A principios del Siglo XX iniciaba el futbol americano profesional, había mucho corazón, huesos rotos y sangre en los pioneros y en este caso mucha sangre en común.
Armando Enríquez Vázquez
Cuando en 1881 Teodoro Nesser llegó a los Estados Unidos a trabajar
en el ferrocarril, dejando en Alemania a su esposa y cinco hijos,
buscando el bienestar de toda la familia, jamás imaginó que sus hijos
serán uno de los espectáculos más famosos de su época en un deporte
completamente nuevo. Al año siguiente de su llegada, Teodoro pudo
mandar los pasajes de barco para la familia. Él se dedicó al diseño y
fabricación de calderas para los trenes. En 1887 la empresa para la que
trabajaba modificó sus diseños lo suficiente para poder patentarlos por
su cuenta sin el nombre del migrante alemán, por lo que Teodoro renunció
a su puesto y estableció un negocio de plomería, al mismo tiempo,
Teodoro había aumentado a los integrantes de su familia con cinco hijos
más.
Como niños y adolescentes los hermanos Nesser jugaban de manera ruda y
sus juegos terminaban cuando alguno de ellos finalmente sangraba, la
madre, entonces, rompía el palo de la escoba en la espalda del
responsable de la salvajada. Con el tiempo la mayoría de ellos termino
trabajando en la compañía ferroviaria de Pensilvania, como alguna vez lo
hizo su padre y jugando el deporte más violento de la época; futbol
americano, diez horas de trabajo diarias más cincuenta minutos para
comer y entrenar. Ninguno de los Nesser fue a la Universidad, con
dificultades terminaron la instrucción secundaria, pero a algunos de
ellos las universidades les ofrecieron becas para jugar con sus equipos
de futbol americano, que rechazaron.
Al, John, Ted, Fred, Ray, Phil y Frank fueron los siete hermanos de
ocho que se dedicaron a jugar futbol de manera profesional: solo uno de
los hermanos Nesser, Pete, a pesar de ser el más corpulento con más de
150 kg de peso, jamás le encontró el encanto al juego y se dedicó la
mayor parte de su vida a como en un principio lo hizo su padre a la
construcción de calderas para trenes. Ese era el oficio familiar y casi
todos los Nesser trabajaron en la fabricación de calderas para trenes a
excepto de uno que era herrero y el menor de los hermanos, Ray, que
trabajó como policía toda su vida.
Los Nesser tuvieron mucho éxito en el futbol americano principalmente
por su corpulencia y estatura, además de su brutalidad para jugar. En
aquellos años el futbol americano además de ser un deporte rudo, carecía
de las protecciones que tiene hoy, los cascos eran simples sombreros de
cuero, y además no todos los jugadores lo usaban, no existían las
riñoneras, ni las hombreras, tampoco las reglas para proteger al
jugador que existen actualmente. Existieron jugadores que sufrieron
lesiones graves en el emparrillado y hasta los que murieron practicando
el juego. Knute Rockne, un legendario jugador de futbol y después
entrenador de la Universidad de Notre Dame, comparaba el ser tacleado
por uno de los Nesser con caer de un tren en movimiento.
Todos los hermanos Nesser jugaron en un equipo llamado Columbus
Panhandles, de la ciudad de Columbus en Ohio. Ohio fue en muchas formas
la cuna del futbol americano profesional y sobretodo fue la cuna de la
NFL. Algunos de los Nesser como Ted y John jugaban desde principios del
siglo XX en diferentes equipos, principalmente en los Tigres de
Massillon. En 1907 Joe Carr, quien dos décadas después sería comisionado
de la NFL y el que fortalecería a la liga. Formó el equipo de futbol
americano de la Columbus, básicamente con hombres de la compañía
ferroviaria en la que el mismo trabajaba como Maquinista, además de ser
un columnista deportivo en uno de los diarios locales de Columbus. Carr
amaba los deportes y ya había tratado de organizar un equipo de beisbol
en la empresa. Cinco años antes ya había hecho un primer intento por
organizar un equipo de futbol americano, pero el equipo sólo pudo jugar
dos partidos antes de desaparecer en el olvido. En 1907, Carr, sabía que
debía conseguir algo que llamara la atención de los habitantes de la
ciudad. Los Panhandlers de Columbus, que era el nombre de su equipo,
encontrarían lo que necesitaban en los patios y talleres de la compañía
ferroviaria; a los hermanos Nesser. Los Nesser eran un espectáculo por
lo bueno que eran, lo rudo y el que eran siete hermanos jugando para un
mismo equipo. Los Nesser rompieron muchos huesos y acabaron con muchas
carreras de estrellas de aquellos tiempos. A Ted Nesser le rompieron
ocho veces la nariz, la última vez el médico le dijo: “Ted, ya no voy a
acomodar esa nariz, de cualquier forma te la van a volver a romper.” Ted
bromeaba con el asunto y decía que sólo él y Knute Rockne tenían la
nariz esparcida por toda la cara. En 1909 el entrenador de Texas
A&M, temiendo perder con su eterno rival la Universidad de Texas,
contrató a Ted Nesser, que sin haber estudiado en una universidad tomó
su lugar en la banca con el uniforme de Texas A&M y aunque el
entrenador no tuvo la necesidad de utilizar a Ted, le pagaron los
doscientos dólares acordados. Tambien se cuenta la historia de que
alguna vez Ted jugó con dos fracturas expuestas en el brazo, porque
sintió que sus hermanos, o sea el equipo lo necesitaban.
