos del
surgimiento de la iglesia católica apostólica y romana se ha vuelto base para
justificar sus miedos y los crímenes que su complejo de inferioridad provocan.
Sobre el racismo y el clasismo.
También como en el caso de Utopía de la que escribí
hace poco, Sweet Tooth es una reflexión sobre los limites y los peligros
que desde ciertas áreas de la ciencia implica jugar a ser Dios. En Sweet
Tooth la aparición simultanea del virus y los híbridos parece ser una
metáfora de que los caprichos científicos pueden de manera inesperada resultar
en el final del mundo como lo conocemos. Vale la pena ver esta serie que a
diferencia de Utopía que es una descarnada y aberrante distopia, Sweet Tooth
parece un enfermo cuento de hadas, pero un cuento a final de cuentas.
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