Brutalidades aparte, se dice que los Nesser eran muy buenos
jugadores y algunos excepcionalmente buenos, como Frank de quien se dice
que es uno de los más grandes pateadores de despeje que ha existido,
con patadas hasta de 70 yardas de largo: Una leyenda dice que cuando
iban a Canton a jugar contra el equipo de Jim Thorpe, Frank y Thorpe se
ponían en los extremos del campo a patearse balones y atraparlos. A Ted
se le atribuyen la invención de algunas jugadas, como la patada corta.
De Raymond, el más joven de los hermanos y del que se sabe que jugó
solo algunos juegos para convertirse después en policía, pero de acurdo a
una de sus sobrinas en uno de los juegos en los que participo Raymond,
éste se esguinzó el tobillo, rápidamente le untaron ungüento, le
volvieron a poner la calceta y el zapato y a jugar. Al finalizar el
juego era tal la inflamación del tobillo de Ray que al quitarle la
calceta parte de la piel se desprendió de su pie.
Así era el futbol entonces y a pesar de tanta violencia la mayoría
de los Nesser jugaron con los Panhandlers hasta su desaparición en 1922.
Llegando todos a ser parte del los inicios de la NFL. Incluso en algún
momento en la panhandlers juagaban los siete hermanos, Ted era además
el entrenador del equipo, y jugaban también su hijo Charles, siendo la
única ocasión en la NFL que un padre y un hijo han jugado al mismo
tiempo en el mismo equipo, un sobrino y el cuñado. Siendo realmente un
equipo familiar. Con la desaparición de los Panhandlers 4 de los Nesser
se retiraron. Entre ellos John quien por décadas mantendría el record
del jugador de mayor edad al retirarse con 46 años, esa marca sería rota
por el legendario jugador de los Raiders de Oakland, George Blanda.
Además se dice que Teodoro el padre servía como aguador del equipo y su
madre lavaba y planchaba todos los uniformes del equipo, lo cual de
alguna manera parece ser cierto, con toda la familia alineando en el
equipo.
Por su parte Al jugaría diez años más hasta 1931 siendo partes de
equipos como los Bulldogs de Cleveland, los Indios de Akron, las
Panteras de Cleveland, los Gigantes de Nueva York y los Indios de
Cleveland algunos olvidados equipos de la NFL y otros de la primera Liga
Americana, rival de la NFL.
Fuera del emparrillado se dice que Phil era tan bueno para las
matemáticas que durante años enseñó en la preparatoria principal de
Columbus, hasta que se descubrió que Phil jamás había ido a la
universidad y que de hecho su educación formal llegaba solo hasta cuarto
año de primaria.
Algunos de los Nesser incursionaron en otros deportes. Fred fue
boxeador profesional y contendiente al campeonato de pesos completos
hasta que una fractura en la muñeca lo retiro del boxeo, Frank jugó
beisbol en las ligas menores de Ohio y Phil fue campeón de lanzamiento
de martillo.
Lo más curioso de la historia de los Nesser, es que el futbol
americano, ese deporte al que dedicaron buena parte de su juventud, los
haya olvidado. Hasta la fecha, ninguno de los hermanos ha sido incluido
en el Salón de la Fama del Futbol Americano. Según recuerda una de las
sobrinas, hija de una de las hermanas Nesser, sus tíos jamás le dieron
importancia a ese hecho y siempre se limitaron a recordar y disfrutar
juntos de las memorias de los viejos tiempos.
Imagen columbuslibrary.org
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